83.000 millones al año para dar de comer al hambre

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Cada minuto mueren nueve niños en el mundo por desnutrición aguda. 55 millones de menores de cinco años sufren esta enfermedad. Y los datos salen a la luz el Día Mundial de la Alimentación. Médicos sin Fronteras alerta de que sus equipos están respondiendo a una emergencia nutricional en el suroeste de República Centroafricana, en una zona donde dos tercios de los trabajadores dependían de la actividad en las minas de diamantes y a quienes la caída de la producción en un 65% dejó sin su única fuente de ingresos.

En la misma jornada, la Organización para la Alimentación cuenta que en el año 2050 unos 9.100 millones de personas poblarán el planeta. Para entonces habrá un tercio más de bocas que alimentar, y si no se invierten cada año 83.000 millones de dólares no habrá comida para todos. Si se quiere alimentar a toda esa gente, las inversiones deberían aumentar un 50% en los países en vías de desarrollo y habría que destinar unos 20.000 millones para la producción agrícola, 13.000 para la ganadería.

África: riqueza en tierra de pobres
Aparte, se requerirán otros 50.000 millones de dólares para cadenas de frío, instalaciones de almacenamiento, mercados y la etapa inicial del procesado, que permitirán incrementar la producción alimentaria mundial en un 70%. El crecimiento demográfico más rápido será en África subsahariana, que duplicará su población en 2050, con un incremento del 108%, equivalente a 910 millones de personas.

En la actualidad unos 218 millones de africanos, cerca del 30% de la población total sufren de hambre y malnutrición crónica, y en todo el mundo la cifra de hambrientos supera los mil millones.

En 2050, la población de Asia oriental y el Sudeste asiático crecerá un 11%, con 228 millones de habitantes más y cerca del 70% de la población mundial vivirá en ciudades o áreas urbanas, comparado con el 49% actual. La demanda de alimentos continuará creciendo como resultado del incremento demográfico y del aumento de los ingresos. En el caso de los cereales alcanzará 3.000 millones de toneladas en 2050.

En África esta situación llevaría a un incremento de la dependencia de muchos países de las importaciones alimentarias. El cambio climático puede reducir la producción agrícola potencial africana hasta el período 2080-2100 entre un 15 y un 30%. El continente negro cuenta con abundantes recursos naturales, incluyendo agua, aunque la distribución es muy desigual. Tan solo el 3% de los cultivos africanos son de regadío, frente a un 20% de media mundial.

La irrigación supondría un aumento enorme de la producción y el rendimiento. Una hectárea de tierra africana produce 1,2 toneladas de cereal, frente a una media de 3 toneladas en los países en desarrollo.

Otro de los problemas es el minifundismo, un 80% de las explotaciones agrícolas africanas tienen menos de dos hectáreas y su número alcanza los 33 millones. Aunque el potencial adicional de tierra disponible para el cultivo en África subsahariana es de más de 700 millones de hectáreas.

La región de la sabana de Guinea --una superficie dos veces mayor que la dedicada al trigo en todo el mundo-- ofrece una enorme producción potencial, ahora tan solo se cultiva el 10% de esta extensión de 600 millones de hectáreas.

La roturación de nuevos cultivos requerirá precauciones para evitar un impacto medioambiental negativo e inversiones en infraestructura y tecnología, que la FAO cuantifica en 21.000 millones de dólares anuales en todo el continente negro.

Los números son fríos. Y si a ellos se suma un panorama ya conocido donde enfermedades como la malaria o el sida, afiladas por la falta de acceso a la salud, han derivado en una situación crítica, según denuncia Médicos sin Fronteras, quien cifra en mil millones la cifra actual de personas malnutridas en el mundo, cien millones más que en 2008. Hoy, una de cada seis personas pasa hambre.

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