Diversidad sexual y discapacidad intelectual: la realidad que nadie ve

Si a la sociedad ya le cuesta entender que una persona con discapacidad intelectual tiene deseos sexuales, si en la ecuación entra en juego la cuestión LGTBI, los muros de la incomprensión se engrosan todavía más. DEStruirlos es uno de los objetivos del Equipo DES, un colectivo que echa mano del prefijo que denota negación e inversión para darle la vuelta a las ideas equivocadas sobre la sexualidad en las personas con diversidad intelectual
Algunos de los integrantes del Equipo DES vendiendo jabones LGTBI, que "eliminan la suciedad del cuerpo y los prejuicios de la cabeza". CEDIDA
photo_camera Algunos de los integrantes del Equipo DES vendiendo jabones LGTBI, que "eliminan la suciedad del cuerpo y los prejuicios de la cabeza". CEDIDA

"Somos DES: DESacomplejados, DESafectados, DESpreocupados y también DESiguales, DESeados, DESeantes, DESencantados, y a veces DESesperados". Así se describe el Equipo DES, un grupo de personas con discapacidad intelectual, reconocida o no, que echó a andar hace casi cinco años para, "desde la primera persona del plural", dar un "paso adelante" en la cuestión LGTBIH (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y heterosexuales) de las personas con diversidad intelectual. En la actualidad, el Equipo DES está formado por cinco chicos gays con discapacidad intelectual de distintos centros de toda Galicia, un psicólogo y tres profesionales de la sexología que a través de diversas acciones y actividades (charlas, encuentros, participación en eventos LGTBI, jornadas formativas...) buscan hacer visibles sus necesidades afectivo-sexuales al tiempo que generan oportunidades para el encuentro.

"Trabajamos en Galicia por nuestros derechos sexuales. Nuestro nombre no es casual, des es un prefijo que indica acción inversa y eso es lo que queremos hacer: dar la vuelta a las ideas equivocadas que la sociedad tiene sobre la sexualidad en las personas con discapacidad intelectual". Lo explica Iván por videollamada desde su casa, en Salvaterra de Miño. Él es uno de los jóvenes homosexuales con discapacidad intelectual que forma parte del Equipo DES y sabe de lo que habla. "La gente no piensa que las personas con discapacidad podamos tener orientaciones sexuales y se crea un muro", recalca el joven, de 25 años. Desde Redondela secunda su opinión Sito, de 41, también gay y con discapacidad intelectual. "Hay gente que critica y señala, que no lo entiende", lamenta.

En Santiago de Compostela, en silencio, dejando que ellos pongan voz a su realidad, les escucha Alfredo Saborido, trabajador social, sexólogo e integrante, al igual que ellos, del Equipo DES.

"La gente piensa que no tenemos orientación sexual. Nos ven como niños y no lo somos" (Iván)

"Mis padres saben que soy homosexual, pero mis abuelos no. Tienen otra mentalidad, pero como dicen nuestros sexólogos, sabiéndolo los padres ya es mucho mejor –cuenta Iván–. Los míos cuando se enteraron fue como en un libro que leí que decía que los enfados con los padres tardan diez días en pasar. Realmente fue eso, diez días. Yo creo que ya sospechaban algo", prosigue Iván, cuya salida del armario se produjo cuando tenía 16 años.

También la familia de Sito es conocedora de su orientación sexual. No en vano, asegura que se lo contó con tan solo diez años. "Al principio se quedaron sorprendidos, pero poco a poco lo fueron aceptando", señala.

SOBREPROTECCIÓN. Pese a que sus familias los apoyan, ambos son conscientes de que también los sobreprotegen. "La protección es muy bonita pero a veces es demasiada", apunta Iván. No obstante, sus mayores quejas se dirigen hacia la sociedad en general. "La gente piensa que somos tontos, que no sabemos tomar decisiones. Eso es porque no hay una educación que diga que una persona que tenga una discapacidad no es que sea tonto, sino que tiene unas limitaciones dependiendo del grado de discapacidad. Con la discapacidad física es diferente, pero con las discapacidades psíquicas y las cognitivas hay una brecha enorme con la sociedad –denuncia Iván–. Nos ven como niños y no lo somos, somos adultos", subraya.

