La víctima más joven del área de Pontevedra es un vecino de O Vao de 31 años

Golpe moral en el poblado poiense, justo cuando más de la mitad de los confinados supera el virus ►Al menos otras tres personas contagiadas por este brote están ingresadas aún en el Chup, según los vecinos

 

Participantes en el primer turno del cribado de O Vao. DAVID FREIRE
photo_camera Participantes en el primer turno del cribado realizado en O Vao el pasado mes de enero. DAVID FREIRE
Un hombre de 31 años de edad se convirtió el viernes en la segunda víctima de la pandemia más joven de la provincia y de toda Galicia (el primero, otro joven de 28 años que residía en la residencia de Mos y padecía una dolencia neurodegenerativa, falleció en diciembre).

La comunicación diaria del Sergas con el conteo de víctimas de la enfermedad del viernes contenía un dato de los que no pasan inadvertidos ni siquiera a quienes prefieren no seguir muy de cerca la evolución de la crisis sanitaria, de modo que pronto se supo, a través de las redes sociales, que el joven, que según comunicó el Sergas contaba con patologías previas, procedía de una familia de O Vao.

Fuentes vecinales matizaron que la noticia cayó como un mazazo en el poblado, en donde se realizó un cribado los pasados días 19 y 20 de enero, en el que convocó a cerca de 450 vecinos y se detectó una gran cantidad de positivos.

El fallecimiento se produce en un contexto en el que la parte más dura del pico de contagios parece haber pasado, dado que muchas familias han superado ya la enfermedad en sus casas y otros indicadores invitan a pensar en cierta estabilidad, como por ejemplo, las varias jornadas de descenso en la cantidad de casos positivos totales registrados en Poio.

A pesar de ello, sigue habiendo también familias enteras confinadas y algunos enfermos más graves que mantienen con el corazón en un puño a los vecinos de este núcleo, en el que, entre otros factores, pasó una factura muy grande el hecho de que las viviendas sean pequeñas, estén muy juntas en algunos casos, y las unidades de convivencia engloben a varias generaciones, así como la relajación en el uso de la mascarilla en el entorno familiar, vínculo que une a habitantes de muchas viviendas en el entorno de ambos poblados.

El varón fallecido, de que ha trascendido que se llamaba Adrián fue velado en el tanatorio de Barro y despedido el sábado en San Mauro con discreción por sus allegados ya que gran parte de su familia próxima está aún pasando la enfermedad o en cuarentena y la normativa vigente tampoco permite reuniones numerosas.

Fuentes vecinales explicaron que la noticia ha conmocionado la barriada. "Dicen que entró por su propio pie en la ambulancia, pero al ingresar, la cosa empeoró y no duró una semana", indican desde O Vao, para señalar que en los últimos tiempos al barrio había llegado la esperanza. "Puede que más de la mitad de O Vao haya pasado ya el virus, son muchos los que ya pueden salir y lo han superado en casa", aclaran, de modo que pocos esperaban que el contagio de este joven tuviese un desenlace fatal.

Aunque "al principio, cada cinco minutos una ambulancia tenía que venir a por un vecino, todos evolucionaron bien o eran leves", añaden. Ahora, tras tres semanas de cumplimiento de las normas y de tratamiento domiciliario, los que quedan por acabar la cuarentena son menos, "aunque en Montecelo hay tres personas", señala la misma fuente. Entre ellas, otro joven, de 27 años.

La noticia llega en un momento determinante en la gestión de la pandemia en las dos barriadas chabolistas, puesto que, en algunos casos, las familias están en disposición de salir de nuevo a la calle, al haber superado el virus, pero la incidencia existente en el colegio local (en el que hubo más de una decena de casos, aunque en el momento actual quedan 2) y en el IES de Poio (14 casos), ha llevado que se realice un nuevo rastreo entre los alumnos.

Fuentes locales han explicado que el cumplimiento de las normas de autoaislamiento y proteccón en O Vao, han estado estas tres semanas, a la altura del resto del municipio y el confinamiento ha sido estricto.

Se han seguido a rajatabla los aislamientos y cuarentenas hasta el punto de que también aquí el Concello ha tenido que mantener su dispositivo e entrega de alimentos y medicamentos a quienes no podían salir de casa ni tenían a un pariente que realizase este recado por ellos. La cantidad de asistencias se ha reducido, pero no del todo, puesto que en algunas familias aún no terminó este proceso.

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