Los vecinos reciclaron 73,8 toneladas de biorresiduos desde que se instalaron los primeros composteros

El Concello calcula que 2.200 personas usan ya alguno de los diez centro de tratamiento de restos de comida situados en al ciudad

Imagen de un compostero comunitario ubicado en Camiño de Ferro, al lado de la Cidade de Pedra y frente a las vías de ferrocarril. RAFA FARIÑA
photo_camera Imagen de un compostero comunitario ubicado en Camiño de Ferro, al lado de la Cidade de Pedra y frente a las vías de ferrocarril. RAFA FARIÑA

Los vecinos de Pontevedra han reciclado 73,8 toneladas de restos de comida desde que se instalaron los primeros composteros comunitarios, hace 661 días. Los denominados biorresiduos comenzaron a tratarse en centros específicos en julio de 2016 con la puesta en marcha de tres complejos situados en Monte Porreiro, concretamente en las calles Alemaña e Italia y en la Praza de Europa. A ellos se les sumaron otros siete en distintos puntos: en enero de 2017 se estrenó el ubicado al lado de la Facultade de Ciencias Sociais y el resto, el de Forestais, los dos de Eduardo Pondal, el de San Brais (Salcedo), el de Camiño de Ferro y el de Ponte Boleira, se abrieron este mismo año.

El Concello calcula que 2.200 personas usan ya alguno de estos diez composteros comunitarios. La mayor parte de ellas, unas 800, utilizan los que hay en Monte Porreiro, un barrio que logró paralizar el despliegue de más unidades de este tipo al no estar de acuerdo con la ubicación elegida por los técnicos.

El Gobierno local se mantiene la promesa de bajar el recibo de la basura si el sistema se aplica en territorios completos, como Monte Porreiro

A pesar de este incidente, el plan piloto del compostaje sigue avanzando, aunque a un ritmo más lento del esperado. La concejala de Residuos, Carme da Silva, aseguró que el uso de las instalaciones es «elevadísimo», sobre todo en los cuatro últimos complejos instalados en Pontevedra. Los dos composteros de Eduardo Pondal, el de Camiño de Ferro y el de Ponte Boleira han recibido 15,3 toneladas de restos de comida desde su inauguración, entre marzo y abril de este año. El de San Brais, en la parroquia de Salcedo, registró otras 2,7 toneladas de biorresiduos.

Una de las instalaciones más solicitadas se encuentra en Eduardo Pondal. Desde que se abrió, hace 50 días, la basura orgánica contabilizada alcanzó las 8,8 toneladas. Esta situación obligó al Concello a cerrar esta isla y a derivar a los vecinos hacia otros complejos de reciclaje. A mediados de este mes se calcula que se obtendrá la primera remesa de compost, que se repartirá entre los residentes del lugar y que también se usará para mejorar los jardines y plantar árboles en los terrenos que hay al lado del compostero.

¿Y qué se hace con el resto del abono natural? El Gobierno local se lo da a las personas que se han anotado en el plan de compostaje y también lo utiliza para fertilizar las áreas verdes y jardines del municipio. «Está a participar moita máis xente da que se apuntou nun principio», asegura Da Silva.

La edil de Residuos también informó de que el compost obtenido del proceso de reciclaje de los restos de comida es de clase A, esto es, de máxima calidad. También informó de que en algunos muestreos se están encontrando restos de zinc procedentes de las barras metálicas de algunos de los composteros, que desprenden este químico por las elevadas temperaturas que se alcanzan en el interior de estos recipientes cuando se trata la basura orgánica.

A pesar de la presencia de este elemento en algunas tomas, la concejala nacionalista recordó que no existe ningún peligro. En el caso del compost con presencia de zinc, su nivel de calidad se reduce un escalón, a clase B.

EL RECIBO. Da Silva se refirió también a la petición de la plataforma de vecinos pro compostaje, en la que están integrados colectivos y asociaciones de diversa índole, que reclaman una rebaja del recibo de la basura una vez se implante por completo este nuevo sistema.

«Cando a compostaxe se instale nunha zona na que se poida pechar o ciclo, a idea é baixar o recibo», recordó la edil de Residuos, que explicó que esta circunstancia ya estaba prevista en áreas como Monte Porreiro, que es un barrio. La reducción de la factura se haría a través de una modificación de la ordenanza fiscal, de la que también podrían beneficiarse los vecinos de las parroquias cuando el plan de reciclaje funcione a pleno rendimiento.

Otro de los compromisos que el Gobierno local ha tratado con los vecinos es la puesta en marcha de nuevas campañas informativas para explicar a la ciudadanía en qué consiste el compostaje, un sistema que a medio y largo plazo obligará a todos los pontevedreses a reciclar sus restos de comida: sea a través de composteros comunitarios, individuales o contenedores de basura específicos.

La plataforma pro compost, cuyo portavoz es Carlos Diéguez, que a su vez preside la Asociación de Veciños O Mirador de Monte Porreiro, también reclama más flexibilidad en el horario de los maestros composteros, que son los encargados de que estas instalaciones funcionen correctamente y de aclarar las dudas que puedan tener los usuarios.

En la actualidad, estos profesionales trabajan en horario de mañana, similar al de los funcionarios. La posibilidad de que lo hagan en turno de tarde será estudiada. Para ello, el Gobierno local deberá negociar con la Deputación, que es la Administración a la que están vinculados estos trabajadores.

Por otra parte, el sistema de compostaje individual, que supondrá el reparto de unidades para todas las casas con huerto de Pontevedra, situadas mayoritariamente en el rural, podría retrasarse de mayo a junio. La idea es que el despliegue empiece en Salcedo y Tomeza.

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