Vicente Garrido: "¿Qué problema hay en que un sádico asesino esté toda su vida en la cárcel?"

Es una de las autoridades más reconocidas en el ámbito de la criminología violenta. Escribió sobre Bretón y ahora habla de Oubel
Vicente Garrido
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VICENTE GARRIDO es doctor en Psicología, profesor en la Universidad de Valencia, uno de los criminólogos más prestigiosos de España y además escribe novela negra mano a mano con la coruñesa Nieves Abarca. Suya es la saga protagonizada por Valentina Negro. Esta semana participó en dos cursos de verano de la Uned en Pontevedra. Cerró el de Violencia, agresividad y resolución de conflictos con la ponencia Qué hemos aprendido sobre la prevención de violencia en niños y jóvenes: una visión integradora.

¿Qué políticas preventivas propone para no descuidar a quienes están al margen del sistema y que la situación derive en violencia, maltrato y delincuencia?

Una cosa muy importante es la salud durante los embarazos. Hay deficiencias en el aprendizaje y déficits en el sistema nervioso que surgen por mala alimentación y falta de cuidado en la gestación. Es el punto de inicio de la prevención de la delincuencia, porque después estos chicos tienen más facilidad  para  generar TDAH, hiperactividad,  dislexias y un temperamento más irritable que causa dificultades de autocontrol. Chavales con 13 o 14 años están fracasando en la escuela o se han desvinculado de ella. Ahora no tenemos respuestas frente a eso, cuando es evidente que deberían existir políticas de inserción labora que generaran oportunidades para que estos chicos no se desvincularán por completo del futuro.

¿Y este camino depende de las familias, de la sociedad, de las administraciones...?

Las administraciones deben hacer un esfuerzo serio para dinamizar los barrios que tienen más problemas, con el propósito de que se lleven a cabo políticas eficaces que impliquen que los niños estén bien atendidos y que los jóvenes no estén sin hacer nada. Los niños, en la medida que se implican en actividades en las que se sienten útiles y valorados no recurren a la violencia

¿Pero tenemos una política coordinada para favorecer todo esto?

No. Y un elemento de gran importancia es el hecho de que se sientan útiles, cuando tienen 14 o 15 años y se dan cuenta de que no les gusta la escuela o no van a tener un título. Habría que crear programas de choque especiales para ese tipo de jóvenes, porque hay mucho fracaso escolar en España y eso es un problema de salud pública porque afecta a la estabilidad emocional, a la maduración de los chicos y supone grandes problemas de desórdenes mentales, de la violencia y otras dificultades.

Afirma que el mal nunca podrá ser derrotado en sentido absoluto. ¿Cree en la reinserción de los delincuentes o depende del caso?

Está en la condición humana el egoísmo, la atracción por el poder y esa lucha ha de coexistir con la tendencia natural al altruismo y la cooperación. Siempre habrá personas que preferirán la solución egocéntrica y el poder sobre el bienestar de los demás. Una cosa es plantear una estrategia general de política preventiva que se dirige a la inmensa mayoría de la gente y otra es negar que hay personas que han hecho de la violencia un argumento central en sus vidas y deben ser condenadas y vigiladas por la sociedad. Nos debe preocupar lo que hacemos con los que no son violentos o lo son muy poco. Porque estamos hablando de prevenir y trabajar en capas de la sociedad más vulnerables. Si tenemos condenas muy severas para unos pocos no debe ser algo que domine la política asistencial.

"El fracaso escolar en España es un problema de salud pública porque provoca situaciones de desórdenes mentales, de violencia y otras dificultades"

Ha escrito un libro sobre José Bretón y ahora acaba de ser juzgado el parricida de Moraña por asesinar a sus dos hijas, el primer condenado en España a prisión permanente revisable. ¿Ha seguido este caso?

Lo he seguido sí.

¿Y cuál es el problema de que una persona que ha matado sádicamente a dos niñas esté toda la vida en la cárcel?

Son 20, 30 o 40 casos. Lo importante es lo que hacemos con cientos de miles de chicos que pueden estar en riesgo de fracasar en la escuela, de abusar de las drogas, de conducir temerariamente y matar a alguien, de implicarse en actos de robo y violencia... Eso nos va a definir como sociedad. Son muchas las personas que piensan así, pero la prisión permanente revisable está en tela de juicio.

¿Podría derogarse?

Una cosa es el encaje constitucional y otra es que sea defendible desde un punto de vista moral. Se comenta que tiene difícil encaje en la Constitución porque el artículo 25.2 dice que las penas privativas de libertad deben estar orientadas a la reinserción social. Pero al margen de eso es una pena perfectamente normal en cualquier democracia occidental. En primer lugar, porque es revisable. En segundo lugar porque hay gente que desde un punto de vista objetivo constituye un gravísimo peligro para la sociedad. Un ejemplo es del de Noruega, uno de los países más progresistas del mundo en términos penitenciarios. Allí la condena máxima es de 21 años, pero está el caso de Anders Breivik, que mató a 66 niños y once adultos en la isla de Utoya. La letra pequeña de la ley noruega dice que en casos en los que haya riesgo evidente para la colectividad, una vez pasados esos 21 años el condenado podrá ser mantenido en la cárcel tiempo indefinido. Todo el mundo en Noruega es consciente de que Breivik no puede salir de prisión. Más allá de la discusión jurídica está el hecho evidente de que se necesita la prisión permanente para algunas personas.

¿En España el caso de Moraña justificaría el haber cambiado la ley?

Sin duda, porque el delito es tan atroz que merece, de entrada, los 25 o 30 años a los que obliga la condena. Y luego, que se revise. Si se considera que este hombre con 70 años ya no va a ser un peligro, que salga.

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