No hay mayor misterio en torno a la aparición, el pasado jueves, de una calavera y otros restos humanos (entre ellos un férmur y otros huesos) en una de las cumbres más altas del monte de O Farelo, en Agolada. El mismo día, por la noche, del macabro hallazgo por parte de cuatro senderistas comenzó a quedar clara la hasta ahora única hipótesis que se baraja y que, como se dijo en un principio, no pasa por ser el fruto de un acto criminal, sino de una muerte natural de un ermitaño.
En principio, atados ciertos cabos y aunque a la Guardia Civil de Lalín no le constaba ningún desaparecido en la zona en los últimos tiempos, sí figuraba una persona en paradero desconocido en el cuartel que tiene en el vecino municipio coruñés de Melide el Instituto Armado. De allí era natural, si bien residía en Trabancas (Agolada), un viejo conocido de las fuerzas de seguridad, que hasta mereció algún reportaje periodístico. Se trata de J.A.V.A., de unos 42 años, al que apodaban Spiderman.
Tenía problemas de salud derivados del consumo de estupefacientes y era un delicuente muy aficionado a los robos, que perpetraba encaramándose, como el famoso personaje de ficción, por las paredes de los edificios. Había sido detenido varias veces. Según pudo conocer el Instituto Armado un taxista de Agolada lo trasladó a la cima del monte O Farelo en enero. Su familia no sabía nada de él desde entonces. Solo falta confirmar -cotejando los restos con el ADN de la familia- que se trata de él. Es la única hipótesis.
