Vilaverde y Crespo Rivas, excepciones en el desplome de la matrícula en niños de tres años

El CEIP A Xunqueira II está pendiente de la Comisión de Escolarización para saber si se queda con una sola aula en 4º de Infantil
Dos alumnas de Infantil del CEIP A Xunqueira I con alumnado de Primaria en una actividad en junio. DAVID FREIRE
photo_camera Dos alumnas de Infantil del CEIP A Xunqueira I con alumnado de Primaria en una actividad en junio. DAVID FREIRE
"Los niños son los que son. Mientras hubo, siempre llenamos. Ahora, la bajada de la natalidad nos está afectando". En el colegio Calasancio de Pontevedra lo tienen claro: el desplome de los nacimientos en 2018 se traduce directamente en un descenso de la matrícula para 4º de Educación Infantil, el primer curso habitual de escolarización a pesar de no ser una etapa obligatoria. En su caso, tuvieron 27 matrículas para 50 plazas. La tendencia no distingue de centros públicos o concertados. Estos últimos, cinco en el municipio (Sagrado Corazón de Jesús y Sagrado de Placeres, Doroteas, San José y el propio Calasancio), pudieron aceptar todas las solicitudes para el próximo curso.

Si en 2008, el año del mayor baby boom de este siglo, nacieron 907 bebés en el municipio de Pontevedra (8.986 en la provincia), una década después apenas fueron 588, esto es un 35% menos, lo que redunda directamente en la matrícula escolar de los nacidos en 2018, menos aún que en 2017.

En la mayoría de colegios pontevedreses lo tienen claro, una vez formalizadas las matrículas para el curso 2021-2022 y a falta de que la Comisión de Escolarización derive a los pocos alumnos que no obtuvieron plaza en su primera opción o a quienes la soliciten de aquí a septiembre.

Aun así hay dos excepciones: el CEIP Vilaverde-Mourente y la EEI Crespo Rivas, que tuvieron que baremar, en el segundo caso por los pelos. "Enchemos as dúas liñas e quedaron nove rapaces fóra", explican en el colegio de Mourente, uno de los más solicitados tradicionalmente, en gran parte por el aumento poblacional en esa parte de la ciudad. Fue, además, el año que más solicitudes recibieron en 4º de Infantil en los últimos tiempos, pues "o ano pasado non tivemos que baremar e os dous anteriores só por dous nenos". De este modo, con las matrículas hechas, el próximo curso habrá 50 escolares de tres años.

La misma situación se vive en la EEI Crespo Rivas, en Campolongo, una de las escuelas más demandadas de la ciudad. "Estamos llenitos", explican. "Aquí no nos afectó la baja natalidad". Y eso que es un centro de línea tres, esto es, que oferta 75 plazas por cada curso de Infantil. Hubo que baremar, aunque solo quedó fuera una solicitud.

Donde sí afecta es otro colegio que hasta no hace tanto dejaba alumnos fuera, el CEIP Álvarez Limeses. "Tuvimos 41 matrículas para 50 plazas", explica su jefa de estudios, Berta Rubiano. "El descenso de natalidad sí lo hemos comentado con equipos directivos de otros centros". La parte positiva es que se alivian las ratios y tampoco se descarta que durante el curso se vaya incorporando alumnado nuevo.

En los demás colegios públicos del casco urbano la situación es desigual. En el CEIP Manuel Vidal Portela, por ejemplo, mantendrá las dos líneas al asegurarse 29 matrículas que lo eligieron como primera opción, diez menos que el año anterior. Su director, Arsenio Núñez, cree que la menor natalidad "é o factor máis importante", aunque esto permitirá una cómoda ratio de 15 niños por aula.

A pocos metros, en el CEIP Praza de Barcelos achacan a la misma razón haber pasado de 21 matrículas a 16 en 4º de Infantil, por lo que mantendrá la única línea en este curso, al igual que en el CEIP A Xunqueira I ("tenemos 12 matrículas, más que el año pasado, y estamos pendientes de otras dos que llegaron fuera de plazo", explica su directora, Susana Diéguez) y en el CEIP Plurilingüe Froebel. En este caso, explican, solo recibieron 14 solicitudes para las 25 plazas que hasta hace no tanto completaban sin problema e incluso les obligaba a baremar.

