Historia, belleza, clima, mar y gastronomía, de la mano en Cartagena

Más de 3.000 años de historia con su origen en los cartagineses, aunque el apogeo llegó gracias a los romanos
Imagen del teatro romano de Cartagena
photo_camera Imagen del teatro romano de Cartagena

Ciudad púnica, romana, militar y modernista, Cartagena tiene más de tres mil años de historia marcada por el mar Mediterráneo que la baña, por su puerto y por unos tesoros naturales, culturales y gastronómicos que la conforman como una de las joyas del Levante español.

Ciudad de tesoros, unas veces excavados en la tierra, en otras ocasiones al aire libre y algunos sumergidos bajos su aguas, Cartagena es una urbe abierta con una historia que proviene de los cartagineses, doscientos años antes de Cristo, y que conoció su apogeo gracias a los romanos, quienes la bautizaron como Cartago Nova.

Gracias a su situación geográfica estratégica, hace dos mil años se convirtió en uno de los principales puertos del Imperio y, hoy en día, su enorme patrimonio cultural e histórico sigue siendo de especial relevancia a la hora de mostrarse a los visitantes. Además, posee una gran riqueza minera, con minas de plomo y plata, y unas aguas de una riqueza marina extraordinaria.

Quien llega a la ciudad queda encandilado por su luminosidad, así como sus jardines y murallas que conforman un magnífico mirador al mar. Además, destaca su centro histórico en el que esperan al turista edificios de arquitectura modernista, como el Casino o el Gran Hotel.

JOYAS ARQUITECTÓNICAS. Aunque las joyas arqueológicas de Cartagena descansan en su mayoría en el Imperio Romano, a la entrada de la ciudad existe uno de los escasos yacimientos púnicos de la Península Ibérica, la Muralla Púnica, que se levantó en siglo III a. C. y que es el origen de esta urbe. La obra de ingeniería cartaginesa fue testigo de uno de los episodios más importantes de la Antigüedad en el mar Mediterráneo: la segunda guerra púnica.

Pero entre sus más preciados tesoros está, sin duda, su Teatro Romano, con capacidad para 6.000 espectadores, que data del siglo I antes de Cristo y que se interpreta al visitante desde el museo sobre el mismo, que fue diseñado por el arquitecto español Rafael Moneo.

Tras conocer el Teatro Romano, Barrio del Foro Romano, que está ubicado al pie de una de las colinas de la ciudad, el Molinete. En los últimos años se han hallado numerosos restos arqueológicos de una manzana de la antigua ciudad romana, que se pueden visitar desde 2012. En él, también se ofrece un complejo termal del siglo I d.C. y un edificio destinado a celebrar banquetes de carácter religioso. 

Forma parte de un yacimiento de 4.000 metros cuadrados de superficie, que lo convierten en el parque arqueológico urbano más grande de España, y en el que se aprecian el Augusteum, sede de culto al Emperador Augusto, donde estaba ubicado el antiguo Foro, centro político, económico y religioso, y la casa Fortuna, un domus clásico de una familia pudiente romana que fue hallado en el año 2000.

Ruta modernista. Otra ruta de interés por el casco antiguo es la denominada modernista, que incluye varios edificios de este estilo arquitectónico, entre los que están la estación de Ferrocarril, la Casa Aguirre, sede actual del Museo Regional de Arte Moderno, la casa Maestre, un inmueble que recuerda descaradamente al insigne Antonio Gaudí, el Casino, el Gran Hotel o el Palacio Consistorial. 

Pero otro de los referentes de la urbe murciana es su arquitectura defensiva, de cara a la costa mediterránea. En este punto es posible hacer un viaje por la bahía en barco para descubrir la importancia que ha tenido a lo largo de la historia. Allí se contempla, por ejemplo, un cañón defensivo que tiene un alcance de 35 kilómetros.

Pero en Cartagena no todo está a vista de tierra, porque bajo sus aguas también existe un patrimonio digno de mención. En el Museo de Arqueología Subacuática (Arqua) pueden apreciarse restos de diferentes embarcaciones,  como los pecios romanos de la Isla de Escombreras o incluso monedas de oro y plata recuperadas de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes.

También bajo el mar se desliza el submarino. Precisamente fue un cartagenero científico, marino y militar español, Isaac Peral, quien lo desarrolló como arma militar al diseñar el submarino torpedero, del que existe una réplica en el museo Naval de la ciudad.

En sus costas también existen joyas naturales de innegable valía, como el Parque Natural de Calblanque y uno de los templos del buceo, como es la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, con cerca de 1.900 hectáreas y praderas oceánicas en un excelente estado de conservación. 

Según la Fundación Cousteau, es el mejor lugar del Mediterráneo para la práctica del submarinismo, por la rica biodiversidad de sus poblaciones de flora y fauna y la espectacularidad de los restos de naufragios como los del Sirio, el Minerva y el Nord America. 

Pero no solo de belleza se vive, y para el descanso del turista, nada como su gastronomía. Entre sus pescados destacan el mero, la dorada, el dentón o el mújol. Todos se pueden degustar de diversas maneras, pero a la brasa, a la sal, o al horno son de las más sabrosas. 

También son muy recomendables sus salazones y arroces, especialmente el arroz caldero, típico entre los pescadores, resultado de cocer arroz en caldo de pescado y acompañarlo de ajoaceite. Para los postres es obligado saborear un asiático: café, leche condensada, coñac y canela, servido en una peculiar copa.

Historia, belleza, clima y gastronomía, en un destino en el que el Mediterráneo saluda al visitante.

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