"Mi sueño es tener pareja y que me acepten como soy. Me gustaría casarme y vivir con él" (Sito)

Adultos con sueños y deseos de adultos. Sito, que "en estos momentos" no tiene novio, tiene claros los suyos: "Tener pareja y que me acepten como soy. A mí me gustaría casarme y vivir con él". Pero con un día a día que se reduce a ir del centro ocupacional a casa y de casa al centro "las oportunidades de conocer gente no son muchas" y menos en tiempos de pandemia. "Amigos, amigas, compañeros, compañeras sí, pero conocer gente para tener una relación es difícil", precisa Sito.

"Que nos acepten como somos" también es el mayor deseo de Iván que, además, pone el foco en los cuidadores de atención sociosanitaria. "Si hay una persona que es homosexual y que tiene que depender de un cuidador y no lo entiende es un problema", explica. "También me gustaría encontrar la media naranja y, si no es media, al menos el 35%", añade entre risas. Hasta el momento no ha tenido suerte. "Estuve con un tipo que no sabía realmente su orientación sexual y no sé si se le puede llamar novio o una experiencia amorosa, pero pareja pareja no tuve. Sí me gustaría tenerla, pero tienen que aceptarte muchas cosas. Hay que encajar", explica Iván. Él, que en la actualidad participa en una acción formativa de atención sociosanitaria en instituciones sociales, también constata la dificultad de entablar relaciones y hacer amistades. "Eso solo lo encuentro en el Equipo DES", aclara.

Algunos de los integrantes del Equipo DES. CEDIDA

"Nosotros hablamos mucho de deseos y de desear –interviene, ahora sí, el sexólogo Alfredo Saborido–. Sus deseos son todos deseos eróticos. Tienen que ver con tener pareja, casarse, encontrar a alguien que acepte lo que me pasa a mí... Y es que con la discapacidad intelectual solemos tomar la parte por el todo, es decir, como muchas veces tienen dificultades para realizar actividades de la vida diaria (manejar el dinero, orientarse al salir a la calle... ), pensamos que tampoco tienen la capacidad de amar, de desear, y la tienen. Yo pongo la mano en el fuego por que las familias siempre intentan hacer lo mejor. Las de Sito e Iván son la puntita del iceberg de aquellas que son más o menos facilitadoras, pero después tenemos un bloque de iceberg muy grande de personas con discapacidad intelectual que no se pueden vivir ni expresar. A veces se oscila entre la hiperprotección y la desprotección más laxa. Se dan los dos extremos", explica el sexólogo.

Respecto al velo de invisibilidad que se cierne sobre las necesidades sexuales de las personas con discapacidad intelectual, Saborido también señala al "mundo LGTBI". "Hay que hacer una crítica específica al colectivo G (hombres gays) porque al final creamos un mundo de encuentros entre guapos, altos y listos y los que no son altos, guapos y listos quedan fuera. Y ya no solo es que los estemos dejando fuera para relacionarse con altos, guapos y listos, sino que los estamos dejando fuera para relacionarse entre ellos –recalca–. Yo siempre digo que está muy bien que el Equipo DES nos veamos con un político, pero también tenemos que reunirnos con el resto de colectivos LGTBI para que sirvamos de espejo y de autocrítica porque a veces los colectivos no pueden ser lo inclusivos que les gustaría ser y, al final, para las personas con discapacidad, si por encima le suman ser LGTBI, las formas de relación y de encuentro son nulas".

