Entrevista a José Antonio Couceiro, jefe de Pediatría del CHOP

"La prematuridad ha aumentado en los últimos años"

El jefe de Pediatría del CHOP asegura que el hecho de que las madres sean cada vez de mayor edad juega en contra de los embarazos a término. 

José Antonio Couceiro, jefe de Pediatría del CHOP
photo_camera José Antonio Couceiro, jefe de Pediatría del CHOP. CHRISTIAN FERNÁNDEZ

Desde junio de 2010, José Antonio Couceiro es jefe de Pediatría del Complexo Hospitalario de Pontevedra (CHOP), donde se encuentra integrada la Sección de Neonatología, ubicada en el Hospital Provincial, en el que el año pasado nacieron la mayor parte de los 92 prematuros del área de Pontevedra.

¿Cuándo se considera que un bebé es prematuro?
Una gestación normal dura 40 semanas, y hablamos de prematuridad cuando esta es inferior a 36 semanas. De manera que entre las 36 y 40 semanas todavía hablamos de un recién nacido a término.

¿Cuál es la edad de gestación mínima para que un neonato pueda salir adelante?
En principio el límite de viabilidad se establece en las 25 o 26 semanas de gestación y en más de 500 gramos de peso.

¿Cuáles pueden ser las causas para que se produzca un nacimiento prematuro?
Hay múltiples causas. Parece que la que más relación tiene con la prematuridad es una historia previa en esa misma mujer, pero también se pueden dividir en causas relacionadas con alteraciones uterinas, como cirugías previas, malformaciones o miomas. También hay algunas causas relacionadas con complicaciones durante la gestación, como la gestación múltiple, sangrados uterinos durante el segundo o el tercer trimestre, alteraciones en el volumen del líquido amniótico o infecciones. Por otra parte, parece ser que algunas etnias tienen más predisposición a la prematuridad. En el caso de las afroamericanas o afrocaribeñas, es el doble que en el de las mujeres de origen caucásico. Luego nos encontramos causas más comunes como las alteraciones nutricionales, tanto la extremada delgadez como la obesidad, o un período inferior a seis meses entre un parto y una nueva gestación, que en este caso duplica el riesgo de parto prematuro. El consumo de tóxicos, el tabaco o factores de aspecto psicosocial como el estrés o la depresión también aumentan el riesgo.

¿Cuáles son los riesgos que entraña para el bebé?
La prematuridad es un tema muy importante dentro de la Pediatría, porque es la primera causa de morbidad, es decir, de patología, y de mortalidad no solo en neonatos, sino en la infancia en todo el mundo. Entre un 6% y un 7% de los recién nacidos son pretérmino, y son bastantes. Es cierto que la mayor parte de los pretérmino son tardíos, pero ellos tampoco están exentos de morbimortalidad. Por ello, es necesario hacer un seguimiento que al menos debería durar dos años de edad corregida y, en cualquier caso, sabemos que si solo hacemos un seguimiento de dos años probablemente detectemos aquellas alteraciones complejas y más fáciles de detectar por su gravedad, y que se nos escapen algunas otras de las implicaciones que la prematuridad tiene en el niño si no hacemos un seguimiento a largo plazo, que se extienda hasta los cinco o seis años o incluso a toda la edad pediátrica.

¿Es muy grande el riesgo para ese niño que ha nacido de forma prematura?
La mayor incidencia de patología que presentan los prematuros no se limita exclusivamente al período neonatal, sino que continúa siendo mayor durante toda la infancia, con unas mayores tasas de rehospitalización, un mayor riesgo de infecciones, fallo de crecimiento, problemas respiratorios y de trastornos del neurodesarrollo. Existen evidencias suficientes para poder afirmar que los prematuros tienen un mayor riesgo de déficits en su desarrollo neurológico, y de alcanzar adquisiciones motoras, ejecutivas, cognitivas y conductuales deficientes y esto, además, es inversamente proporcional a su edad gestacional, es decir, cuanto más pretérmino es, mayor riesgo corre.

¿Qué patologías podría llegar a desarrollar?
Hay muchas complicaciones y algunas de ellas podrían ser alteraciones metabólicas. La más frecuente es la hipoglucemia, que se produce porque un prematuro tiene pocos depósitos de glucosa y también de grasa. Y eso puede tener consecuencias a nivel neurológico, como las anemias, las ictericias o las infecciones, que se producen con más frecuencia por inmadurez del sistema inmunológico y también porque la transferencia de anticuerpos maternos a través de la placenta al feto se producen sobre todo al final de la gestación, y si el feto no llega al final, no tendrían lugar. También hay alteraciones a nivel bascular cerebral muy importantes como la leucomalacia, que produce hemorragias alrededor de los ventrículos cerebrales, con graves secuelas neurológicas, motoras y también de otra índole. También podrían producirse apneas y alteraciones en la vascularización del aparato digestivo.

¿Son frecuentes estas patologías? 
Quizás las más graves no son tan frecuentes, pero las sutiles probablemente lo sean incluso más de lo que podemos detectar. Estas podrían ser trastornos en el aprendizaje, alteraciones del comportamiento que no sean graves o trastornos cognitivos.

¿Ha habido un aumento de la prematuridad en los últimos años?
Evidentemente, hay un aumento relativo. El porcentaje no es muy significativo, pero sí que hay un aumento en relación con el número total de partos, es decir, hay menos partos y, entre los que hay, hay más prematuridad.

¿Cuáles pueden ser las causas?
Las mamás tienen una edad media mayor, aunque esto no está relacionado exclusivamente con esa edad media mayor, sino con que eso comporta también que haya más patología. Uno de los factores que pueden estar implicados en el hecho de la prematuridad son patologías maternas y, lógicamente,  nos vamos a encontrar con mamás con más años que puedan tener trastornos hormonales como el hipotiroidismo, o trastornos relacionados con la tensión arterial, como la preeclampsia o la eclampsia. Hay una serie de patologías que van aumentando con la edad, es decir, con la edad no somos precisamente más sanos, sino que tenemos más riesgo de tener patologías. Al ser mamás más añosas, tienen un mayor riesgo de patología y, con él, aumenta el riesgo de prematuridad.

La importancia del ‘piel con piel’
Beneficios 
El contacto piel con piel es una de las prácticas que se aconseja realizar tan pronto como sea posible en el caso del pretérmino, ya que mejora las percepciones de la madre hacia su hijo, las habilidades maternas, su comportamiento, los resultados en cuanto a la lactancia materna y reduce el llanto del recién nacido, según el jefe de Pediatría del CHOP, José Antonio Couceiro. Una serie de estudios demuestran los beneficios del método, como una mayor ganancia de peso, un menor número de infecciones nosocomiales, mejor regulación de la temperatura, mayor duración de la lactancia materna o un favorecimiento del vínculo madre-hijo. 
Separación precoz
Una separación precoz entre la madre y el recién nacido puede provocar hipotermia, que el bebé intenta minimizar haciendo vasoconstricción periférica, que comporta un mayor consumo de glucosa y una acidosis metabólica.

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