El mundo del periodismo despide a Ana Viqueira

La coruñesa, que durante más de dos décadas trabajó para la agencia Efe, falleció a los 59 años víctima de una larga enfermedad

Una jornada muy dura para todas aquellas personas que la querían. El mundo del periodismo ha tenido que despedirse esta tarde de la coruñesa Ana María Viqueira Amor, que ostentó el cargo de delegada de Efe en Galicia con el aval de una reconocidísima trayectoria profesional y con un amplio bagaje como reportera política, un auténtico referente para la profesión.

Siendo todavía muy joven, tras haberse formado en la Complutense de Madrid, empezó a imaginar y a parir buenas historias, con su paso por el Grupo Correo Gallego y por Editorial Prensa Ibérica (EPI), casa en la que desempeñó cargos directivos y ya, posteriormente, con su llegada a una agencia a la que dedicó más de dos décadas y sobre la que le gustaba comentar que se sentía "muy Efe".

Su marcha de la empresa fue anticipada, al estar forzada por una enfermedad, pero incluso en esos momentos se significó como una de esas mujeres que saben a la perfección dónde reside la fuerza de la razón, haciendo uso de ella, en muchas ocasiones, con su palabra clara y sencilla.

Casada con el periodista Xosé Andrés Vázquez Hermida, compartía con él el hecho de ser implacable en la edición, siempre aportando un plus de amor por el trabajo bien hecho, procurando en ese empeño un acabado perfecto. Unía igualmente a ambos el hecho de no perder la tradición de las "torres de papel", esas que antaño siempre tenían su lugar en las mesas de los cronistas de la "vieja escuela", los que son de otra pasta.

Ni Internet ni otras herramientas la animaban a hacer esa clase de limpieza y mucho menos a extraviar los valiosos legajos, porque cuando de la dignificación de un oficio se trata jamás importa estar sepultado por distintos informes, faxes, documentos varios, ni por libros que ayudaron a contar guerras y paces, alegrías y tristezas, hazañas y tragedias, ecos de sociedad y otros episodios de alcance.

Con su fallecimiento este jueves en Compostela, ya emprendido el último viaje de Ana Viqueira, que profesaba un inextinguible amor por la naturaleza, demostrable en una abultada agenda viajera que reventaba por las costuras, se asoman a la mente unos versos de Mario Benedetti: "Una mujer desnuda y en lo oscuro, tiene una claridad que nos alumbra".

Con su sonrisa generosa, su naturaleza amable y expansiva y la pasión que sentía por los suyos, Ana, que nació un 17 de mayo, Día de las Letras Galegas, la gran fiesta del idioma, solamente vivió 59 años, pero dedicó todos y cada uno de sus días a dejar testimonios escritos... por un mundo mejor.

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