Y yo... ¿por qué me atasco?

Un vehículo parado genera cinco metros de cola por segundo y por cada 100 metros de coches que vuelven a arrancar se llegan a formar hasta 400 metros más de retenciones por detrás

Colapso en el corredor de O Morrazo. RAFA FARIÑA
photo_camera Colapso en el corredor de O Morrazo. RAFA FARIÑA

Fin de semana o festivo, buen tiempo y playas llenas. Un cóctel maravilloso para el turismo y venenoso para la circulación rodada. Con o sin nuevo puente de Rande, los accesos a las playas en O Morrazo y en O Grove se volvieron a colapsar en la última semana en varias ocasiones. Son las mismas carreteras, en los mismos puntos y con las mismas obras. De lunes a viernes ocasionan leves molestias en la circulación. El fin de semana o días festivos –como el del miércoles– se convierten en un calvario de kilométricas colas. Las preguntas son obvias ¿Porqué nos atascamos?, ¿cómo se forman las retenciones?

La diferencia, según expertos como el ingeniero de Tráfico José María Pardillo, es una intensidad media de vehículos que multiplica hasta por cuatro la densidad habitual y que se concentra en una hora punta. A partir de ahí, lo único necesario para el colapso es una obstrucción. Basta un semáforo, un accidente o una leve retención a la entrada de cualquier núcleo urbano para generar un caos.

El proceso de formación de un atasco no tiene secretos para los técnicos. Pero su funcionamiento es poco conocido para el común de los conductores. Manuel Romana, profesor de la Escuela de Caminos de la UPM, lo define en pocas frases: una carretera en condiciones óptimas, con carriles de entre dos y tres metros, está preparada para absorber 2.000 coches por hora o, lo que es lo mismo, dos vehículos por segundo. Cuando un coche se detiene por algún imprevisto, con una intensidad de tráfico circulando al mismo tiempo mucho mayor de la normal, la retención se propaga hacia atrás a cinco metros por segundo. Sebastián De la Rica, presidente de la Asociación de Ingenieros de Tráfico, completa la explicación: "Cuando esto ocurre –diceª la cabeza del atasco avanza mucho más lento que la propagación de la cola hacia atrás".

Es decir, que cien metros de cola se forman en apenas 20 segundos con aproximadamente 18 coches. Pero cuando el último de esos 18 vehículos comienza de nuevo la marcha, por detrás se han acumulado ya entre 300 y 400 metros de nueva retención. Hasta que los vehículos no alcanzan una velocidad media de entre 60 y 80 kilómetros por hora, el fenómeno de acumulación continúa y se propaga como una lengua de fuego en pleno monte.

Para evitar estas molestias, la única solución es reducir la velocidad hasta lograr una circulación más homogénea, sin paradas y arrancadas. Así lo estima Jaime Huertas, secretario de la Asociación de Ingenieros de Tráfico. "Si todos los vehículos que van por una carretera lo hicieran a poca velocidad, la capacidad de circulación de la vía no se saturaría tan rápidamente".

Hasta entonces, toca sufrir... o evitar las horas punta.

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