'Eladio y los Seres Queridos' continúan ''gafapásticamente incorrectos''

Eladio y los Seres Queridos afrontan la gira de su tercer disco, Orden invisible, con "la magia del primero -y algunas canciones de esa época- y la experiencia del segundo", convencidos de haber alcanzado su "cumbre" creativa, aunque el resultado pueda resultar "gafapásticamente incorrecto".

"Hemos tenido siempre la capacidad de hacer cosas sin pensar en complacer estéticamente a la crítica, sino a nosotros mismos dentro de 20 años", afirma Eladio Santos, líder de este grupo gallego, durante una entrevista con Efe a un día de iniciar en Madrid un nuevo tour.

Anticipa que en ese viaje romperán "algún tópico", como el que los considera "un grupo de melodías pop muy bonitas", ya que en Orden invisible presentan un sonido más eléctrico y enérgico que en sus anteriores trabajos, Esto que tienes delante (2007) y Están ustedes unidos (2011). "Con el primero éramos un grupo diferente, sin batería y muchas menos pretensiones, así que este lo sentimos como nuestro segundo disco, el de la reválida. Además, es el primero en el que tenemos control creativo total, el que más nos define y el que más se parece a lo que hacemos en directo", cuenta.

Su reconversión eléctrica es, en su opinión, fruto de la "evolución natural" de una banda acústica que cada vez toca más en vivo y en lugares más grandes, y que, "como en una carrera armamentística", va reforzando cada uno de sus flancos para igualar la potencia de la percusión, ya asentada en su seno.

Con todo, siguen sintiéndose embajadores del "contra estilo, la contra tendencia y la atemporalidad", como pregonaba la nota de prensa de su anterior disco. Sujetos a esa premisa de no trabajar en pos del "entusiasmo de las últimas composiciones", han evitado incluir canciones de última hora en su nuevo álbum. "Aunque suene vanidoso, mis discos envejecen muy bien, y eso que recuerdo críticas malas de cuando salió el primero. Quizás no lo situaban en aquel momento por maneras demasiado poperas, que eran malinterpretadas y les sonaban ñoñas, pero a mí me da igual que algo sea gafapásticamente incorrecto", afirma Santos.

Como los vinos, él prefiere dejar reposar una canción entre 2 y 3 años, rodarla en los directos, cerrar su letra y su partitura y, entonces sí, embarcarse en su producción.

En el caso de este disco, que se ha vuelto a grabar en los estudios Sonobox de Madrid junto a los productores Manuel Colmenero y Javibu Carretero (los habituales de Vetusta Morla), hubo mucha preproducción en Galicia, "mucho simulacro previo" grabado en su local de ensayo, que les hizo vivir el proceso en sí como "un gozo". "Está mejor cantado y creo que se percibe el placer. No tenía ganas de acabar de grabarlo", recuerda de un álbum con un "sonido más uniforme, pero más rico en arreglos", que suma a la electrónica detalles de instrumentos clásicos como la flauta barroca o los saxos.

La cuestión de la temporalidad está presente también en la temática, como en el primer corte, Somos santos inocentes. "Tengo la idea un poco kantiana de que el tiempo no deja de ser una trampa mental, de que vivir es vivir en esa trampa del tiempo, de que las cosas están colocadas una detrás de otra y de que hay que seguir la línea", explica.


Inspirado por lecturas sobre reencarnación que disfrutó como un "entretenimiento", se percibe a lo largo de todo el repertorio y de la portada misma cierto "trasfondo religioso". "Por muy ateos que seamos, nos seguimos levantando cada mañana intentando mejorar y ganar dinero, como siguiendo una orden de forma ciega, aunque neguemos el sentido de todo", señala, al abordar el origen del título, Orden invisible.

Tras el concierto de Madrid de mañana en la sala Sol, visitarán en los días siguientes Albacete (sala Pussy Wagon) y Murcia (sala Jo). Además, pasarán por A Coruña (5 de diciembre, Mardi Gras) y Barcelona (24 de enero, Sidecar).

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