Nunca me olvidaré de esa frase que, desde adolescente, me repetían una y otra vez. "La piel tiene memoria"... que, traducida a la cotidianidad, quiere decir que no olvida los excesos a los que la sometemos. Sean de la índole que sean. La piel refleja la mala alimentación, el fumar en exceso, el no limpiarla a diario en profundidad y, sobre todo, la falta de protección y abuso de sol. Siempre me he preocupado de cuidar bastante mi piel. Ya no recuerdo la última vez que tomé el sol, ni tampoco la primera que dejé de limpiármela en profundidad después de un largo día de trabajo, polución o maquillaje. No soy partidaria de los pinchazos, pero sí de todo aquel tratamiento natural que prevenga el envejecimiento y aporte a la piel los activos necesarios para soportar el paso del tiempo.
Antes y después de los días de verano, en los que el sol va a estar tan expuesta, se impone una prevención y reeducación de la piel, una buena dosis de vitaminas que la prepare para enfrentarse a los calores de esa estación y a los posteriores rigores de un invierno que, aunque se nos antoje un poco lejano, está a la vuelta de la esquina. Es importante aplicarle un específico tratamiento de células madre, que revitalice la piel haciéndola recuperar lo perdido y dotándola de todo lo necesario para las temperaturas propias de las estaciones venideras.
Nunca es tarde para comenzar el proceso de prevención cutánea. Es importante la disciplina y, por supuesto, la regularidad. Es cierto que "menos es nada", pero recomiendo evitar hacer un tratamiento esporádico. La constancia hace auténticos milagros. No en el mismo nivel y rapidez que la cirugía obviamente, pero es menos traumático y agresivo. Lo digo por experiencia.
Cada día me doy más cuenta que no está todo inventado. Cuando creemos que la tecnología o las firmas de estética "han tocado techo", nos encontramos con la gran sorpresa de la presentación de un nuevo producto que, no solo es diferente a todo lo anterior, sino que le da la vuelta e innova con técnicas y fórmulas que creíamos imposibles. Y aquí es cuando entra en mi vida la línea "Ocean by Mar Saura".
¿Quién no querría estar como ella y conocer sus trucos de belleza? Porque Mar es guapa hasta rozar el insulto. De envidia, incluso sana, ya no hablamos. Serena, sonriente y vitalista, las conversaciones con ella no tienen fin. Cuando charlamos me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo cuando lo haces con alguien que te invita a la complicidad. No para de viajar, de trabajar y siempre nos ha costado mucho tiempo encontrar una fecha para vernos, pero acabamos consiguiéndolo.
Ahora se ha propuesto que mejoremos la calidad de nuestra piel y a eso nos apuntamos siempre, por lo menos yo. Le he dicho que dónde hay que firmar para estar como ella, pero creo que esa batalla la tengo perdida. De momento me consuelo con tener en casa "un océano para mi piel"...
