DIARIO DE UN CONFINADO

Usted me perseguía

photo_camera Rodrigo Cota se reencontró con su hermano Leopoldo en Ciudad de México en 2017. P.S.

10:00 
Hay un complot familiar para impedirme desayunar. Por segunda mañana consecutiva no hay pan. Como sigamos así mi hijo y mi señora acabarán la cuarentena hechos unos barriles y yo hecho un figurín. 


11:00 
Ana Pastor está ya en perfecto estado de revista. Hablé con ella para felicitarla ayer, pero aún no había escrito lo mucho que me alegro. Es la voz sensata de su partido en Madrid y además me cae bien, así que me sobran los motivos para celebrar su recuperación. Ojalá muchos y muchas puedan seguir el mismo recorrido y curarse pronto. 


11:45 
Me acuerdo, no sé por qué, de mi padre, Leopoldo Aquilino, que me llevaba cuarenta años, y nació en 1926. Tenía una docena de añitos cuando acabó la primera Guerra mundial y ocho tras declararse la llamada gripe española que mató sólo en España a unas 200.00 personas y a más de 50 millones en el mundo entero. Le tocó una época desastrosa. Vivió luego la Guerra Civil, la Dictadura, la Guerra Fría, la emigración forzada, primero en Nueva York y luego en México. Fue la suya una generación que sufrió tiempos infernales. 

Me pregunto qué nos diría ahora. Sus últimos años los vivió con cierta indiferencia, imagino que convencido de que por mal que fueran las cosas nunca serían peores que las que le tocaron a él. Le preocupaban sus hijos y sus nietos, claro, pero creo que murió convencido de que pese a los reveses todo iría siempre a mejor, y tenía razón. Tenemos los antibióticos que no existían en su infancia, tenemos un sistema sanitario que ellos y ellas ni imaginaban, tenemos gobiernos supuestamente democráticos. 

El caso es que lo que nos toca ahora, si lo ponemos en perspectiva y lo adaptamos a este tiempo no es mucho mejor. No creo que mi padre imaginara que a los pocos años de morir, a sus amados y amadas nietas les tocara vivir una pandemia. Sé que estaría indignado hoy si escuchara cosas que se dicen o leyera cosas que se escriben hoy. Creo que imaginó para nosotros un porvenir más o menos cómodo, ya no digo placentero. 


15:30 
Lo que está ocurriendo en todas partes, también aquí, es que los gobiernos se enfrentan al coronavirus como buenamente pueden. Los que han tratado de ignorarlo acaban por enfrentarse a él. Les pasa como a un amigo mío que con su primera nómina se compró un Toyota Corolla rojo. A los dos días de estrenarlo vio que detrás de él venía una patrulla de la Guardia Civil y el hombre empezó a acelerar. Los guardias aceleraron también y aquello se convirtió en una persecución cinematográfica hasta que mi amigo se estrelló a toda velocidad al tratar de pasar por encima de una rotonda. Se bajaron los beneméritos, registraron el coche de arriba abajo, llamaron por la radio para ver si el chaval tenía antecedentes, lo cachearon y no encontraron nada. Finalmente uno de los guardias le preguntó por qué escapaba. "Porque usted me perseguía", dijo. 


17:35 
Me llama mi hermano, que está que se sube por las paredes. Acostumbrado por su trabajo a recorrerse medio país un par de veces al día, lleva fatal el encierro. Me dice que está haciendo teletrabajos que nadie le pidió porque a él le encanta trabajar y así ocupa parte del tiempo. Hace ejercicio en casa, ve algunas series y con todo y eso se agobia. Le sugiero que cocine con calma, que también le gusta cocinar y me dice que ya, que ya lo hace. Le digo que me llame cuando se aburra y me dice que sí, que es lo que está haciendo en ese preciso momento. No sé qué más sugerirle. Es difícil. Esta situación está poniendo a prueba a mucha gente, sobre todo a los que como él o mi hijo están acostumbrados a moverse y a salir. Lo más que puedo hacer es despedirme dándole todo el ánimo del mundo y mandarle un abrazo tremendo. Los que somos más sedentarios, pienso, lo llevamos mucho mejor. 


19:15 
El virus se extiende ya por Sudamérica y África. Da miedo lo que puede pasar en algunos países que no tienen medios para luchar contra él, ni un sistema sanitario capacitado para enfrentarse a esta situación. Si en lugares como el nuestro están pasando cosas como las que vemos y escuchamos a diario, no quiero ni pensar lo que puede ocurrir por ahí adelante. 


21:00 
Por aquí, nada nuevo, Los partidos de la oposición siguen dando la tabarra al gobierno. Veo en redes sociales a malnacidos que se alegran de los positivos de dos ministras o de Esperanza Aguirre. No sé qué pasa por la cabeza de alguna gente. Este bicho está sacando lo mejor de muchos y lo peor de unos pocos. Estar todo el día quejándose y amargándose no me parece sano. Alegrarse del positivo de alguien es directamente para pedir ayuda siquiátrica. Afortunadamente, la gran mayoría de las personas son buena gente. Y luego están los otros, los que se pasan el día asomados al balcón buscando a alguien que se salta las normas para denunciarlos, como si no tuviéramos ya las calles llenas de policías y militares que son los que deben encargarse de esa tarea.

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