César Muñoz: "El riesgo de contagio en España del ébola es muy bajo"

Armado con un microscopio y razonamiento científico, el virólogo gallego trata de desmontar los siete genes del virus que ha puesto en jaque a los sistemas de salud de todo el mundo
El virólogo César Muñoz Fontela
photo_camera El virólogo César Muñoz Fontela

El ferrolano César Muñoz Fontela puede hablar del ébola desde la primera línea de batalla. Además de investigar el patógeno en el Centro de Virus Emergentes del Instituto Heinrich Pette, en Hamburgo, también ha participado en la lucha desde el Laboratorio Móvil Europeo en África Occidental, uno de los últimos reductos del virus y territorio de procedencia del hombre de 24 años, natural de Guinea Conakry, que fue hospitalizado este miércoles en Vigo tras presentar síntomas de la enfermedad.

¿Qué es el ébola y cómo actúa?
Es una enfermedad viral que se contagia por contacto directo con fluidos de las personas infectadas —sangre, mucosa, saliva, sudor, vómito, heces,...—. Durante una primera fase, sus síntomas son bastante comunes y recuerdan a otras enfermedades, como la malaria o incluso la gripe o una gastrointeritis. Más tarde se complica con problemas de coagulación y hasta fallos multiorgánicos.

¿La posibilidad de contagio del virus es realmente tan alarmante?
El exceso de alarma es comprensible por la situación de hace un año, pero la realidad es que el ébola es un virus altamente infeccioso pero no altamente transmisible. Esto quiere decir que si uno entra en contacto con muy pocas partículas virales es probable que se infecte, pero luego la transmisión no es fácil, como puede suceder con la gripe o la viruela. Se necesita un contacto directo con un paciente infectado, que además en África está asociado con una serie de costumbres que en Europa no existen, como los funerales tradicionales o la concentración de población, que favorece un contacto más directo entre personas.

¿Cuáles son las medidas de prevención más adecuadas?
El diagnóstico rápido y el aislamiento de los casos, que son las medidas que siempre se han adoptado en Europa en cuanto a otras enfermedades hemorrágicas.

Entonces, ¿qué riesgo de contagio hay en España?
Siempre ha sido muy bajo, y más ahora porque hay menos casos.

¿En qué estado se encuentran las investigaciones sobre una posible vacuna para el patógeno?
Hay varios candidatos que se han llevado a ensayos clínicos. El que más lejos ha llegado es la vacuna basada en el virus de la estomatitis vesicular, que codifica una de las proteínas del ébola. Se ha probado en Guinea Conakry en ensayos de fase 3, que es el ensayo con pacientes infectados. En este caso, con los contactos del paciente, distribuidos en un grupo escogido aleatoriamente que recibió la vacuna de inmediato y en otro que la recibió con un retraso de 21 días. Luego se analiza la vacuna basándose en los nuevos casos de la enfermedad que se dan entre esos contactos. Es la misma estrategia con la que la OMS erradicó la viruela. De momento, los resultados son bastante prometedores y se sigue investigando. La otra vacuna llevada a ensayos clínicos es la basada en adenovirus, también con resultados prometedores.

¿Cuándo se podría disponer públicamente de una vacuna efectiva?
Las vacunas llevan hechas diez años, pero las grandes farmacéuticas no han estado interesadas en ellas porque no había mercado. Ahora se intenta acelerar el proceso de desarrollo de la vacuna, que en situación normal, con todas las pruebas y ensayos clínicos, puede durar una década. Se han llevado muy rápido a fase 3, pero es difícil predecir cómo se irán desarrollando en adelante porque los pacientes son cada vez menos.

¿Cómo está la situación en África?
Hay muy pocos casos. En este momento, se trata de llegar y mantener los cero casos, que es lo más difícil porque muchas de las cadenas de transmisión no se habían detectado. Hasta que no estén controladas seguirá habiendo ébola. Lo que pasa es que al ser una enfermedad tan explosiva, estos pequeños brotes que surgen o se reintroducen, como los de Guinea Conakry —el único país todavía con focos activos—, son peligrosos porque pueden volver a generar una serie de casos elevados.

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