EE.UU reconoce por primera vez que las emisiones de gas invernadero son peligrosas para la salud

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El Gobierno de Estados Unidos ha declarado, por primera vez, que las emisiones de gases invernadero representan un peligro para la salud, un paso de gigante que permite a la Casa Blanca aplicar reglamentos para reducir la contaminación producida por fábricas y vehículos, entre otros, sin necesidad de esperar al Congreso, donde se tramita una ley sobre el cambio climático. El anuncio, hecho en rueda de prensa por la administradora de la Agencia para la Protección del Medioambiente (EPA), Lisa Jackson, permitirá a la Casa Blanca demostrar en Copenhague que toma iniciativas para recortar las emisiones del país más contaminante del mundo en términos per cápita.

Según Jackson, las pruebas científicas reunidas por su agencia demuestran quee l CO2 y otro cinco gases "amenazan la salud pública y el bienestar del pueblo estadounidense". "Estas conclusiones, que ya debían haberse tomado hace tiempo, sitúan en la historia a 2009 como el año en el que el Gobierno de EE UU comenzó a atajar el desafío de los gases invernadero", ha señalado la alta funcionaria. El anuncio coincide con la inauguración en Copenhague de la cumbre de la ONU, la mayor reunión mundial para abordar el problema del cambio climático y que tiene como objeto conseguir un acuerdo que sustituya al protocolo de Kyoto, que expirará en 2012.

La Casa Blanca piensa en verde
Con esta medida, la Casa Blanca quiere demostrar en Copenhague que toma iniciativas para recortar las emisiones del país más contaminante del mundo. Jackson tiene previsto participar en la reunión el miércoles, mientras que el presidente de EE UU, Barack Obama, lo hará el próximo día 18, en la jornada de clausura. Obama se reunirá hoy en la Casa Blanca con el ex vicepresidente estadonidense Al Gore, premio Nobel de la Paz por su defensa del medio ambiente, para preparar la cumbre. El miércoles tiene previsto celebrar un encuentro similar con líderes empresariales y medioambientales.

La medida tiene su raíz en una sentencia del Tribunal Supremo, que ordenó a la EPA determinar si los gases invernadero son perniciosos para la salud dentro de la Ley para un Aire Limpio. Determinar la peligrosidad de esos gases permite al Gobierno aplicar una serie de reglamentos anticontaminantes contra los gases invernadero emitidos por las fábricas y los vehículos, entre otros. El sector empresarial alega que imponer esa serie de reglamentos obligaría a muchas pequeñas empresas y pequeño comercio a adoptar una serie de medidas muy caras para cumplir con la ley.

La administración tiene previsto eximir a las instalaciones que emitan menos de 25.000 toneladas de dióxido de carbono o su equivalente al año. Los grandes contaminantes, aquellos que emiten más de 25.000 toneladas, representan el 70% de las emisiones de gases invernadero en EE UU. La propuesta de la Casa Blanca para la cumbre de Copenhague prevé reducir las emisiones de su país en un 17% para el año 2020 frente a los niveles de 2005. El esfuerzo será progresivo, de manera que para 2025 se habrá reducido en un 30%, para 2030 un 42%, y para el 2050 un 83%.

Inicialmente Obama había planeado desplazarse a la capital danesa este miércoles para pronunciar un discurso, de camino a Oslo, donde recibirá el premio Nobel de la Paz. Pero el viernes pasado, en un vuelco que ha llenado de esperanza la reunión, modificó su agenda e indicó que se desplazará el día 18 con el objetivo de presionar para un acuerdo sustancial. Más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno han confirmado su presencia en los últimos días de la cumbre. Los países han renunciado por el momento a lograr un acuerdo legalmente vinculante, un objetivo que quedará para la reunión de México en diciembre de 2011, y se esfuerzan en lograr un acuerdo políticamente vinculante, que incluya compromisos para el recorte de emisiones y financiación para los países empobrecidos.

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