Elevan a 300.000 euros la indemnización del Sergas a un paciente inválido tras una operación en Vigo

El hombre fue intervenido de una rodilla en octubre de 2011. Desde entonces camina con dos muletas, no tolera las corrientes de aire ni el contacto con el agua y no puede conducir

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha condenado al Servizo Galego de Saúde a indemnizar a un paciente en 300.000 euros por los daños y perjuicios derivados de una intervención quirúrgica a la que fue sometido en octubre de 2011 en el Hospital Xeral de Vigo, por cuyas secuelas se le declaró en situación de invalidez permanente absoluta.

Tal y como consta en la sentencia, esta indemnización supone duplicar la cantidad que había estipulado el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número uno de Santiago de Compostela en una sentencia previa, al estimar parcialmente el Tribunal el recurso de apelación del demandante y desestimar los formulados por el Sergas y la compañía de seguros.

El Sergas alegó la existencia de prescripción, por el tiempo que pasó entre que el paciente recibió el alta y presentó la reclamación; y la inexistencia de la relación causal entre la cirugía practicada y el resultado lesivo; entre otras cuestiones. No obstante, el Tribunal entiende que procede la íntegra desestimación del recurso de apelación tanto del Sergas como de la aseguradora.

Por su parte, en lo relativo a la del demandante razona la suma de la indemnización y acuerda elevarla de los 150.000 euros iniciales, en atención a los días de incapacidad con hospitalización, la invalidez permanente absoluta, las secuelas, y la falta de consentimiento informado; si bien rechaza reconocer intereses moratorios, aunque sí los intereses legales desde la fecha de la reclamación.

RELATO DE LOS HECHOS. En concreto, el Tribunal mantiene que en agosto de 2011, cuando el hombre contaba con 35 años, sufrió una caída sobre la rodilla derecha y al notar inestabilidad y molestias al caminar se le realizó una resonancia magnética nuclear en la que se confirmó una rotura completa del ligamento cruzado anterior, cambios degenerativos en el menisco interno y derrame articular.

Por ello, en octubre se le realizó una intervención quirúrgica, presentando en el postoperatorio inmediato dolor intenso y sudoración profusa. En noviembre, recibió el alta con el diagnóstico de síndrome de dolor crónico reflejo, por el que con posterioridad tuvo que ser tratado y por el que se le hizo un implante en quirófano.

El hombre, que presenta deambulación con dos muletas, no tolera corrientes de aire ni contacto con agua y no puede conducir, en septiembre de 2012 fue declarado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social en situación de invalidez permanente absoluta, "como secuela del síndrome de dolor regional complejo en miembro inferior derecho" tras la intervención de octubre.

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