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Una Navidad como dios manda (o no)

SE HABLA mucho de las serpientes de verano, y poco de las de Navidad. Miren la que se ha montado con lo de las reinas magas de Manuela Carmena, una polémica que los medios estatales han estirado como un chicle. Entre eso y la inestabilidad política, se han llenado informativos y periódicos sin dificultad. 

En Pontevedra tenemos mayores complicaciones. Primero porque la inestabilidad política es muy relativa. Lores gobierna en minoría, sí, y aprueba los presupuestos municipales con la ayuda divina del Sergas, pero el modelo de ciudad salta de premio en premio y tira porque le toca. Eso es algo que un ciudadano no olvida: ni cuando pasea por A Ferrería ni cuando escala los badenes de Orillamar.

La segunda complicación radica en que aquí los Reyes Magos han sido los de siempre, los de Arume. Ninguna novedad. A Lores le gusta decir que eso de la nueva política lo lleva haciendo él 16 años desde el despacho de la Alcaldía de Pontevedra, pero no lo veo yo poniendo a tres reinas magas a desfilar por la ciudad. Innovaciones, las justas, y menos si es para ponerse a rebufo de Podemos/Marea/xente do común. Eso jamás. Lo máximo, meter a O Apalpador en la Cabalgata, por ahí agazapado, y que no se note mucho.

Sobre O Apalpador hay que aclarar algo. A los nacionalistas les molesta que se les diga que es una tradición inventada, y siempre ponen encima de la mesa a Papa Noel , que es más yanki que la Coca Cola. Olvidan que el problema de O Apalpador es el marketing. A Santa Claus nos lo han metido en vena a través de cientos de películas, anuncios y demás escenografía americana que consumimos tumbados en el sofá de casa con la manta y la calefacción a 19 grados. Pensar en Papá Noel es pensar en Navidad y en trinchar un pavo. O en nieve, que es algo que en esta ciudad no se ve desde mediados de los 80. Contra esas imágenes, idílicas, falsas, O Apalpador no puede luchar. 

Por lo demás, en Pontevedra todo ha seguido el guión. No era para menos: ya se sabe que Lores tiene mucho votante de derechas al que le encanta cómo está la ciudad, y que una cosa es tocar Benito Corbal y otra tocar la cabalgata. Los símbolos, mejor no menearlos (ni los votos). Además, recuerden aquel año en que el PP se metió con las luces festivas porque no hacían referencia expresa a la Navidad. Los pobres salieron con el rabo entre las piernas porque el propio Louzán, desde su despacho de la Deputación, se limitaba a firmar los Christmas con un aséptico ‘Boas Festas’. No se puede dudar del espíritu navideño de este Gobierno local, hombre. ¡Pero si hasta tenemos estrellas y ángeles en la iluminación! Nuestro único problema es la potencia. ¿Se dieron ustedes una vuelta por la calle Príncipe estas Navidades? Derroche de luz y de sonido el que se gastan en Vigo. Ni una zarza ardiendo iluminaría más. Yo creo que la batalla de la capitalidad la estamos perdiendo a base de watios y no por culpa de las segregaciones de la Audiencia, pero tampoco me hagan mucho caso. 

Aun así, si eliminamos el despliegue de Abel Caballero, yo diría que hemos tenido unas celebraciones como dios manda, como tienen que ser. Tradicionales. Cómo serían de clásicas que hasta los Reyes Magos se hicieron una foto en la plaza de toros... Y olé. Después se montó un poco de bronca, pero nada como lo de Carmena, porque a la gente lo que le cuesta son los cambios. No los asumen. Y es normal. Yo tampoco asumo lo que dice la báscula, pero no me queda más remedio que aceptarlo: el único problema de la Navidad, ya lo sabemos todos a estas alturas de enero, tiene nombre de kilogramo. El resto, incluido O Apalpador, incluido el sorteo de Lotería y hasta incluido el no de la CUP a Artur Mas, ha sido precioso. ¿O no?

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