Un jurado juzgará por homicidio al joven que mató a un profesor en Vigo

Afrontará entre 10 y 15 años, una horquilla menor que por asesinato, cargo que pesaba sobre él tras un crimen con el dinero como motivación
David Macía, al ser detenido. AEP
photo_camera David Macía, al ser detenido. AEP

Un tribunal popular juzgará el conocido como crimen de O Areal, la céntrica calle viguesa donde el joven monfortino David Macía Castro acabó presuntamente con la vida del profesor jubilado Benito Torreiro el 28 de diciembre de 2021, Día de los Santos Inocentes. El acusado, que según todas las hipótesis se encontraba en el piso de la víctima porque había accedido a mantener relaciones con él a cambio de dinero, será procesado en principio por un delito de homicidio, avanzó este viernes el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

Y esta calificación penal, que es novedad ya que el supuesto autor de los hechos había sido acusado de asesinato en la vista en la que se decretó su ingreso preventivo en prisión, se traduce en una horquilla penitenciaria de entre 10 y 15 años –previsiblemente más cerca de la segunda cifra dada la total falta de colaboración del joven, que no quiso declarar ni facilitar muestras de su ADN–. La pena por asesinato oscila, en cambio, entre los 15 y 25 años.

De esta forma, la instructora Rosa María López Barral, firmante del auto que deja el caso listo para el juicio, suaviza el cargo que pesaba sobre Macía Castro. Cabe recordar que a los pocos días del crimen, el juez Juan Carlos Carballal, al que algunos recuerdan en Lugo por sus duras palabras sobre Pilar de Lara, de quien puso en cuestión su profesionalidad, consideró al joven autor del delito capital del Código Penal: asesinato. Y en base a este motivo, dictó su mudanza forzosa a una celda en A Lama desde el piso que habitaba en régimen de alquiler en el número 184 de la Rúa Leopoldo Calvo Sotelo de la ciudad del Cabe.

Asimismo, el auto de la jueza López Barral supone un importante paso en el caso, ya que da por concluida la investigación y deja el asunto listo para la vista oral, que sentará en el banquillo a este monfortino de 23 años que, pese a su juventud, es de sobra conocido en los ambientes policiales lucenses. Y es que en la comisaría de Monforte tuvieron que tramitar varias denuncias contra él por estafas online. Su modus operandi, como el de la mayoría de timadores en plataformas de compraventa, distaba de ser elaborado: simplemente cerraba la venta de un producto de segunda mano y, tras recibir el pago, no enviaba nada al comprador.

¿Fue por dinero?

Y esta obsesión de David por conseguir dinero a toda costa de forma ilícita es la que lleva a a sospechar que también fue la motivación económica la que lo llevó al piso del profesor Torreiro, exsindicalista de UGT y cofundador del Movemento de Renovación Pedagóxica Escola Viva en los ochenta.

En primer lugar, el vil metal parece ser el causante de que el veinteañero accediese a mantener relaciones con el sexagenario. Y, por otra parte –y esta es la relevante en el caso–, fue según la investigación el detonante del crimen: David se habría percatado de la desahogada situación económica de Torreiro, soltero, sin cargas familiares y con una abultada cuenta corriente, de la que habría querido beneficiarse.

'Tourmalet' de gastos

Una vez fallecido, lo primero que hizo David fue apropiarse de la tarjeta de crédito de la víctima, cuya cuenta corriente menguó en varios miles de euros entre el 28 de diciembre de 2021 –día del crimen, según la autopsia– y el 4 de enero de 2022, fecha esta última del arresto del joven, cazado en un control aleatorio en la salida de la AP-53 en Silleda en posesión de la documentación, tarjetas de crédito y teléfono móvil de la víctima.

En esos siete días, David tiró de la visa de su víctima para adquirir dos coches, uno de ellos de alta gama, de segunda mano, a sabiendas de que los pagos en este mercado apenas están regulados y, en muchos casos, basta con pasar la tarjeta por el datáfono o entregar un fajo de billetes para llevarse el coche, sin preguntas.

También se alojó en un hotel de lujo, recorrió tiendas de postín de la calle Príncipe para gastarse más de mil euros en ropa de marca. Y tampoco escatimó a la hora de comer y cenar, optando por restaurantes de prestigio.

Pruebas de cargo

El material probatorio de cara al juicio es muy contundente: las pisadas ensangrentadas de la escena del crimen encajan al milímetro y tienen exactamente la misma forma y relieve que la suela de unas zapatillas del joven y, por si fuera poco, su ADN apareció en dos cuchillos ensangrentados.