Una cuidadora de transporte escolar relata su "terror" ante el acoso sexual del chófer

La víctima trabajó con el chófer desde enero al 17 de marzo, cuando puso la situación en conocimiento de la empresa
Un autobús escolar. AEP
photo_camera Un autobús escolar. AEP

Una cuidadora de transporte escolar ha relatado el "estrés y terror" que ha sufrido después de haber sufrido una situación de acoso sexual que denunció en marzo de 2022 por parte del conductor del autobús, hechos que se han juzgado este jueves en la sala de lo penal número 3 de la Ciudad de la Justicia de Vigo.

La víctima, que declaró detrás de un biombo, llorando y nerviosa, aseguró que intentó mantener el trato "más cordial que se pudiera" con el conductor, "sobre todo delante de los niños, pero ya el primer día empezó con piropos y fue yendo a más, aumentando día a día", dijo a preguntas del fiscal.

Contó que en los dos meses y medio que trabajaron juntos él le "piropeaba y hacía comentarios sexuales", entre ellos, sobre su pene, llegó a ofrecerle dinero varias veces a cambio de proposiciones sexuales e incluso realizó un "comentario sexual" acerca de una escolar, según su relato.

"En ningún momento me dijo que era broma y me llegó a decir que no dijera nada a nadie porque no me iban a creer", afirmó la víctima, que trabajó con el chófer desde enero al 17 de marzo, cuando puso la situación en conocimiento de la empresa después de que el conductor, en el bus, le ofreciera dinero tras haberle preguntado si alguna vez había tenido sexo anal. 

"Me fui a revisar el bus, vino detrás de mí y no me dejaba pasar para delante", apuntó la mujer, quien dijo que la responsable de la empresa de transporte le animó a denunciar.

Apuntó que de "todas las llamadas" que le hizo el conductor, "solo la primera fue por trabajo" y que las que le hizo como teléfono restringido fueron a partir de la denuncia. 

"Yo tenía miedo a todo. A ser señalada, a que me pudiera buscar", indicó la víctima al ser cuestionada por qué tardó tanto en denunciar.

Comentó también que sufrió una "situación de estrés, miedo, ansiedad y terror". "Lo he pasado muy mal. No podía salir de casa, me daba miedo poder encontrarme con él. Sin estarlo, yo lo veía, no podía dormir, me tuvieron que medicar y ni con eso lo evitaba. No podía llevar siquiera a mi hija al colegio porque veía pasar los buses", afirmó. 

El acusado, José Ángel G., negó los comentarios y las proposiciones de índole sexual a la monitora del bus y aseguró que era ella quien le "hablaba siempre" y le "preguntaba cosas".

Afirmó que ella le "decía que se quería ir de baja" por diferencias con la empresa de trabajo temporal que la había contratado e insinuó que eso pudo motivar la denuncia, si bien sí confesó que "probablemente" a ella le dijo "algo de broma que le sentó mal".

También expuso que era la mujer la que le llamaba por teléfono, con número oculto, para quedar en la madrugada y señaló que en ese tiempo él tenía pareja y la auxiliar del bus no era su "perfil de chica".

Su jefe en la empresa fue el que le llamó para apartarle del servicio por la denuncia que había presentado la víctima y él estaba "muy nervioso" porque era una "acusación muy grave".

La encargada de tráfico de la empresa de autobuses comentó que se enteró de la situación después de un WhatsApp de la víctima el 19 de marzo de 2022 en la que esta le trasladó que el conductor le "tiraba los tejos" pero en "ningún momento" le indicó que "abusaba de ella".

A la responsable no le constaban problemas del chófer con otras compañeras, tampoco al administrador de la empresa de transporte, quien tomó la decisión de apartar al conductor, metiéndole en un expediente de regulación de empleo una vez que la jefa de tráfico le comunicara que el chófer le estaba diciendo "tonterías de carácter sexual" a la víctima.

Fue una medida que tomó, comentó, como carácter "preventivo" ante la "gravedad de las acusaciones" y le aconsejó buscarse un abogado. 

El conductor le negó los hechos y le precisó que "en todo caso" eran "bromas que se gastan entre ellos" y dijo que la cara del chófer fue "de sorpresa" cuando le comunicó el caso. 

Otra monitora que trabajó con el conductor del bus contó que "no tuvo problemas" con él, mientras que el hermano de la víctima afirmó que supo desde el "minuto uno" lo que pasaba por lo que le contaba ella y confirmó que fue testigo de que él la llamó un día varias veces después de la denuncia. 

La fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de acoso sexual y otro leve continuado de coacciones.

Por el primero, pide para él cuatro meses de prisión y la prohibición de comunicarse con la mujer y aproximarse a menos de 100 metros de donde ella se encuentre durante dos años, mientras que por el segundo solicita 810 euros de multa. Además, solicita para la víctima una indemnización de 9.505 euros.

La acusación considera acreditados los hechos y el daño psicológico y físico a la mujer, mientras que la defensa entiende que no hay pruebas acreditativas de lo denunciado, solo la declaración de la víctima, a la que no da credibilidad, por lo que ha apelado a la presunción de inocencia y solicita la sentencia absolutoria.