MANU SAN FÉLIX, EXPLORADOR SUBMARINO

"Hay vertidos que te ponen los pelos de puntos"

En su historial figuran más de 12.000 inmersiones en los cinco océanos del planeta
Manu San Félix, este jueves en el colegio Doroteas. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Manu San Félix, este jueves en el colegio Doroteas. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

PRISTINE SEAS es el proyecto de National Geographic en el que está inmerso. Esta iniciativa, de Ferrovial y el Concello de Pontevedra, hizo posible crear el 80% de los refugios marinos que están establecidos actualmente. El biólogo marino Manu San Félix expuso el miércoles sus experiencias en Vilagarcía y este jueves hizo en Pontevedra en dos centros escolares y en una charla en el Liceo Casino (a las 19 horas).

¿Podría considerarse el fondo marino un termómetro que mide lo que está sucediendo en la superficie de la tierra?
Absolutamente sí. Lo que pasa es que, precisamente por eso, cuesta más que la sociedad y las personas asuman que estamos causando diversos impactos. Cuando lo miras desde la superficie, parece que siempre está igual, pero no es así. Respecto a la referencia específica que has hecho al termómetro, conviene decir que el 70% del calor que estamos generando por el cambio climático que hemos provocado, es absorbido por mares y océanos. Es una realidad que se mide y que se cuantifica.

"Es necesario legislar a nivel mundial, pero es un alivio sintomático y la verdadera solución es educar a los jóvenes"

¿Quizá porque todavía no apreciamos las consecuencias no hay un alto grado de concienciación social respecto este tema?
Sobre todo es por el hecho de que no lo veamos. Si yo comento que desde hace décadas estamos vertiendo agua insuficientemente depurada, e incluso sin depurar, a través de las estaciones que funcionan incorrectamente en todo el planeta, ya no solo en Galicia o España, sino el todo el mundo, la gente lo escucha y, como no lo ve, es difícil que lo asuma. Yo he visto esas tuberías por donde sale un agua que te pone los pelos de punta. Es cierto el refrán de ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, si hablo de otro problema que palpamos cada día, como es el del plástico, se está sensibilizando porque lo vemos cada día que hacemos la compra y separamos la basura. Ese se el matiz: que veamos o no lo que está sucediendo debajo del agua.

Los bancos de peces se redujeron notablemente durante los últimos años y Galicia tiene en el mar una base de su economía.
El cambio climático es el primer problema, y el siguiente es la sobrepesca. Galicia es una de las zonas marinas oceánicas más ricas del planeta. Si pudiésemos viajar en el tiempo y retroceder mil años, por ejemplo, y viésemos lo que había entonces en estas rías, quedaríamos... no podemos imaginar la riqueza que albergaban. ¿Qué es lo que pasa? Que durante las últimas décadas creció mucho la población, los métodos son hoy súper eficaces extrayendo la pesca y, entonces, la agotamos. Sin embargo, en Galicia se siembra, se abona, se ponen las semillas en la tierra y se espera a que llueva, no solo se recolecta. Galicia es un ejemplo porque es una gran referencia en cultivos marinos, es uno de los pocos lugares del planeta en los que además de sacar, se siembra. Ahí están las mejilloneras. Sin embargo, en el mar es sacar y sacar, como si fuese la cuenta del banco. Para seguir pescando tenemos que dejar de pescar en algunas zonas, porque se acaba.

Recientemente asistimos a la muerte de millones de peces en el Mar Menor. Ya no se puede seguir cerrando los ojos.
Efectivamente, es muy buen apunte. Lo comentaba hace un rato, después de proyectar un documental sobre el Mediterráneo. ¿Cuál es la conexión que tiene con aquí? Pues que lo que hagamos en el Mediterráneo, que es un mar cerrado, se apreciará muchísimo antes que en los océanos como el Atlántico. Es una señal de alarma que nos tenemos que tomar muy en serio, porque para los problemas tenemos soluciones. Tenemos las soluciones para pescar bien, para no estar tirando agua sin depurar y alternativas para el uso del plástico y rebajar su nivel de utilización. Si lo probásemos en el Mediterráneo, veríamos enseguida que funcionan, y las tendríamos que aplicar en todos los mares y océanos.

¿Hay esperanza? Cada vez que se reúnen los representantes de los gobiernos para abordar el tema del cambio climático, las reuniones concluyen con acuerdos muy timoratos que no se aplican, y hay una sensación de frustración.
Tienes toda la razón. A la esperanza se acude cuando ya no queda nada, pero creo que todavía queda que apliquemos la solución. Se suceden esas reuniones y luego no pasa nada, continuamos viviendo igual, y eso no puede ser. Esto sucede porque lo que más nos cuesta es cambiar, y tenemos el ejemplo de cómo a base de multas ponemos el cinturón de seguridad o el casco y respetamos los límites de velocidad. Incluso nos enseñaron a fumar de una forma lógica. Falta legislación para que cambiemos, que tendría que aplicarse a nivel mundial. Hay que obligar a los políticos. Tenemos que reaccionar y dejar de posponer las soluciones. Acabamos de recibir esa terrible noticia de la alarma climática firmada por 11.200 científicos. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Habló de sembrar. ¿Es lo que está haciendo con sus charlas en Vilagarcía y Pontevedra?
La respuesta de los estudiantes es magnífica. Si pudiésemos parar el tiempo y que continuase en manos de las nuevas generaciones, estaría todo solucionado. Es necesario legislar, pero es un alivio sintomático. La verdadera solución es educar a los niños y a los jóvenes de todo el mundo. Puede parecer una utopía, pero se puede y debe hacer. Son valores de la naturaleza y del sentido común los que se les enseña, igual que los más básicos, como no matar al prójimo. Que podamos seguir viviendo en este planeta es otro.

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