Un Tour du Mont Blanc con mensaje

Quico Muñoz lideró una expedición ciclista para dar a conocer una rara enfermedad
Quico Muñoz durante el Tour du Mont Blanc
photo_camera Quico Muñoz durante el Tour du Mont Blanc

BURELA. Cuando se mezclan en una coctelera el deporte y un mensaje humano el resultado suele ser una combinación que deja un buen sabor de boca. Es lo que les dejó a una expedición astur galaica el Tour du Mont Blanc, la marcha cicloturista más dura de un día en Europa, con 330 kilómetros de recorrido, y con el fin de dar a conocer la enfermedad de la piel de mariposa.

Quico Muñoz, médico en el Hospital de Burela, fue el capitán de la expedición, ex campeón de ciclismo para médicos y padre de una niña afectada con esta rara enfermedad. Junto a él fueron Nemesio Fernández Bellas, un vivariense que tiene ya tres participaciones en la Titan Desert; y Antonio Barcia, el conocido deportista burelés que ejerció como asistente técnico. Junto a ellos fueron Alfredo Martínez Cañedo, también excampeón de España de ciclismo para médicos, y Luis Martínez Zahonero como asistente.

Tras un breve paso por los Pirineros para ver en directo algunas etapas del Tour de Francia, los cinco componentes de la expedición hicieron en autocaravana 1.500 kilómetros para aterrizar en la estación alpina de Les Saisies, muy cerca de Chamonix, centro de operaciones de ascensiones a la Alta Saboya. Tras la charla técnica del día anterior, los participantes se tuvieron que ir a la cama pronto, después de una buena ingesta de hidratos de carbono, ya que la salida estaba prevista para las 05.00 horas, bajo la luz de los focos en las bicicletas.

El galeno y sus compañeros recorrieron 330 kilómetros en un día por los Alpes

El primer puerto del día fue de de Vaudagne, pero luego uno deja de contar ya las infinitas ascensiones que tiene que afrontar con su corazón y sus dos piernas. El col de Montes, el clásico Forclaz, que se sube en la Vuelta a Suiza y en el Tour de Romandía, el Champix Lax, para aterrizar en el Grand St Bernard, el techo de la prueba, que se corona a 2.470 metros de altura tras una ascensión de 30 kilómetros.

Una de las claves en este tipo de prueba es la alimentación, y los componentes del equipo Debra hicieron un buen trabajo en este sentido. Tras el Grand St Bernard se subió el Petit St Bernanrd, pero ya con 220 kilómetros en las piernas, con lo que cualquier puerto se hacía eterno.

Tras estos dos puertos ya solo quedarían el Cormet de Roselende, con 20 kilómetros de subida, y el col de Saiseis para llegar a meta, con una sonrisa reflejada en el rostro.

El techo de la ruta cicloturista fue el Grand St Bernard que se corona a 2.470 metros

Conocer los límites

La clave, para Quico Muñoz, experto en estas pruebas de gran fondo, es «conocer los propios límites de cada uno, porque cualquier esfuerzo de más puede ser la puntilla», afirma. Este médico del Hospital da Costa terminó la prueba de 330 kilómetros en 13 horas y 57 minutos, un recorrido típico de los inicios del Tour de Francia, donde había etapas que superaban habitualmente los 300 kilómetros.

Uno de los mayores atractivos con los que cuenta esta marcha cicloturista es que pasa por los tres países que poseen parte de su territorio en los Alpes: Suiza, Francia e Italia. Durante el recorrido, además se pueden admirar los grandes colosos de estas grandes montañas, que no dejan indiferente a nadie.

Pero lo más importante, y lo que queda de toda esta aventura deportiva, es dar a conocer un poco más la enfermedad de la piel de mariposa. Muñoz, que cuenta con una hija afectada, está realizando una gran labor para dar a conocer este padecimiento y conseguir los máximos recursos posibles para la investigación médica.

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