Jornada de rareo en Lourido para trasladar 4.000 kg de almeja a A Seca

Las cofradías aprovecharon el vigente cierre por toxinas para desplazar los bivalvos a otro punto de mayor productividad
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photo_camera Llegada de los profesionales al arenal. GONZALO GARCÍA

Las agrupaciones de mariscadoras a pie -en su mayoría son mujeres- de las cofradías de la ría de Pontevedra dedicaron la mañana de ayer para realizar trabajos de rareo y traslado de almejas a otra zona de mayor productividad. En total estaban convocadas más de 450 personas. Solo los de San Telmo movieron casi cuatro toneladas.

Los pósitos (San Telmo de Pontevedra, San Gregorio de Raxó y Santo André en Lourizán) aprovecharon el cierre por toxinas decretado por el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) para realizar una tarea que suele ejecutarse varias veces al año y que consiste en recoger almejas de una zona en la que las especies no crecen o mueren y trasladarlas a otros puntos de mayor productividad.

En este caso la agrupación a pie de la cofradía de San Telmo, que cuenta con más de 250 integrantes y supone el 53% del total de mariscadores de los tres pósitos, trabajó durante la mañana de ayer en la zona de O Polvorín, en Lourido. El destino final de los bivalvos fue A Seca, donde se espera que se puedan recoger, ya crecidas, en un futuro.

Cada trabajador tenía que recoger 20 kilos. En total se trasladaron 3.940 kilos.

Asimismo, ya se puede confirmar que tras el cierre por el nuevo episodio de toxina, que todavía es cautelar, se devolvieron 76 kilos de almeja fina del total del subastado en la lonja de Campelo.

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76 kilos devueltos. Este cierre dejó tímidas devoluciones por parte de las empresas que el pasado lunes compraron bivalvos en dicha rula y que disponían de hasta 72 horas para retornar la mercancía en caso de alertas biológicas de este tipo.

En la jornada del martes, los negocios hicieron llegar estos 76 kilos de almeja fina: 36 de ellos de la de menor tamaño, que se corresponde con remesas de la Agrupación de Marisqueo a Pé de San Andrés de Lourizán, y 40 de la de tipo extra, la más grande, que recogieron en la Agrupación de Marisqueo a Pé de San Telmo de Pontevedra.

La devolución de estos moluscos le serán detraídos a los trabajadores. El cierre de la actividad extractiva la decretó el Intecmar el pasado martes. Tanto para el marisqueo a pie como a flote, que faenan en el fondo de la ría de Pontevedra. En aquella jornada, la lonja de Campelo vendió 3.398,21 kilos de bivalvo (almeja fina, babosa y japónica), que generó un valor de 73.137,46 euros en la subasta.

Este cierre puso el toque negativo a la despedida del que ya se considera como el mejor verano de la historia de las cofradías pontevedresas en materia de cotizaciones. Y todo ello gracias a los precios alcanzados este año por la almeja y el berberecho recogidos en las playas del fondo de la ría y subastados en la lonja de Campelo.

Según se extrae de las estadísticas de la Xunta, el valor medio de estos bivalvos durante los meses de julio y agosto se situó en 16,46 euros el kilo. Es el mejor dato desde que en 2001 se creasen registros de este tipo, superando así el anterior récord de 2002, cuando la cuota media fue de 12,39 euros.

"Os prezos facían falta despois desta pandemia e porque agora hai moita máis xente traballando no marisqueo", explicaba la semana pasada Marina Buceta, la presidenta de la Agrupación de Marisqueo a Pé de la cofradía de San Telmo, la que representa a la mayor parte del sector.

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Además del turismo, también pudo influir en las cotizaciones que los compradores ya no tienen que desplazarse a la lonja poiense y pueden adquirir la mercancía a través del nuevo sistema de venta online.

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