David Broncano: "El encanto de Roelio reside en ser feo y llevarlo con dignidad"

Lo tuiteó este sábado: "Lo bonita que es Pontevedra y lo feo que es Roelio". El cómico está en la ciudad del Lérez con el espectáculo ‘La vida moderna’, la versión para teatro del programa de la cadena Ser, que realiza junto a Quequé e Ignatius Farray

David Broncano durante el espectáculo en Pontevedra. OLGA FERNÁNDEZ
photo_camera David Broncano durante el espectáculo en Pontevedra. OLGA FERNÁNDEZ

Sin filtros. Así hace humor David Broncano (1985). El cómico y presentador de La resistencia (canal #0) es crítico con quien quiere poner límites al humor y compara las sentencias condenatorias por chistes con la realidad de la Edad Media.

En Pontevedra se le conoce por sus referencias a la mascota del equipo de fútbol de la ciudad en sus monólogos. Está en la ciudad de Roelio, ¿qué tal?
Muy bien. A mí lo que me sorprende es lo bonita que es Pontevedra y lo feo que es Roelio. No entiendo cómo ha podido suceder.

¿Se le ha acercado algún aficionado del Pontevedra ya?
Sí, de hecho acabo de pasar por un parque  y me han dicho que estaba por allí, que no lo hemos cogido por diez minutos. También me dijeron que este domingo hay partido del Pontevedra, pero es por la tarde y nosotros ya nos vamos. No nos da tiempo a ir. De todas formas, la gente de aquí ya sabe que es muy feo, yo solo me he limitado a constatar una realidad. De hecho, el encanto de Roelio está en eso, en ser feo y llevarlo con dignidad.

La gente no les quiere mal porque han agotado las entradas para los dos pases del espectáculo.
Se agotaron en menos de un día y estamos muy contentos. Además, yo he estado en Pontevedra mil veces y me encanta.

"Quienes creen que haces un chiste para ofenderlos tienen un problema de ego. No hacemos humor pensando en ellos"

En La vida moderna hablaron también del ‘cancaneo’ en el área de servicio de la AP-9, un tema que salió en este periódico. ¿Tienen algún guionista pontevedrés?
No, el programa lo hacemos nosotros sobre la marcha, no tenemos guionistas. La gente a veces piensa que tenemos a gente escribiendo cosas, pero no hay nada preparado, normalmente todos los temas de los que hablamos se nos ocurren a nosotros. Esa noticia la sacó Quequé, la habría leído en algún sitio en Internet y lo pusimos en el programa. Eso pilla aquí cerca, ¿no?

A unos diez minutos.
¿Y se puede ir en transporte público? Porque igual cuando acabemos la actuación de esta noche nos vamos para allá y que sea lo que Roelio quiera.

Usted defiende que el humor no debe tener límites, pero últimamente se los están poniendo. ¿Quién se pasa de la raya, los humoristas o los jueces?
Claramente los jueces. Se está juzgando a gente por causas medievales como las afrentas al honor, al sentimiento religioso... son cuestiones de la Alta Edad Media, ya no digo de la Edad Media más cercana, sino la mala, la del 1100. Es ridículo, es totalmente absurdo. Pero seguiremos peleando.

¿Hay algún tema con el que nunca bromearía?
No. No haría un chiste según el contexto. Por ejemplo, no iría a la habitación de un hospital para reírme de que a un chaval le hayan diagnosticado una enfermedad. El problema no son los temas, sino el contexto. Cuando haces un chiste no lo haces con la intención de ofender a alguien, sino con la de hacer reír. Los que piensan que ese chiste lo haces para ofenderlos a ellos tienen un problema de ego. Hay que decirles que los humoristas no hacemos los chistes pensando en ellos. Con esa premisa no creo que haya ningún tema del que no se pueda hablar.

¿Y de Mahoma?
Yo he hecho chistes con el tema. Hicimos un programa sobre eso en Locomundo. Pero bueno, eso para mí es un límite, yo no quiero morir. Me parece triste que haya que llegar a estos extremos. Pero claro, si me dicen que por hacer chistes me matan, entonces me callo.

Las leyes son las mismas que hace unos años, ¿qué ha cambiado ahora para que se produzcan tantas condenas?
Supongo que ha habido una ola conservadora a nivel judicial que se retroalimenta. Como hay gente que ve que un juez dicta una sentencia determinada, se anima a poner una denuncia y eso es un pez que se muerde la cola. Siempre hay gente a la que le fastidia que tú puedas hablar libremente de cualquier cosa. Pasó hace unos días con la revista Mongolia. Yo creo que el problema, para la jueza, no era el chiste sobre Ortega Cano, sino la revista Mongolia. Se la tenía guardada desde hace unos años y pensó: "vais de ‘guais’ y ahora os vamos a crujir".

Se podría decir que es uno de los máximos exponentes del humor en la actualidad. ¿Cómo ha cambiado la forma de hacer reír?
Nosotros no intentamos cambiar el humor. Hacemos lo que nos hace gracia a nosotros y tratamos de divertirnos y divertir a los otros. El cambio es normal. Cada cómico o cada generación tiene su forma de hacer humor. Nosotros no buscamos revolucionar nada.

¿Es el humor menos políticamente correcto que antes? Porque aparentemente no hay filtros, ¿es así?
Nosotros tenemos mucho margen y hueco para hacer los chistes que queremos. Es como tiene que ser, porque los cómicos no tienen que estar pensando en los chistes que pueden hacer. Para mí el baremo es que sea gracioso. Si lo es, para mí vale.
 

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