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Un pijama de premio

Jodie Foster
photo_camera Jodie Foster

Que la moda ha cambiado bastante en los últimos meses, es una evidencia. No hay más que preguntar en las tiendas del gremio para que te cuenten que se quedan sin chándales y ropa informal de "andar por casa" al poco tiempo de ponerlas a la venta. Obviamente, ante la falta de reuniones sociales y eventos con glamour, los trajes de fiesta y los diseños creados para sorprender en una alfombra roja, desde hace casi un año, brillan por su ausencia.

Como en todo en la vida, ser coherente en fondo y forma es esencial. Desde niña, mi madre me enseñó que en casa siempre hay que estar presentable "preparada para abrir la puerta a cualquier visita inesperada", por eso nunca he estado, ni estoy, en bata y pijama por casa si no me voy a acostar. Ella acostumbró a tener ropa de andar por casa, que nada tenía que ver con la de salir a la calle.

Tal vez por eso, cuando llego a casa, lo primero que hago es cambiarme, limpiarme la cara (vaya maquillada o no) y quitarme los zapatos. No hay nada que indique más el poco respeto en la convivencia que andar con tacones puestos todo el día y taladrar la cabeza del vecino de abajo. Ya no hablamos de carreras por la casa y demás variantes, que los hay.

Esta semana ha sido muy festiva. Volvieron los premios de cine, sin alfombra roja, pero con algunos looks que han despertado curiosidad y comentarios a partes iguales. Unos coherentes con el lugar en el que se encontraban y otros, a mi juicio, desmesurados por esa misma razón.

Recibir el premio en casa, que es lo preceptivo en estos tiempos, invita a arreglarte más de lo habitual, maquillarte para la conexión y peinarte mejor de lo que normalmente estás en el día a día, pero vestirte con decenas de metros de tul y cancán, ponerte recogidos emulando la torre Eiffel y todos los brillantes que tienes en el joyero es, en mi modesta opinión, hasta poco elegante.Jodie Foster

Todos los programas e informativos focalizaron sus comentarios en Jodie Foster porque recibió su Globo de Oro, como mejor actriz de reparto, en el sofá de su casa, con su mujer, su perro y en pijama, prenda que desde hace meses se ha convertido en un estilismo de pasarela. Eso sí, un pijama de 1800€, con un top lencero negro por debajo y maquillada. Es decir, un total look apropiado para la ocasión y el lugar. A mi juicio, la más coherente en estética de toda la noche.

Foster siempre ha sido muy ajena al boato de Hollywood en sus estilismos. Recuerdo una entrevista que le hice en París. Llegó al encuentro empapada. "Me fui a correr un rato y ha empezado a llover. Mira cómo me he puesto". Le dije que esperaba a que se cambiara pero, fiel a su naturalidad, prefirió quedarse así y no retrasar un segundo el compromiso horario. Eso sí, me pidió descalzarse "para no pillar un resfriado más rápido" y así la hicimos. Fue un encuentro relajado, alejado de la vanidad y ego que se le presupone a una grande de Hollywood. En este caso, cambió el refranero y consiguió que "el hábito hiciera al monje". 

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