La senda costera de Xove, uno de los litorales más bellos y desconocidos de A Mariña lucense

La ruta alterna la dureza de los acantilados e islas con la paz de las playas y las calas
Uno de los paisajes. EP
photo_camera Uno de los paisajes. EP

Entre la masificación estival de As Catedrais y la de O Fuciño do Porco existe un pequeño oasis litoral en A Mariña: la costa de Xove. Un remanso de paz que desde hace un tiempo puede disfrutarse además a pie —o en bicicleta de montaña— gracias a la creación de una senda oficial con buen piso y una excelente señalización.

Es un recorrido lineal que puede iniciarse en el pintoresco portiño ballenero de Morás —que sería lo más recomendable— o bien en la pequeña cala de Portonovo, ya cerca del límite con Viveiro. Un trayecto que coincide en parte con el Camiño Natural da Ruta do Cantábrico y que, en sus 18 kilómetros de longitud, esconde alguna pendiente que le concede una calificación de dureza moderada. Sin embargo, es apto para todos ya que una de sus virtudes es que tiene numerosos accesos rodados que pemiten recorrerlo por etapas o, directamente, elegir aquellos tramos llanos. Además, como el camino serpentea entre puntas y cabos, se puede acortar la distancia total atajando por su base.

Uno de los parajes de la ruta. EP

Partiendo del área etnográfica de Morás, el primer kilómetro bordea los llamados acantilados de papel, formaciones graníticas que resultan espectaculares e insuperables en días de temporal. De allí la ruta serpentea, pegada al mar, hacia la imponente isla de Sarón, antes de iniciar la subida del mirador de la playa de Socastro, dura porque pasa del nivel del mar a 158 metros en un suspiro.

A los siete kilómetros, la aldea pesquera de Portocelo ofrece un reposo ideal en su playa con merendero, además de ruinas y castros para visitar. Hay que reponer fuerzas antes de subir hacia el faro de Punta Roncadoira, con espectaculares puestas de sol desde sus bancos panorámicos y con acceso fácil en coche para quien se canse o prefiera hacer la ruta por etapas. Y en una roca del monte del propio faro se esconde un ojo del demonio, para quien lleve niños y quiera dar un toque de aventura.

Uno de los parajes de la ruta2. EP

Desde Roncadoiro la senda se encara hacia la playa de Esteiro —bandera azul—. Pero para llegar hay que superar la subida de Coído, corta y empinada. Una vez arriba, el terreno se allana y serpentea entre puntas, la verdadera esencia de la costa de Xove. Pena Grande, A Mansa o Meitóns son como dagas verdes de mato, pino o eucalipto que se clavan en el azul del Cantábrico y que, entre ellas, esconden algunas de las calas de arena y roca más bonitas y desconocidas de Galicia. Portonovo, la meta, es el mejor ejemplo.
 

Dónde comer
Estilo más informal en Mesón A Fuga y clásico en O Castelo, que también es hotel
Cómo llegar
A la ruta se accede desde Xove
Curiosidades
Es una senda ideal para los amantes de la ornitología.

Comentarios