Declaran que el hijo de la víctima en Cedeira acusó de asesinato al conductor

Un agente de la Policía Local ha realizado esta afirmación en la última sesión del juicio oral por el atropello mortal ocurrido en 2012 ► El policía ha matizado que tanto él como sus compañeros intentaron realizar su trabajo con la mayor exactitud posible dada la enemistad entre víctima y conductor

La Policía Local de Cedeira ha testificado esta mañana que uno de los hijos del fallecido en Cedeira, en agosto de 2012, se dirigió a ellos, mientras se encontraban en el lugar de los hechos recogiendo las pruebas, para decirles que no tocasen nada, que se trataba de "un asesinato" y que intentaron realizar su trabajo con la mayor exactitud posible dada la enemistad entre víctima y conductor.

El agente que ha realizado esta afirmación ha añadido también, en la que es ya la quinta sesión del juicio oral que se está desarrollando en la sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña, que ese mismo hijo tuvo que ser expulsado de la comisaría por el jefe superior, tiempo después, al acudir reclamando información sobre la investigación que se estaba llevando a cabo.

Las preguntas de la Fiscalía, la defensa y la acusación se han basado en las incongruencias entre los informes elaborados por la Policía Local y la Guardia Civil, en los que según la opinión de la Benemérita se trató de un atropello intencionado -conclusión derivada de las más de 80 denuncias que uno presentó contra el otro- mientras que los primeros establecen que se pudo tratar de un accidente.

El fiscal, por su parte ha insistido en numerosas ocasiones en que el informe realizado por la competencia local le parece "impecable y técnicamente irreprochable" y en que en los datos objetivos ambos informes concluyen, pero no sucede lo mismo en cuanto a la opinión sobre si fue intencionado o no, dejando el de la Policía Local abierta la posibilidad de que se tratase de un accidente por una imprudencia.

La defensa sigue manteniendo su estrategia de que no hubo ninguna intencionalidad respaldada en la abundante medicación que el acusado tomaba y continúa tomando por depresión, en que conducía sin las gafas que tenía prescritas para ello y en que estaba pendiente de un camión, por el que llevaba un tiempo esperando, en el momento del suceso.

Precisamente por esto, y ante la negativa de la Guardia Civil de que el volantazo llevado a cabo por el procesado no fuera para esquivar el cuerpo del fallecido, sino golpearse contra los coches, la defensa ha pedido que volviera a declarar el único testigo que afirma haber visto el volantazo en un careo con agentes y encargados de elaborar los distintos informes.

En este sentido, el testigo ha afirmado que cree que se trató de un acto reflejo porque él también conduce y le parece que fue una acción "normal" cuando alguien en un vehículo a motor resulta sorprendido por algo.

De hecho ha repetido lo mismo que explicó la semana pasada de que "si hubiera venido un coche en dirección contraria" ambos vehículos habrían colisionado.

También ha quedado patente que no se practicó prueba alguna de alcoholemia al encausado tras el siniestro -algo obligatorio tras producirse un accidente de tráfico- y que no se pasó información alguna a los agentes -tanto de la Policía Local como de la Guardia Civil- respecto a la medicación y estado físico y mental del acusado.

Mañana continuará la vista oral con la declaración de peritos aportados por acusación y defensa en un caso para el que la Fiscalía pide 18 años de prisión por homicidio y obstrucción a la justicia y la acusación particular reclama una pena de 24 años más indemnizaciones económicas.

Comentarios