El sonido de millones de bolillos bailando a la vez entre los alfileres y las manos de más de 1.300 palilleiras y un sinfín de auténticas obras de arte hechas a base de hilo, destreza y paciencia. Con estos ingredientes, la ciudad de Pontevedra se convirtió este domingo, y por un día, en la capital gallega del encaje gracias a la iniciativa promovida por la asociación A Fieitiña con el respaldo del Concello.
El hecho de cumplir la edición número 13 no dio mala suerte al Encontro de Palilleiras de Pontevedra, sino todo lo contrario. El evento volvió a batir su propio récord y el colectivo presidido por Esperanza Marín reunió en el Recinto Feiral a participantes llegadas desde las cuatro provincias y desde más allá de las fronteras de la comunidad autónoma. Tal y como explicaron Tere Pérez y Merchi Ribadulla, secretaria y tesorera de A Fieitiña, "han venido personas de Madrid, de Murcia... Incluso está participando un chico de Rusia con una colección de encajes elaborados por su madre. Este encuentro va creciendo año tras año y, de seguir a este paso, hasta el Recinto se nos va a quedar pequeño. Lo mejor es que todo el mundo se va de aquí encantado, tanto con Pontevedra como con el propio encuentro de palilleiras".
Según subrayó la asociación organizadora, el encaje de bolillos ha resurgido con fuerza y ahora lo practican personas de todas las edades. Teresa Vázquez y sus nietos Vera, Sergio y Alma (de la Asociación de Veciños do Vinteún, de Ourense) son un buen ejemplo de ello. Los tres pequeños, de seis, cinco y ocho años, respectivamente, participaron el domingo junto a su abuela en el encuentro pontevedrés y demostraron que el arte de manejar los bolillos es apto para todas las generaciones.
"Eu empecei a palillar hai dous anos porque para min era un reto. Vía a outras persoas mover os bolillos con tanta destreza que me parecía algo que eu tamén tiña que conseguir e, agora que xa sei facelo, reláxame moitísimo e encántame, por iso lles estou ensinando aos meus netos", explicó la abuela junto a los tres niños.
VARIOS HOMBRES. Aunque la mayoría aplastante de las palilleiras que se dieron cita en el Recinto Feiral fueron mujeres, entre los participantes también se podía encontrar a algún hombre. José Romero fue uno de ellos y, en palabras suyas, "para palillar tanto dá ser home ou muller", basta con querer aprender y dedicarle tiempo. "Eu son de Vilaxoán e levo tres anos palillando", relató. "Empecei porque a miña muller xa estaba nun curso e ao final eu tamén me animei. A profesora dicíame de broma que tiña que probar e, por que non? Pouco a pouco funme enganchando e aquí me tes. Xa fixen un xogo de cama e tamén a puntilla para un babeiro dun neto", comentó mientras trabajaba en una pieza de encaje junto a los demás integrantes de la Asociación San Roque de Vilagarcía que participaron en el encuentro.
EXPOSICIÓN. Además del trabajo en vivo de las palilleiras, la jornada incluyó una exposición de trabajos, muchos de ellos centrados en el tema de las cuatro estaciones y realizados por las propias socias del colectivo.
La asociación organizadora también entregó diplomas a las entidades asistentes y obsequios a las profesoras que acudieron al evento, que este año tuvo una vertiente solidaria: la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) estuvo presente con una mesa destinada a informar sobre su labor y a recaudar fondos y A Fieitiña puso su grano de arena donando cuatro cuadros que fueron sorteados este mismo domingo.
Durante la mañana, representantes de los gobiernos local y provincial recorrieron el Recinto y destacaron el éxito de la iniciativa y la importancia de promover actividades que pongan en valor la artesanía y que atraigan a tantas personas a Pontevedra.
