Asignatura pendiente

Una reciente sentencia judicial ha reactivado antiguas peticiones para que la Xunta dote a los centros educativos de un profesional de la enfermería que no solo asuma la función asistencial, sino que también realice labores formativas y de prevención para que el alumnado goce de mejor salud en el presente y en el futuro

Una niña herida tras una caída en el patio del colegio. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Una niña herida tras una caída en el patio del colegio. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"Os pais están facendo un esforzo supremo", sostiene Rogelio Carballo, presidente de la Federación Provincial de ANPA de centros públicos de Pontevedra (Fanpa) y de la Confederación de ANPA gallega (Confapa). La reciente sentencia judicial que obligaba a un profesor de Vigo a conocer el protocolo de atención a un alumno con diabetes ha reactivado una antigua petición para que los centros educativos cuenten con la figura de la enfermera escolar, que ya existe, en mayor o menor grado de implantación, en otras nueve comunidades autónomas españolas, afirma la secretaria general gallega del sindicato de salud Satse, Carmen García Rivas. "¿Por qué Galicia va a ser la última?", se pregunta.

"Por descontado que é necesaria esa figura. Non é o primeiro caso de emerxencia nun colexio -afirma Carballo-. E cando hai que administrar os medicamentos teñen que ir os pais aos colexios e iso é completamente inaceptable. Non poden estar interrumpindo o horario lectivo, ademais dos problemas de conciliación que supón".

Tanto Satse como el sindicato de educación ANPE consideran necesario que todos los centros escolares gallegos cuenten con un profesional de la enfermería que pueda atender a los estudiantes con necesidades sanitarias, además de cumplir con otras tareas. Al mismo tiempo que la comunidad escolar estaría atendida por especialistas durante la jornada lectiva, los maestros se liberarían de ciertas tareas que, en teoría, son voluntarias.

"Los docentes hacen un excelente trabajo en el ámbito formativo y educativo y lo que queremos es complementar su labor con nuestros conocimientos y capacidades a la hora de atender y cuidar a una persona enferma o que sufre cualquier incidente y también en informar sobre hábitos de vida saludables", señala Rivas, mientras Julio Díaz, presidente de ANPE Galicia, apunta que la presencia de un enfermero en los centros escolares evitaría que el profesorado "tenga que asumir responsabilidades para las que no tiene, ni tiene por qué tener, competencias ni formación específica, y que los propios protocolos establecidos por la administración educativa dicen que son voluntarias".

Anedia estima que en Galicia hay entre 700 y 800 escolares con diabetes

Además de atender las necesidades sanitarias de los escolares (administración de tratamientos, control de la alimentación, asistencia en caso de enfermedad o accidentes…), los profesionales de enfermería pueden desarrollar "una óptima labor informativa en lo que concierne a la promoción y adquisición de hábitos saludables en los niños y jóvenes", añade la secretaria de Satse. Díaz abunda en que otro importante ámbito de actuación sería la prevención y detección de problemas de salud física, psicológica emocional, como la detección temprana de enfermedades, bullying, desórdenes alimentarios y adicciones a sustancias como el alcohol o el tabaco. En este sentido, Rivas afirma que el coste de contar con una enfermera en un centro educativo es "irrisorio" si se compara con el gasto total que se destina en la atención y cuidados de enfermedades que pueden evitarse con una educación sanitaria y hábitos de vida saludables. "No hay mejor inversión actual y de futuro que la destinada a que nuestros niños y jóvenes estén bien atendidos sanitariamente y sepan lo que es bueno o malo para su salud".

Asimismo, ambos sindicatos remarcaron que contar con estos profesionales también favorece "la tranquilidad y seguridad de los padres, que saben que sus hijos están en manos de profesionales sanitarios cualificados que pueden atenderles ante cualquier imprevisto, especialmente de aquellos progenitores con hijos con algún problema. En tercer lugar podrían desarrollar un papel como mediadores entre progenitores y alumnos para mejorar sus hábitos de salud. "Que empiecen ya -clama García Rivas-. Aunque sea con un número mínimo, pero que no nos sigan dando largas. Tarde o temprano será una realidad".

