Vecinos de San Mauro presentan 270 firmas contra el cierre del atrio

Solicitaron una entrevista a los responsables en asuntos patrimoniales del Arzobispado y al alcalde
GON Sin hora. Atrio de la capilla de San Mauro lleno de coches y bolardos de metal instalados en una de sus entradas (en el futuro tendran cadenas para cerrar el paso a los coches), jueves, 28 nov · 16:00–17:00
photo_camera Bolardos metálicos en uno de los acceso al atrio. GONZALO GARCÍA

Vecinos del barrio de San Mauro presentaron ante el Arzobispado, la Dirección Xeral de Patrimonio y el Concello un escrito, avalado por 270 firmas, en el que manifiestan su rechazo a la decisión de la autoridad eclesiástica de cerrar el atrio en el que está situada la capilla en la que los creyentes veneran la imagen del santo valedor de las enfermedades reumáticas.

Además, los promotores de la recogida de firmas solicitaron una entrevista a los responsables en asuntos patrimoniales del Arzobispado y al alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, con la intención de exponerles los argumentos en los que basan su oposición a la colocación de bolardos y cadenas que impedirían el paso y el estacionamiento de vehículos en el denominado ‘campo de San Mauro’.

Uno de los motivos por los que rechazan la peatonalización del atrio apunta a la existencia en el recinto de dos "casas centenarias, incluso anteriores a la construcción de la capilla", que tienen entrada de garaje.

"Los terrenos del atrio fueron donados por una familia del barrio para la construcción de la capilla", subrayan representantes del grupo de vecinos que promovieron la recogida de firmas.

La empresa BIC Materiales y Conservación, S.L. estaría a la espera de recibir los seis bolardos de piedra

El plan para cerrar al tráfico el atrio cuenta con el visto bueno de la Dirección Xeral de Patrimonio. La medida, reivindicada por un grupo de vecinos del barrio de San Mauro, está previsto que sea efectiva antes del próximo día 15, festividad del patrón.

La empresa BIC Materiales y Conservación, S.L. estaría a la espera de recibir los seis bolardos de piedra que cerrarían el acceso al atrio por la entrada situada en la parte más próxima al cementerio municipal. De esta forma, solo podrían entrar los vehículos de servicios religiosos que se celebren en la ermita (en la actualidad solo funerales). En este caso, los coches fúnebres accederían al recinto por la entrada más cercana al pequeño templo, que tendría una cadena sujeta en sus extremos por dos bolardos metálicos.

La eliminación del tráfico sería el paso previo a la colocación del crucero que fue restaurado después de los destrozos que sufrió en distintas ocasiones tras ser derribado por diferentes vehículos. La cruz y el capitel ya habían sido recuperados en 2012, mientras que la rehabilitación de la vara tuvo que esperar varios años hasta que una compañía aseguradora se hiciese cargo del pago de los daños.

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