Naíma Acuña: "El jazz es como una sensación"

Cogió las baquetas por casualidad y ya no las ha soltado. La batería Naíma Acuña volvió este jueves a la ciudad en la que nació su padre para subirse al escenario de la Praza do Teucro y demostrar por qué está considerada una de las intérpretes gallegas más prometedoras de su generación
La batería Naíma Acuña, este jueves, en la Praza do Teucro, donde actuó por la noche
photo_camera La batería Naíma Acuña, este jueves, en la Praza do Teucro, donde actuó por la noche

Le pusieron su nombre por un tema de John Coltrane y la llevaron a un concierto de Miles Davis con un año. Se podría decir que Naíma Acuña (Londres, 1988) estaba predestinada a dedicarse al jazz. Pero, en realidad, todo sucedió casi por casualidad. La batería coruñesa actuó este jueves con su formación de cuarteto en Pontejazz, el ciclo que se celebra de forma previa al Festival Internacional de Jazz e Blues de A Ferrería. La actuación tenía algo especial porque Pontevedra es la ciudad de su padre, José Antonio Acuña. "Aunque no venimos mucho, sí que he estado alguna vez en el festival. Recuerdo, por ejemplo, el concierto de Joshua Redman". Como espectadora espera volver este año para ver en directo a Antonio Sánchez. "A ver si no surge nada y puedo estar". Porque en verano la agenda se intensifica. La semana que viene (día 20) estará con el vibracionista Ton Martínez Risco en Ponte da Lima (Portugal). Después (del 23 al 25 de julio), impartiendo un seminario en Ribadeo.

Toca en la Praza do Teucro, que era donde se celebraban hace años los conciertos centrales del festival.

Ah, no lo sabía. La verdad es que es un lugar muy acogedor. Nos ha encantado. Gareth [Fowler, su guitarrista] ha dicho, "uf, increíble", nada más verlo.

¿Es especial para usted venir a tocar a Pontevedra?

Es especial porque es un festival de renombre, una referencia. Es un lujo poder tocar aquí.

No hay muchas chicas que toquen la batería y muchas menos que lo hagan en el mundo del jazz.

La verdad es que es cierto. Aunque cada vez hay más. Porque cada vez aumenta el número de mujeres que se interesan por el mundo del jazz y por tocar instrumentos. Pero sí, la batería es quizás el que menos tocamos. En España sigue siendo algo muy raro. Pero todo irá cambiando. En Estados Unidos, por ejemplo, son cada vez más las chicas que se hacen un nombre.

Usted ha contado en varias entrevistas que cogió las baquetas por casualidad.

Sí, es así. Tuve que sustituir en el último momento a un alumno de mi padre, que es profesor de música. Yo tocaba el piano, pero cuando llegó el momento de empezar el concierto, creo que era de fin de curso, el chico no apareció. Así que me dijeron que me pusiese yo. Y me puse.

Y se enganchó.

Exactamente eso: me enganché. Ese día hice lo que pude y después, durante un tiempo, estuve compaginando los dos instrumentos, el piano y la batería. Pero, al final, se convirtió en mi primer instrumento.

Este año la batería tiene un peso importante en el festival: está usted en el Teucro y está Antonio Sánchez en A Ferrería.

Uf, Antonio Sánchez es tremendo, un batería increíble. La banda sonora de ‘Birdman’ es alucinante. Probablemente es uno de los mejores baterías del mundo en la actualidad. Y sin probablemente.

"Es tremendo que aún te digan lo de que tocas como un tío. Me parece increíble que sigan existiendo esos prejuicios"

Y eso que para el público no iniciado en el jazz quizás es el instrumento que impone más respeto a la hora de ir a un concierto.

Seguro. A muchísima gente le parece extraño que el batería sea la estrella. Entre otras cosas porque no suele tener el protagonismo que sí tienen otros instrumentos. Los cabezas de cartel suelen ser saxofonistas, guitarristas... Que en Pontevedra se haga esta apuesta este año está muy bien.

¿Es un mundo machista el del jazz?

Muchas veces sí. Yo me he encontrado y he visto de todo, situaciones bastante tristes...

¿Relacionadas con el hecho de que una mujer toque la batería?

Relacionadas incluso con el hecho de que una mujer toque un instrumento. Es una pena, pero aún existe ese prejuicio. No sé exactamente si piensan que no vas a ser buena, que vas a hacer el ridículo... "¿No cantas?". Eso es lo primero que te dicen. Subes a una jam y lo primero que hacen es pasarte el micro. No es algo que me haya pasado a mí, es que te lo cuentan compañeras que tocan el piano.

La entrega de los Premios de la Música Martín Códax se convirtió este año en una reivindicación del papel de las mujeres como instrumentistas y compositoras.

Es que hace mucha falta. Es una pena, pero es así.

Así que les toca pelear el doble.

Bueno, a medida que pasa el tiempo, la cosa va cambiando. Gracias, por ejemplo, a mujeres fuertes, de enorme talento, que van ganando protagonismo. Poco a poco, la gente se va acostumbrando. De hecho, fuera de España cada vez se nota menos. Aquí es mucho más evidente esta... no sé como decirlo... esta falta de educación. Porque realmente es eso: una falta de educación. No puede ser que te subas a un jam a tocar a la batería y que los músicos se bajen, se te queden mirando, te juzguen primero y luego decidan continuar o no, concederte la gracia o no. Eso no se lo hacen a ningún chico. Y eso me ha pasado a mí. Me parece tremendo. O ese comentario de "tocas como un hombre". ¿Por qué como un hombre? "Es que he cerrado los ojos y he creído que eras un tío". ¡Y te lo dicen como un piropo! Es increíble.

Se llama Naíma por el tema de John Coltrane. Con un año la llevaron a un concierto de Miles Davis. No le quedó otra que dedicarse al jazz.

Y, aparte, Acuña es el apellido de un grandísimo batería de jazz, Álex Acuña. Pero, no creas, sí que me planteé otras cosas antes de dedicarme a esto. La música es un mundo muy difícil. Pero, al final, acabas eligiendo lo que de verdad te hace feliz y te tira. Es difícil describir lo que pasa encima del escenario en un concierto de jazz. Porque, al menos yo, no pienso. Es como una sensación. Como una corriente de sensaciones que conecta a los músicos. Por eso depende tanto de con quién toques. No sabría decirte qué es exactamente lo que funciona, el corazón quizás, no lo sé. Pero seguro que es algo que sólo te puede dar el jazz.

Comentarios