"Para las personas con discapacidad, si además son LGTBI, las formas de relación y encuentro son nulas" (Alfredo, sexólogo)

Por eso, Alfredo Saborido destaca que uno de los objetivos con los que nació el Equipo DES fue, precisamente, el de generar oportunidades para el encuentro. "Las personas que se mueven entre el centro al que acuden y su casa no pueden hacer la gestión de la intimidad. No hay opciones de encuentro ni se crean. Habitualmente son las familias las que gestionan la intimidad. Las familias tienen una responsabilidad, pero los centros de personas con discapacidad tienen la responsabilidad de ser generadores de encuentros. El problema es que son gestionados habitualmente por familias y habitualmente las familias ponen encima de la mesa el miedo a los abusos, a un embarazo, a enfermedades de transmisión sexual... Pero hay un miedo que no se pone encima de la mesa: el reconocimiento de que mi hijo o mi hija es una persona que desea o que desea desear o ser deseado/deseada. Esa es la auténtica dificultad", afirma el sexólogo. "Como los miedos son tan grandes y cuando hablamos de sexualidad siempre se nos va la cabeza a tener relaciones con penetración, dejamos un montón de cuestiones que son fundamentales para la felicidad, como puede ser que me cojan la mano, enamorarme, conocer a alguien, que alguien me guste... Lo que estamos creando es personas que no tienen espacios para sentirse felices", añade.

En relación a esta cuestión precisa que las dificultades son para todas las personas con discapacidad, sean o no LGTBI. "Siempre decimos que el Equipo DES es un colectivo LGTBI y nosotros. Y cuando decimos nosotros nos referimos también a la población con discapacidad que es heterosexual porque al final acaban teniendo las mismas dificultades debido a la discapacidad", explica.

"Las familias temen reconocer que sus hijos/as desean desear o ser deseados/as" (Alfredo, sexólogo)

El objetivo último del Equipo DES es DEStruir todos esos muros que, como recuerdan Iván y Sito, se levantan ante las personas con discapaciad intelectual. "En el Equipo DES realizamos un trabajo hacia dentro y un trabajo hacia fuera. El trabajo hacia fuera es el de visibilizar en diferentes espacios: en espacios políticos, en espacios de la comunidad LGTBI, en espacios específicos donde se trabaja la discapacidad... En cuanto al trabajo hacia dentro, tiene que ver con que ellos vienen muy contaminados de todo lo que es reivindicativo y a veces lo reivindicativo no coincide con la vivencia personal, entonces tenemos que hacer trabajo de formación dentro", apunta Alfredo. "Eso sí –concluye–, no funcionamos de forma que nosotros somos los profesionales y ellos los usuarios. Ponemos todo lo que hay encima de la mesa. Ellos quieren tomar decisiones autónomas dentro del grupo y es lo que hacemos. La voz de todos vale lo mismo".

Así funciona el Equipo DES
El Equipo DES, en la actualidad en proceso de convertirse en asociación, nació en 2017 a raíz de un encuentro organizado por Fademga Plena Inclusión y Débora Baz, especialista en educación sexual con personas con diversidad cognitiva y funcional. Se define como "un grupo de personas, con discapacidad intelectual, lesbianas, gays, bisexuales, heterosexuales y profesionales del ámbito de la discapacidad y la sexualidad" con los siguientes objetivos: "Luchar por los derechos de todas las sexualidades y discapacidades, promover el respeto y la convivencia, trabajar con las familias, animar a las personas con o sin discapacidad a que se unan a nuestros objetivos, ofrecer apoyo, escucha y acompañamiento a las personas que por su sexualidad estén en situaciones complicadas, acercarnos a otros ámbitos de la sociedad y generar oportunidades para el encuentro".

Aunque la pandemia limitó sus actividades, hasta el momento el Equipo DES ha ofrecido charlas en institutos y en los propios centros a los que pertenecen los miembros, ha participado en el Orgullo de Lalín, ha vendido jabones LGTBI ("eliminan la suciedad del cuerpo y los prejuicios de la cabeza"), se ha presentado en Cantabria y está en contacto con otras iniciativas parecidas en otros sitios del Estado. Las personas que estén interesadas en contactar con el Equipo DES pueden hacerlo en el correo electrónico [email protected].

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