Siempre que llega la confirmación de acreditación para un festival de cine es una auténtica alegría, pero este año, esa sensación se acrecienta y hasta se acelera el corazón más de lo imaginado. El ansia y necesidad de volver a recuperar aquello que se quedó estancado en ese marzo fatídico, se antoja síntoma de felicidad.
Cannes es el rey de los festivales y Venecia la consorte. Es una comparación fabulada, que refleja la importancia de estos certámenes internacionales en el ranking del cine. El de la Costa Azul celebró su 74 edición hace unas semanas. Por vez primera, debido a la situación que vivimos, tuvo que trasladar su habitual cita de mayo a julio. El éxito fue incuestionable y La Croisette volvió a lucir como antaño.
Ahora es la ciudad de los canales la que prepara su gran cita. La crisis de años atrás afectó en cierta medida algunas propuestas presentadas pero, por fortuna, el talento sobrevivió a la adversidad e hizo posible su resurgimiento. A menos de un mes para que comience su 78 edición, Venecia está revolucionada ante el desembarco del mejor Hollywood que se avecina.
Todo apunta a que el festival va a recuperar una brillantez que, en la pasada edición, quedó eclipsada por una celebración hibrida debida a las normas sanitarias y de seguridad, derivadas de la pandemia. No veo el momento de volver a estar allí. Despertar abriendo una ventana con vistas al Gran Canal, con los gondoleros poco menos que "haciéndote la ola" y Santa María de la Salute presidiendo la estampa es, como poco, un privilegio.
El termómetro que marca la temperatura de la calidad de un festival son, obviamente, las películas y su poder mediático lo ponen el número de celebrities asistentes por metro cuadrado. Si nos guiamos por este baremo un tanto cotidiano, la edición de este año se presenta muy esperanzadora. Directores como Almodóvar (Madres paralelas), Pablo Larraín (Spencer), Gaston Duprat (Competencia oficial), Jane Campion (The power of the dog) o el omnipresente Sorrentino, entre otra larga lista de realizadores en las diferentes secciones del festival, presentan sus últimos trabajos en medio de una gran expectación.
Con ellos llegan sus estrellas, las que lucen en la red carpet en todo su esplendor y "venden" sus interpretaciones con entrega y convencimiento. Al director manchego le van a acompañar Penélope Cruz, que hace doblete en el festival, Aitana Sánchez Gijón y Rossy de Palma. Con Pablo Larraín llega Kristen Stewart que se convierte en la princesa Diana de Gales en "Spencer". Antonio Banderas acompañará a Penélope para la presentación de "Competencia oficial", película que viajará después también a los festivales de Toronto y San Sebastián.
Quienes tienen asegurado su "León de Oro a toda una vida» son Jamie Lee Curtis y el italiano Roberto Benigni. Ambos han reconocido sentirse "emocionados y con inmensa gratitud por este inmenso honor". Los demás volverán a sentir los nervios ante la incertidumbre del reconocimiento o las censuras inesperadas. Los aplausos de la crítica, cerrados o tenues, serán el indicador del recorrido que les espera hasta el ansiado Oscar. De momento, Venecia desempolva su 'red carpet'.
