Gallardón, perseguido e increpado en su calle por prohibir actuaciones musicales en Chueca

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, fue perseguido e increpado este lunes en su calle por un grupo de personas que le recriminaron la prohibición municipal de celebrar actuaciones musicales en la plaza de Chueca durante las próximas fiestas del Orgullo Gay.

La persecución, de la que hay varios vídeos y fotografías que pueden verse este martes en redes sociales de Internet, se inició cuando el alcalde y su esposa, Mar Utrera, salieron por la noche de su domicilio para pasear al perro.

Un grupo de personas, que podrían venir de una "cacerolada" que tuvo lugar poco antes en Chueca convocada a través de Internet, esperó la salida de Ruiz-Gallardón de su portal y entonces comenzaron a pitarle y a gritar "fuera, fuera" y "no nos representas", uno de los lemas más repetidos por el movimiento 15-M en las últimas semanas.

En un momento de la protesta, el alcalde consiguió hacerse oír y dijo: "aquí viven mi mujer y mis hijos. Hacerle esto a mi mujer y a mis hijos no es justo. Mañana..."; pero en ese momento arrecian los gritos y pitidos, y decide regresar a su casa.

Las organizaciones responsables de las fiestas del Orgullo esperan reunirse esta semana con el alcalde para intentar encontrar una solución que permita llevar las celebraciones del Orgullo también a la Plaza de Chueca, según dijo el presidente de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb), Antonio Poveda.

El problema ha surgido porque la Ordenanza del Ruido de la capital prohíbe expresamente el desarrollo de eventos en la vía pública a una distancia inferior a 150 metros de centros sociosanitarios, lo que en este caso afecta a la Plaza de Chueca porque hay una residencia de mayores a menos de esa distancia.

De esta forma, los espectáculos de estas fiestas, que comienzan el próximo día 29, podrán llevarse a cabo en otros lugares de la ciudad planteados por los organizadores, como las plazas de España, de Callao y del Rey, y la calle de Pelayo, pero no en lo que consideran el "corazón" de las celebraciones.

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