Alejandro Villena: "La asignatura de formación sexual está suspensa"

El autor de ¿Por qué no? define la pornografía como una pandemia, por facilidad de contagio y riesgo para la salud, y ofrece una vacuna de su puño y letra
Alejandro Villena, psicólogo y autor del libro '¿Por qué no?'. EP
photo_camera Alejandro Villena, psicólogo y autor del libro '¿Por qué no?'. EP

Uno de cada diez consumidores de pornografía tiene menos de diez años. Los niños tienen acceso libre a contenidos nocivos incluso para los adultos mejor formados. Los daños son serios y Alejandro Villena lidia a diaro con ellos en su consulta. Ha escrito un libro para alertar de una lacra normalizada y disfrazada de entretenimiento.

Usted compara la pornografía con la pandemia de covid-19 por su capacidad de contagio y el riesgo para la salud.
Antes el acceso a la pornografía era limitado, pero desde que se generalizó el uso del teléfono móvil el contagio es más rápido y sin control, como ocurrió con el covid-19. Nadie se plantea que haya un trozo de hachís en cada esquina, las casas de apuestas tienen un filtro de edad, pero la pornografía está a disposición de cualquiera en internet y cualquier adolescente puede acceder a ella sin control.

Dice en su libro que el primer contacto con la pornografía se sitúa entre los nueve y los doce años.
Sí, y a esa edad falta madurez, no es un contenido acorde con su desarrollo. Son inocentes y acceden a contenidos explícitos muy denigrantes, humillantes. A un niño no le damos un coche ni una botella de alcohol a esa edad, pero sí tiene acceso a contenidos sexuales nocivos.

"No hay un trozo de hachís en cada esquina, pero a la pornografía accede cualquiera"

¿Qué efectos tiene?
Los adolescentes adquieren una idea errónea del sexo. Siguen ese guion, con respuestas anormales, cuerpos irreales y expectativas inalcanzables que les crean ansiedad, presión. Esperan que su pareja se comporte así. Ni se paran a pensar que la pornografía pueda dañar su salud sexual. 

Hay un problema de formación sexual.
Es una asignatura urgente. Más que asignatura pendiente, yo diría que está suspensa. La formación sexual que se ofrece no es efectiva, resulta escasa y sin fundamento serio. Es un problema.

No hay mejor modo de despertar la curiosidad que decirle a un niño 'no veas eso'. ¿Hay herramientas para evitarlo?
Existen filtros de control parental para los dispositivos electrónicos, pero el mejor filtro es el de la cabeza y el corazón. Aprender a distinguir lo bueno y desarrollar el pensamiento crítico. No se puede vivir en una burbuja, hay que hablar de sexo, de lo bueno.

Al final de su libro hay un Decálogo para un adolescente sexualmente torpe. Yo empezaría a leer por ahí.
Es una vuelta humorística al tema. Hay que permitir que los adolescentes se equivoquen, hay que darles libertad para aprender y hablar con naturalidad y sin vergüenza de la educación sexual. Las familias no deben delegar en el colegio esta cuestión, hay que ocuparse. Además, igual que los padres ponen hora para volver a casa por la noche, se puede ofrecer autonomía progresiva en el uso de la tecnología. Y si no se cumple, se acorta la cuerda.

¿Somos realmente conscientes del alcance de la pornografía?
No, está normalizada e incorporada como un producto de entretenimiento. Quien depende de ella es esclavo y hace daño a quien le rodea.

Normaliza la violencia en el sexo, especialmente sobre la mujer.
Estoy seguro de que la pornografía es una variable que influye en la violencia machista. No es todo, pero sí un modelo consumido por muchos varones que maltratan. La pornografía sigue un modelo machista en el que la mujer es un vehículo para proporcionar placer al hombre. Los estudios indican que el chico que consume pornografía tiene el doble de posibilidades de ejercer violencia machista y la chica, cuatro veces más probabilidades de ser víctima.

Entonces, cada click importa.
Para acabar con la pornografía es necesaria una respuesta global e individual. Si no hay demanda no hay daño. Es preciso hacer un ejercicio reflexivo. ¿Es tan duro vivir sin pornografía? Es un producto moderno.

"La inteligencia artificial permite imaginarse a cualquiera desnudo y difundir la imagen"

No hace mucho se limitaba a una estantería del videoclub o a una revista en un quiosco.
Sí, pero se generalizó con internet y con una exposición más intensa. No tiene nada que ver un semidesnudo de los años 70 con lo que hay ahora. Es como el humo de un incendio. La toxicidad no es la misma si lo respiras de lejos que si estás en medio del fuego.

El porno ha llegado al metaverso, la ciberrealidad se nos va de las manos.
El mundo digital entraña un peligro real e inminente. La inteligencia artificial permite imaginarse a cualquiera desnudo y difundir su imagen en la pose que queramos. Las alarmas han saltado porque está pasando con políticas y famosas, pero puede ser tu compañera de clase. Es un tema muy serio que va a plantear un grave problema ético y legal.

EN DETALLE
Alejandro Villena es psicólogo, sexólogo y director clínico y de investigación en la asociación Dale una Vuelta (DUV), un proyecto social y de ayuda para afrontar la adicción a la pornografía.

Puesto once en consumo
► España ocupa el puesto número once en la clasificación de países por consumo de pornografía. El libro ¿Por qué no? pretende llamar la atención sobre los riesgos de consumir pornografía tanto para quien lo hace como para su entorno.

► Alejandro Villena advierte que la pornografía distorsiona la educación sexual y normaliza la violencia, tanto en los hombres, que se creen en el derecho de ejercerla, como en las mujeres, que asumen que deben soportarla en sus relaciones y se someten a la voluntad masculina.

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