Agustín Fernández. Portavoz del grupo municipal del PSdeG-PSOE y alcaldable

"El voto al partido socialista es un voto útil como ha quedado claro durante este mandato"

El ya candidato del PSOE pontevedrés a la Alcaldía afronta la carrera hacia las elecciones del 26 de mayo con renovadas ilusiones, arropado por un partido unido y con el objetivo de volver a gobernar tras haber pasado cuatro años en la oposición. Extender el modelo de ciudad a barrios y parroquias y un nuevo PXOM son algunos de sus retos

Tino Fernández eligió posar con el río Lérez y el puente de los tirantes al fondo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Tino Fernández eligió posar con el río Lérez y el puente de los tirantes al fondo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

¿Por qué se presenta de nuevo como candidato a la Alcaldía?
Todos tenemos derecho a que nuestro trabajo sea valorado por los ciudadanos y que sean ellos los que decidan si se hizo bien o mal y el partido también lo entendió así.

¿Se presenta pensando en 2023 o lo hace sabiendo que será la última vez que encabece la lista?
Me presento pensando en el 2019 y en obtener los mejores resultados posibles. 2023 queda muy lejos y en política las cosas van a un ritmo tan acelerado que pensar más allá de dos meses vista es muy arriesgado, una temeridad. Los objetivos son, por una parte, mejorar los resultados en 2019 y que el partido crezca tanto en las municipales como en las elecciones que vendrán después.

¿Se ve como alcalde?
Por supuesto. Uno cuando se presenta tiene que hacerlo con la idea de ganar, de llegar a la Alcaldía; luego los vecinos votarán y pondrán a cada uno en su sitio.

¿Gobernando en solitario o con el BNG?
Los vuelcos son complicados. Nosotros aspiramos a gobernar. Creo que es bueno que el partido socialista esté en el Gobierno y en este mandato ha quedado demostrado que funciona mejor con el partido socialista dentro y es el momento de que lo lideremos. El voto al partido socialista es un voto útil como ha quedado claro durante este mandato. El BNG ha querido gobernar solo y ha fracasado en su intento, porque no ha sido capaz de rentabilizar lo que es una mayoría absoluta de izquierdas y mucho menos el giro que se produjo en la Deputación.

¿Qué balance hace de este mandato?
Estoy moderadamente satisfecho. Hemos estado en una situación diferente para nosotros, como es estar en la oposición. No niego que los primeros meses fueron complicados, de adaptación a una nueva situación, pero entendimos bastante bien cuál era nuestro papel, que no era otro que el de la sensatez y el sentido común. Hemos sido el grupo municipal que más propuestas ha planteado y también hemos sido el que ha llegado a más acuerdos con el Gobierno local pensando siempre en los pontevedreses, porque más allá de las trifulcas partidarias lo que nos piden los vecinos es que resolvamos los problemas.

¿Y del Gobierno local?
A mí no me gusta ser excesivamente crítico con los gobiernos porque sé que gobernar es difícil y porque sé que el día a día a veces no es fácil. Este es un Gobierno que se ha encontrado con un gran trabajo hecho en los últimos dieciséis años y que ha experimentado un parón, una desaceleración en cuanto a la gestión. Se han presentado muchos proyectos, pero muy pocos se han realizado y ahora en su último año ha pisado el acelerador, pero ya hemos perdido tres años.

¿Cuáles son los retos de Pontevedra para los próximos años?
El reto es, fundamentalmente, sacar adelante un nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal porque eso nos va a permitir, por ejemplo, reequilibrar el territorio y dar oxígeno a las parroquias que están perdiendo población, precisamente porque el actual PXOM les impide crecer, pero también porque trazas la ciudad del futuro, los nuevos viarios, los futuros espacios de dotaciones, los polígonos industriales y comerciales o lo que es lo mismo, estás trabajando directa o indirectamente sobre la reactivación económica. Nosotros tenemos que definir qué tipo de ciudad queremos ser. Hemos dado un paso muy importante creando un modelo, pero ahora tenemos que rentabilizarlo. Y creo que los próximos cuatro años tienen que servir para que toda la periferia se sienta partícipe de un modelo del que ahora está excluida en buena parte. Eso requiere de importantes inversiones que se pudieron haber hecho en este mandato, porque tuvimos la oportunidad histórica de contar con la Deputación, pero el Gobierno local prefirió invertir casi cinco millones de euros en hierba sintética en vez de equilibrar esas inversiones y dedicar una parte a campos de fútbol y otra parte a esos barrios periféricos que están demandando un trato similar al del centro de Pontevedra.

Antes hablaba del reequilibrio del rural y el centro urbano. ¿Qué le trasladan los vecinos del rural cuando se reúne con ellos?
En general, la visión que nos trasladan presenta una cierta bipolaridad. Los vecinos de los barrios y las parroquias no están descontentos de lo que se ha hecho en Pontevedra, pero sí lo están porque a ellos no les llega y consideran que ya es hora de que les toque algo. Cuando vas a visitar el Castañal, Mollavao o Monte Porreiro ellos no te dicen ‘destruyamos los que hemos construido’, sino ‘traigan ustedes lo mismo que tienen otras zonas de Pontevedra’. Lo que se detecta, más allá de la frustración, es un cierto cansancio de un discurso que se viene repitiendo durante muchos años de que este va a ser el mandato del rural y nunca se da cumplido. Lo que nosotros estamos trasladando a los vecinos son propuestas concretas con dinero, valoradas, pero explicándoles que en cuatro años no vamos a poder hacerlo todo. No queremos engañar a nadie.

"La actual Ejecutiva Local es la más cohesionada de los últimos 20 o 25 años"

¿Cómo valora estos cuatro años a nivel de partido?
Han sido muy buenos. Hemos conseguido establecer líneas de comunicación y líneas de entendimiento con personas muy importantes del partido que estaban en una posición interna diferente.

¿Entonces, ha dado un paso atrás para coger impulso?
Lo hice porque te das cuenta de que no puedes estar a todo. Si quieres estar atendiendo al partido orgánicamente no puedes atender a la política municipal, porque las dos cosas te comen mucho tiempo. Siempre lo dije y tenía que predicar con el ejemplo. Fue una decisión que tomé hace mucho tiempo y que ya estaba hablada a nivel interno, pero que no tuvo nada que ver con la cohesión interna. Ese fue un proceso que se siguió por otras vías y eso nos permitió hacer una ejecutiva integradora y más participativa. La actual Ejecutiva Local es la más cohesionada de los últimos 20 o 25 años

¿A esa unión ha ayudado la figura de Maica Larriba?
Sin duda. Ha ayudado muchísimo. Es una persona que lleva mucho tiempo en el PSOE, que tiene buena sintonía con la mayoría de la gente y que ha trabajado mucho para unir el partido.

¿Le ha sorprendido la baja de Teresa Casal?
A mí no, porque ya no participaba en la vida del partido. Pagaba la cuota y poco más. Sí lo hizo su posicionamiento con otra formación, pero eso entra dentro de la libertad de cada uno de tomar decisiones, y si ella se siente más cómoda en ese proyecto solo puedo desearle lo mejor.

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