Rías Baixas y Alto Minho, un ecodestino para amantes del turismo náutico

Gracias al proyecto europeo Ecodestin, ahora el Miño es un destino innovador para los amantes del turismo náutico
El Presidente de Agan +, Manuel Soliño. EFE
photo_camera El Presidente de Agan +, Manuel Soliño. EFE

En sus últimos kilómetros antes de abrazarse con el Atlántico, el río Miño sirve de frontera natural entre Galicia y el norte de Portugal. Lejos de crear una separación, siempre ha sido un punto de encuentro y gracias al proyecto europeo Ecodestin ahora es un destino innovador para los amantes del turismo náutico.

A diferencia de otros ámbitos transfronterizos, ninguna de las dos regiones ha vivido jamás de espaldas a la otra. Pero, al mismo tiempo, tampoco han estado tan unidas como ahora. Cada vez son más las iniciativas que buscan crear sinergias entre las dos orillas del Miño.

Una de las más exitosas es el proyecto Ecodestin, que ha apostado por convertir la eurorregión que forman las Rías Baixas pontevedresas y el Alto Minho —el área entre las localidades lusas de Viana do Castelo y Caminha— en un destino innovador para los amantes del turismo náutico.

"Queremos convertirnos en un auténtico atractivo para que venga la gente a visitarnos desde el mar", explica Manuel Soliño, presidente de la Asociación Gallega de Actividades Náuticas (Agan+), jefe de fila de un proyecto enmarcado en el Programa INTERREG V-A España-Portugal (POCTEP) y en el que se han invertido cerca de dos millones de euros.

El noroeste peninsular, según Soliño, "ya era un referente náutico en España", si bien hasta ahora "poco desarrollado" desde una perspectiva turística.

Competir con otros destinos europeos

Ahora, tras más de cuatro años de trabajo, se han puesto las bases para "competir con Grecia o con Croacia", destinos náuticos por excelencia en Europa, aprovechando la "cultura marinera ancestral que conservamos" y que es la "gran diferencia" con los destinos mediterráneos.

El objetivo de este programa, asegura su responsable, es "explotar esa unión tan interesante con el Miño como elemento base entre Oporto y Santiago, que son dos ciudades Patrimonio de la Humanidad, para crear un entorno muy interesante como destino náutico y cultural".

Para ello, a través de una intensa colaboración público-privada, se han creado más de medio centenar de productos náuticos culturales y tematizados, que se han puesto a disposición de los turistas a través de diversos acuerdos con turoperadores y empresas del sector.

Cruceros en velero, rutas en kayak, submarinismo en las rías, alquiler de barcos o itinerarios náuticos en catamaranes son algunas de las propuestas de este programa que, además, ha permitido modernizar los puertos, ampliar pantalanes o crear dársenas no asistidas.

"Los chárter náuticos ya existían", aclara el presidente de Agan+. "Lo que queríamos es que pudiese haber rutas náuticas para turistas y no solo para navegantes", fomentando que haya personas "que quieran acercarse a conocer nuestras rías como con los fiordos noruegos".

Conocer desde el mar

Conocer Galicia y Portugal desde el mar "es una experiencia enriquecedora", añade Alfonso Casas, que a través de la empresa Sailing Rías —que ha recibido formación y apoyo en el marco del proyecto Ecodestin—, ha homologado dos de estas rutas. Una recrea las escalas de los fenicios y la otra propone un itinerario jacobeo desde Viana do Castelo.

Lo que ofrecen es un "producto diferente", una embarcación con patrón, para grupos reducidos y "preferentemente" veleros, bordeando toda la costa de origen a destino y apoyándose en herramientas tecnológicas como audio guías o la realidad aumentada, para que "desde el mar veas los puntos de interés y te los expliquen en el idioma que te interesa".

"El perfil que estamos buscando no es el de navegante, sino el de un turismo que le hace un guiño a la náutica", destaca este emprendedor pontevedrés, que defiende que las rías gallegas "ofrecen muchas posibilidades" con marinas "de primer nivel" y puertos adaptados. "No hace falta hacer grandes recorridos para disfrutar de esta belleza", subraya.

Las rías, recuerda Soliño, "son sitios muy tranquilos en los que puedes navegar todo el año" y que, en condiciones óptimas, son un "paraíso" porque estos "minicruceros costeros" permiten además a sus pasajeros disfrutar de la gastronomía, de la cultura o del relax que ofrecen los spas y balnearios situados en las localidades en las que hacen escala.

Otros enfoques: educativo y deportivo

Pero el proyecto Ecodestin no se ha quedado únicamente en fomentar el turismo náutico en ambas regiones, sino que también ha apostado por ofrecer un enfoque educativo, acercando la náutica a los colegios; o deportivo, atrayendo a jóvenes promesas en disciplinas acuáticas.

La Fundación Deporte Galego es la contraparte que coordina estos dos ámbitos. Su director técnico, Miguel Rodríguez, señala que colaborar en esta iniciativa ha permitido a la Xunta de Galicia diseñar "proyectos de vida activa y deportiva" en los centros educativos escolares. 

"Esperamos dar un impulso definitivo para que las actividades náuticas se incorporen en el día a día de los centros educativos", explica el director de Deporte Galego, "como un recurso para incentivar la práctica de actividad física y deportiva en los escolares gallegos".

A través de disciplinas como la vela, el piragüismo, el remo o el surf "se desarrollan también otras materias", entre ellas biología, matemáticas, ciencias sociales o historia, "y los alumnos cuanto más conocen su patrimonio natural más lo hacen suyo, lo valoran y lo preservan".

Dentro de Ecodestin se han sentado además las bases para atraer a Galicia a deportistas universitarios de alto nivel "que quieran desarrollar su carrera en nuestra tierra", según Rodríguez, posicionando a la región como destino preferente para esta formación dual.

"Si miras por ejemplo en las modalidades olímpicas náuticas actuales, en todas hay una buena representación de Galicia. Tenemos que seguir apostando por este camino y afianzando este trabajo para apoyar a nuestros olímpicos del mañana", apunta.

Los responsables de este programa transfronterizo reconocen, eso sí, que la pandemia ha sido un duro golpe a sus expectativas, aunque poco a poco esperan recuperar fuelle.

"Lo que necesitamos ahora es que la gente lo pruebe y lo dé a conocer", reconoce el jefe técnico del proyecto, "ya siendo en barcos a motor para los que quieren ir muy tranquilos o en veleros si buscan un turismo más familiar".

"Creemos que en dos o tres años se notarán los resultados", concluye Soliño, que revela que ya hay países como Francia, Italia, Chipre o Malta y comunidades españolas como Canarias, Andalucía o Baleares que se han interesado por esta experiencia.

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