La duda sobre si habrá reducción de aulas o no planea sobre el CEIP A Xunqueira II, donde se formalizaron 25 matrículas en 4º de Infantil, tres más que el año pasado, justo la mitad de la oferta. "O ano pasado puidemos desdobrar a aula polo tema covid e este, se nos vén algún alumno máis, tampouco haberá problema", explica la jefa de estudios, Patricia Acuña. Sin embargo, admite, el descenso de natalidad "si nos vai afectar a longo prazo, ao igual que a outros centros".

Fuera del casco urbano

La situación en los colegios del rural es dispar. En Campañó y Ponte Sampaio, por ejemplo, están razonablemente satisfechos con la matrícula.

Pilar Campañó, secretaria del CEIP Parada, explica que tienen 22 niños matriculados en 4º de Infantil y no descartan alguno más antes de que empiece el curso. "O ano pasado tivemos que baremar por un", un trago que prefieren evitar. De momento no notan el desplome de la natalidad, pues en los últimos años la matrícula no deja de crecer -hubo cursos con solo 14 alumnos- y ni siquiera con chiquillos de la propia parroquia. "A xente fala ben de nós e veñen moitos alumnos de Poio, tamén". No tienen transporte escolar desde su municipio pero el acceso es cómodo en coche particular "ou tamén por cuestión do traballo dos pais". Las cifras son las ideales. "Temos unha liña por curso, agás en 4º de Primaria, que se desdobrara, pero tampouco temos sitio para ampliar".

El director del CEIP de Ponte Sampaio, Avelino Cabaleiro, se confiesa satisfecho con diez matrículas en tres años para el próximo curso, "a cifra habitual nos últimos dous anos", pese a que la media anteriormente era de 15 o 16. "O noso colexio está nun lugar onde o número de rapaces non é suficiente para sustentar a matrícula e tampouco nos chegan derivados da Comisión de Escolarización". De hecho, subraya, en septiembre solo empezará un niño de tres años residente en la parroquia, acorde con los datos de natalidad. Los demás "veñen de Arcade, de Soutomaior, de Paredes ou de Vilaboa". Por eso "temos que loitar nós mesmos, coa nosa xestió e o noso traballo, facendo as cousas ben. Esa é a nosa batalla todos os anos". En su contra juega el hecho de que la única escuela infantil de cero a tres años en el entorno está en el colegio concertado de Soutomaior, por lo que "unha alta porcentaxe que empezan alí xa continúan. Na parroquia non hai nenos suficientes e para nós, dez matriculados é un éxito". En total, tendrán 127 alumnos, una cifra ligeramente superior que el curso que acaba de terminar.

En el CEIP San Benito de Lérez sumaron 12 matrículas, superando las ocho del curso pasado pero lejos de las 15 o 16 de años anteriores. Esta misma cifra, la docena, se repite tanto en el CEIP de Marcón como en el CEIP San Martiño de Salcedo. Los tres son de línea uno. En la misma parroquia se halla el CEIP Cabanas, que tendrá 15 alumnos en 4º de Infantil. "Normalmente non baixaban de 20, algún ano chegamos aos 25, pero o descenso da natalidade estanos afectando".

En el CEIP Santo André de Xeve también hay satisfacción. En septiembre iniciarán su escolarización 16 alumnos de tres años, "máis que este curso pasado", explica Sandra Filgueira, secretaria del centro y docente de Infantil. "É unha ratio moi boa que nos permite unha atención individualizada".


Aulas mixtas. Verducido y Daría González, dos casos especiales

"De momento temos só dous alumnos para 4º de Infantil, pero é posible que cheguen máis en setembro", señala Elvira García Sumai, directora del CEIP Daría González. Este colegio, conocido anteriormente como Príncipe Felipe, tiene una gran movilidad de alumnado tanto a principio como durante el curso. Otra peculiaridad son las aulas mixtas en Infantil. "Temos dúas para os tres niveles. Este curso tivemos 21 nenos e as aulas conformáronse con once e dez trala avaliación inicial do profesorado e o departamento de Orientación".

Alumnado de la EEi de Verducido en una actividad el pasado curso. GONZALO GARCÍA
[Alumnado de la EEi de Verducido en una actividad el pasado curso. GONZALO GARCÍA]

El aula mixta es también la fórmula elegida en la EEI de Verducido, que en septiembre perderá oficialmente la unidad de Primaria. A punto de jubilarse, su directora, Raquel Mera, destaca que hubo siete matrículas de niños de tres años, "na media dos últimos 30 anos". Estos se sumarán en septiembre a los cuatro de cinco y seis, por lo que en total serán once, frente a los nueve que asistieron este curso. Esta escuela, en plena aldea, es "un remanso de paz, sobre todo en tempos de covid".

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