Adega echa tierra a la defensa de Espinosa hace de los transgénicos

El colectivo ecologista Adega ha contestado a la defensa acérrima del cultivo de alimentos modificados genéticamente que la ministra de Medio Ambiente ha hecho en el Senado.

Bajo argumentos como la cobertura de la demanda interna --por su uso en piensos para el ganado-- ou el uso sanitario --producción de insulina--, Elena Espinosa ha remarcado que la prohibición del cultivo de transgénicos "sería contraria a la normativa comunitaria".

"Espinosa se sitúa en las catacumbas ambientales, a contracorriente de otros países", señalan desde Adega en referencia a Francia, Austria o Alemania, en cuyas tierras está ya prohibido el cultivo del maíz MON 810; frente a ellos, España alberga la mayor extensión de superficie cultivada con transgénicos en Europa, con cerca de 80.000 hectáreas, según datos del 2008.

Pregunta del BNG
La ministra ha mostrado su posición a favor de los transgénicos en respuesta a una pregunta del senador nacionalista Xosé Manuel Pérez Bouza a este respecto. "Espinosa ha esgrimido argumentos peregrinos y demagógicos, más propios de un reportaje publicitario de las transnacionales de la biotecnología", espetan desde Adega.

La asociación ecologista tiene claro que el debate sobre los transgénicos no se centra en si es conveniente o no alimentar con estos productos a los animales --"tenemos claro que no, y más adelante se prohibirá, como ha pasado con piensos animales"--. Lo que piden es que no se autorice su cultivo "por los riesgos ambientales y para la salud que tienen los organismos modificados genéticamente".

Matizaciones
Adega responde también al argumento de Espinosa de que la mayoría de los transgénicos se utilizan en el ámbito de la salud. "Lamentamos la ignorancia o el interés en desinformar" de la ministra. "Que terán que ver os allos cos bugallos? Estamos hablando del cultivo en la naturaleza a gran escala de vegetales transgénicos --maís, soja, colza, patatas, tomates y próximamente eucaliptos-- que van a cruzarse con variedades naturales, empobrecer el suelo, acabar con la biodiversidad y con la soberanía alimentar de los pueblos, no de su uso confinado en los laboratorios".

Sobre el argumento apuntado por la ministra de que una prohibición unilateral "sería contraria a la norma comunitaria", Adega explica que no se trata de prohibir, sino de que el Gobierno español se acoja a la llamada 'cláusula de salvaguarda', atendiendo al pricipio de precaución, tal y como han hecho Francia, Italia, Austria o Alemania.

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