VOLUNTARIO. Sin embargo, al menos a priori, no parece que la Xunta de Galicia esté por la labor. Educación recordó esta semana -justo antes de que su titular, Román Rodríguez, fuese sustituido por Carmen Pomar-, que la petición deriva de la mencionada sentencia judicial, que, en todo caso, "valida o protocolo que a  Consellería ten a disposición da comunidade educativa sobre esta doenza; así como o específico do centro, que prevía os supostos de baixada de glucosa, o lugar onde se situaba o glucagón, o coñecemento do seu uso e un equipo de tres docentes voluntarios para subministralo".

Alude también al protocolo firmado en 2015 con la Asociación de Nenos e Nenas con Diabete de Galicia (Anedia) para atender ao alumnado con diabete. "Nel inclúense orientacións que guiarán ao profesorado á hora de atender ao alumnado con diabete en determinadas circunstancias". Además, establece que los docentes, "de forma voluntaria", podrán recibir información para apoyar al alumnado en las labores de control de la glucemia y la administración de insulina, "tendo en conta que se trata de funcións absolutamente seguras, posto que poden ser realizadas por calquera persoa que reciba un adestramento mínimo".

Educación dice que el protocolo en vigor es suficiente, pero la ayuda de los docentes es opcional

"O protocolo deixa moi clariño que asumir o control glucémico e a administración de insulina é unha tarefa opcional e todo iso non cubre as necesidades. Que pasa onde non hai voluntarios?", se pregunta Ana Pérez, presidenta de Anedia. Además de tener una hija diabética, su trabajo como docente le hace ver día a día casos que requerían de la presencia de una enfermera escolar.

"Agora mesmo temos -en la asociación- o caso dunha nena que acaba de ser diagnosticada de diabetes e ademais ten unha enfermidade rara e non é autónoma nin o vai ser. No centro non hai voluntarios para facer o control de glucemia e inxectar a insulina". Tanto la familia como el centro siguen esperando la respuesta de Educación al respecto. "A nena leva unha semana sen ir a clase -explicó el pasado martes- ou indo a súa nai nas horas que necesita, pero ten que volver ao traballo. O protocolo está moi ben pero non resolve todos os casos".

Pérez coincide con Rivas y Díaz en que contar con una enfermera en los colegios no se reduciría a una consulta infantil, sino que se aplicarían programas de hábitos saludables. "Os nenos poden administrarse a insulina e medir o azucre se son capaces, pero hai casos que non é así. Non sempre é cuestión de idade. Nenos con autismo ou con síndrome de Down van seguir necesitando supervisión. E un neno que só teña diabetes, se a hipoglucemia é severa, pode que tampouco sexa autónomo, porque non lle chega a enerxía suficiente ao cerebro e non toma as decisións correctas". Asimismo, la enfermera podría ayudar a formar a los docentes para casos puntuales. "No meu cole hai un neno con diabetes. Eu non son enfermeira pero cada vez que hai un problema a quen recurren é a min. Doulles tranquilidade. Moito mellor se fora unha enfermeira".

Anedia está pendiente de reunirse con la Consellería para "que nos dea solucións" a los casos donde no hay docentes voluntarios. "Estimamos que en Galicia hai uns 700 ou 800 nenos diabéticos en Primaria e Secundaria, 150 deles na área sanitaria de Pontevedra, pero a Xunta non ofrece os datos".

Una figura surgida a finales del siglo XIX
La discusión sobre la necesidad de una figura de enfermería escolar no es novedosa. Surgió en 1891 en el Congreso de higiene y demografía celebrado en Londres, según revela el portal La enfermera de tu cole, creado por la canaria Patricia Báez. En 1897, con la fundación The London School Nurses Society, se empezaron a crear puestos de enfermería en los colegios de educación primaria ingleses.

En 1907 la figura se extendió a Escocia y Suecia y no tardó mucho en consolidarse para cubrir una asistencia plena de la población infantil. En 1909 surgió esta especialidad en Estados Unidos. A España llegó en los años 70.

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