Nadia Ghulam relata cómo se hizo pasar por hombre en el Afganistán talibán

La joven afgana participó en las jornadas Xuntos Facemos Compostela, donde contó las secuelas que le dejó la guerra, su lucha por salir adelante y pidió ayuda a los países occidentales para que su nación recupera la paz
Nadia Ghulam durante su visita a Santiago de Compostela
photo_camera Nadia Ghulam durante su visita a Santiago de Compostela

Nadia Ghulam, la joven afgana que se hizo pasar por su hermano fallecido durante gran parte de su adolescencia para poder salir adelante en un Afganistán en guerra, ha visitado este lunes Santiago de Compostela para contar su historia.

En el acto, enmarcado en las jornadas Xuntos Facemos Compostela, Ghulam ha reiterado que ella no es "ninguna heroína", sino que tuvo suerte con su "esfuerzo" y que lo hizo para ayudar a su familia, después del bombardeo que destruyó su casa en la capital del país, Kabul.

Además de perder su hogar, la joven sufrió graves heridas que la mantuvieron en coma durante días y desfiguraron sensiblemente su rostro. Tras recuperarse del bombardeo, Nadia y su familia comenzaron "una vida nómada", puesto que no tenían "ningún lugar" al que ir, que desembocó en un campo de refugiados "en medio del desierto".

Un campo de refugiados del que recuerda una vida "muy, muy difícil", puesto que abundaban animales venenosos en su interior como escorpiones o serpientes, además de albergar a miles de personas cuya única vivienda era una endeble tienda de campaña.

Cuando la gente pasa "hambre y miseria", se vuelve "muy egoísta", afirmó Ghulam, al recordar el alimento que se les daba en el campamento de refugiados consistente en sacos de arroz, lentejas y harina, y por los cuales competían sus habitantes a pesar de no tener con que cocinarlos.

La situación era tal que la familia de Nadia decidió regresar a un Kabul todavía en guerra, donde pasaron a ser los únicos habitantes de su antiguo barrio y donde la joven decidió adoptar una identidad masculina para sostener a su familia. "Cuando vino gente, no se acordaba de su vida anterior", asegura Ghulam, preguntada por si nunca fue reconocida por personas que la conociesen antaño. Su propia madre, sostiene, es incapaz de recordar aquellos momentos en que vestía minifalda o tenía un televisor en casa.

Nadia Ghulam empezó entonces "desde cero" a desempeñar diferentes empleos agrícolas o ganaderos hasta que su historia llegó a oídos de la prensa, que comenzó a seguir la pista de la mujer que se hacía pasar por hombre para poder trabajar y ayudar a su familia.

Afirma que "no entendía" por qué todos la buscaban, y confiesa que tenía miedo de que se corriese la voz y se descubriese su identidad dentro de su círculo de amigos. "Ellos me hacían fotos, yo cobraba", era parte de su rutina hasta que conoció a una reportera para la que comenzó a trabajar como traductora hasta que ésta consiguió un pasaporte para traerla a España.

En Badalona, lugar donde reside actualmente, Nadia fue operada para sanar las heridas que el bombardeo le había dejado y pudo recuperar su condición de mujer, además de cumplir un sueño de la infancia estudiando una carrera universitaria. "Mi deseo es que mi familia pueda tener la felicidad de antes de la guerra", pide, después de nueve años aquí en los que no ha cesado de decir que quiere regresar a Afganistán y poder disfrutar de la paz que ahora goza.

Un Afganistán que lentamente progresa, según cuenta, en las grandes ciudades pero que permanece anquilosado en el rural. Ghulam justifica el auge de los talibanes, partiendo de la desesperada situación del país cuando éstos llegaron. Explica que al principio, la gente estaba "muy contenta", pues "llevaron paz" en plena guerra civil, pero pronto aplicaron unas leyes fundamentalistas que Nadia achaca al alto grado de analfabetismo de la región y a que "muchos de ellos no saben verdaderamente qué es la religión".

"SOLIDARIDAD Y RESPONSABILIDAD". En cuanto a los refugiados, sentencia que si abandonan su país, "es por alguna razón" y que no se debe distinguir "entre refugiados y personas que ya están aquí". Ghulam también pide "solidaridad" a los ciudadanos y "responsabilidad" a los Gobiernos occidentales.

"Necesitamos que nuestros jóvenes tengan oportunidades como las tenéis vosotros", demanda. Además de solicitar la ayuda de "psiquiatras, educadores y trabajadores sociales" para colaborar con la gente que únicamente ha vivido en guerra y que no encuentran otra solución a sus problemas que la "militar".

Finalmente, preguntada por si se había visto afectada por el racismo en España, dice que no le importa, aunque sí reconoce que ahora que tiene "cara pública", no son pocos los que se quieren "hacer fotos" con ella tras haberla rechazado anteriormente. 

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