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No están todos los que son

Tengo que agradecer a un gran amigo actor el contenido de este artículo. Hablando con él por videoconferencia días atrás, hicimos un largo repaso a nuestras respectivas vidas profesionales. Las alegrías, los errores, los sueños cumplidos, la inestabilidad, las decepciones... Y me retó a que compartiera en redes sociales algunas fotografías con personajes internacionales, a los que he entrevistado a lo largo de los años.

Ese reto tenía "cierto veneno" porque estaba convencido que no me atrevería a hacer frente a los cambios estéticos, que todos hemos sufrido. Y mira tú por dónde, eso no me amilanó. Tal vez, unos años atrás, habría sido un hándicap pero, desde hace tiempo, he conseguido asumirme. Y eso implica aceptar esas posibles "agresiones" estéticas en las que pudimos caer, llevados por las modas.

Hay veces que he optado, incluso, por reírme al ver los cortes de pelo ¡Ay esos looks! Con lo importante que es, sobre todo para las mujeres, la estética capilar. Cuántas lagrimas hemos derramado cuando el peluquero se ha pasado cortando la melena o poniendo el color equivocado de nuestras mechas. Sin embargo, he llegado a la conclusión que eso también forma parte de la vida y de nuestro crecimiento personal. La madurez te hace llegar al difícil momento de tener que asumirte. Los defectos es lo que más cuesta aceptar, pero conseguirlo es un plus indispensable en caminar hacia una cierta felicidad.

Cuando me puse a bucear en el archivo fotográfico, no solo no me deprimí por la estética trasnochada en algunas instantáneas, sino que empecé a sentirme orgullosa por todo lo conseguido. La verdad es que pocas veces suelo verbalizar estas cosas con gente ajena a mi entorno porque me produce mucho pudor.

Nunca he sabido manejarme bien en el autobombo, aunque sí es cierto que utilizo el mundo 2.0 para compartir los trabajos, darlos a conocer y que alcancen la mayor trascendencia posible ya que, al fin y al cabo, es lo que nos posiciona. He aprendido a hacerlo superando esa inicial reticencia, con tintes de vergüenza, para suplir el poco apoyo mediático por otras partes. Sin pretenderlo, nos convertimos en "community manager" de nuestros trabajos sin tener los conocimientos específicos para ello ¡La vida!

Me habéis escuchado decir muchas veces que nunca me he imaginado haciendo otra cosa que no fuera desarrollar esta profesión. Cuando publiqué mi primera entrevista con 14 años, en este mismo Diario, creo que fue uno de los momentos más felices de mi vida. No por la publicación en sí, sino porque estaba materializando el inicio de mi trabajo soñado.

Nunca imaginé que iba a viajar tanto, ni conocer a la gente que se ha cruzado en mi camino, ni entrevistar a muchas de las personalidades que admiraba desde adolescente. Algunas de ellas forman hoy parte de mi vida, de mi entorno más privado. Son ahora mis amigos y se han convertido en una segunda familia, la que he elegido.

No tengo espacio suficiente para todos sus rostros. Los internacionales son los que intuía inalcanzables, pero no por ello más definitorios que los más cercanos. Son todos los que están, pero no están todos los que son.

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