Y Ravachol, por fin, ardió

El loro, emblema del Entroido de Pontevedra, fallece "canso de loitar" para sacar a Ence de la ría "sen acadar ningunha solución" ► Comparsas y grupos acompañan una comitiva con poco luto

"Chorade, chorade todos!", pedía María Simal desde el escenario de la Praza da Ferraría. La portavoz de la Asociación Recreativa de Xeve, agrupación encargada de realizar artesanalmente cada año el loro Ravachol, enlutada, como manda la tradición, pedía al respetable que se desahogara. No era para menos: con la incineración del animal se acababa definitivamente la fiesta.

Este año, eso sí, lo hacía con bastante retraso. El Entroido ha durado en la capital de la provincia 17 días, tras aplazar en dos ocasiones consecutivas el desfile y en una la inicineración de Ravachol, todo debido al clima. Se compensó este fin de semana con el buen tiempo que convirtió el desfile del sábado en multitudinario y prolongó el espectáculo de la comitiva fúnebre del loro en una hora y 45 minutos.

Tras la recreación del duelo en la botica de Perfecto Feijoo al mediodía en A Peregrina y los consabidos pésames por la tarde en A Verdura, el último desfile del Entroido de Pontevedra se abrió puntual, a las ocho, precisamente en A Verdura. En ese momento ya había público cogiendo sitio en A Ferrería para ver la cremación del loro. Aunque el frío fue haciendo mella entre ellos, la plaza estaba llena para el espectáculo de despedida de Ravachol.

"Non quero risas, quero choros", pidió María Carrera desde el escenario. "Que traxedia tan grande! Ravachol finou"

La comitiva fúnebre la abrieron Os do Val do Lérez y Las flores del Carnaval de Monte Porreiro. Después iban Os Alegres, caracterizados como miembros del clero. Los pregoneros del Entroido de este año, Vamos a Todo, repitieron la caracterización que les llevó a hacerse con uno de los premios del desfile del sábado, la de legionarios, y de esa guisa acompañaron al loro, este año caracterizado de negociador que intentaría conseguir el traslado de Ence.

Tras el animal iba su propietario, el boticario Perfecto Feijoo, acompañado de otros personajes de su época y de otro de los personajes del Entroido de Pontevedra, el Rei Urco. Finalmente, más comparsas: la Banda Minicipal de Os Koloutros y Amoriños de Bora. A la Praza da Ferrería llegaron además otras dos agrupaciones que se incorporaron en el recorrido (que fue por la Rúa San Román hasta A Ferraría y desde allí por A Peregrina, Michelena, Don Filiberto, Manuel Quiroga, Isabel II, Sarmiento y vuelta a A Ferraría por Pasantería): Os 100tolos de Poio y Os Solfamidas de Campolameiro. Las agrupaciones fueron precisamente las encargadas de animar una comitiva fúnebre que solo en sitios puntuales (A Verdura y A Ferrería) llegó a congregar mucho público y que se caracterizó por la ausencia de ‘curia’, ‘viudos’ y ‘viudas’, mucho más presentes en otras ediciones.

El Entroido de Pontevedra terminó finalmente 17 días después, tras dos aplazamientos del desfile y uno de la despedida del loro

La actriz María Carrera fue la encargada de conducir el espectáculo final del Entroido. Formó parte de él, aunque no estaba en el programa, Rafa Córdoba, habitual de las fiestas pontevedresas y del estadio de Pasarón, que hizo reír al público con su megáfono y sus ocurrencias, que fueron desde advertencias, "cuidado con las carteras", hasta canciones, "ay, qué pena me da, que se me ha muerto el canario", pasando bromas impacientes al ver que el espectáculo se alargaba, "el loro no arde, repito, el loro no arde".

En A Ferrería actuaron Os de Algures y Celme y María Simal se encargó de leer el obituario de Ravachol. "Morreu canso de tanto loitar neste duro negociado. Non acadou ningunha solución", explicó Simal. "Ravachol volverá o ano que vén para volvernos axudar". Lo hará ya metido en la piel de otro personaje.

"Ravachol finou", había anunciado ya antes María Carrera, mientras daba la bienvenida a la comitiva y las comparsas a la Praza da Ferraría. "Non quero risas, quero choros. Non é coña. Que traxedia tan grande! Hoxe remata por fin o Entroido 2016".

El Rei Urco fue el encargado de cortar los hilos de los globos que acompañaban al loro, "neles vai a súa alma", antes de que los miembros de la Asociación de Xeve encendiesen el fuego. Al fin, ardió.