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Bajo cero

'Bajo cero'. JULIO VERGNE
photo_camera 'Bajo cero'. JULIO VERGNE

Muchas veces hablo con mis entrevistados de la casualidad y la causalidad. No todos se decantan abiertamente en uno u otro sentido, tienen dudas acerca de la influencia de cada una de ellas. Yo creo en ambas, soy de vaso medio lleno y quiero pensar que estamos abiertos siempre a que las dos hagan de las suyas en nuestra vida. Y, si es posible, que sea para enriquecerla.

En estos días de nevada histórica en media España, veo el panorama gélido y de auténtica película desde la distancia. En Pontevedra, donde todavía estoy desde las fiestas navideñas, el tiempo es soleado desde hace muchos días. Temperaturas más frías de lo habitual en esta zona, pero amanecemos a diario con un cielo azul y un sol que caldea las casas con su habitual fuerza. Energía natural, le llaman.

Desde esta atalaya gallega, no envidio para nada las aventuras de mis amigos madrileños. La nieve es muy bonita como espectáculo, pero un calvario para convivir con ella en los días posteriores a su llegada. Si a eso el sumamos que yo soy de temporadas intermedias, como la primavera o el otoño, en estos momentos me siento en la gloria en mi tierra, teletrabajando como más de la mitad del país y esperando que la situación se regularice por el bien de todos, pero quedan días de lucha todavía.

Esa casualidad (o causalidad, según uno quiera), que comentaba al comienzo, ha querido que una película, Bajo cero, se estrene en los próximos días en Netflix, coincidiendo en las fechas de esa nevada que todavía colea. Protagonizada por Javier Gutiérrez y Karra Elejalde, en los papeles protagonistas, pude verla hace meses en un pase de prensa. Estaba cercano el estreno, pero todo quedó relegado a un segundo plano a consecuencia de la interminable pandemia y sus cambiantes y ascendentes bailes de cifras.

Como ha venido ocurriendo desde el principio, a mi juicio de manera inexplicable e injusta, la cultura se ha visto afectada por esa inestable situación y se fueron retrasando las fechas de estreno en salas de las producciones. Incluso las majors internacionales, esas que tienen películas que con solo decir el título llenarían los cines, se plantean retrasos en el año en curso. Una cobardía que se me hace de difícil digestión.

En contraposición a eso, las plataformas no se amilanan ante la situación y activan con celeridad sus estrenos. El día 29 de este mes de enero, como colofón a un mes frío por excelencia, Bajo cero nos hará volver a congelarnos. Solo por la escena del "cara a cara" de los dos protagonistas, merece la pena verla.

No voy a negar mi debilidad por Javier Gutiérrez. Nos une la tierra y un cariño que no hace más que aumentar. Tiene un talento descomunal. El éxito le llegó en la madurez, por eso sigue con la vanidad muy domesticada. La suya es una carrera con un background extenso, aunque parezca que algunos acaban de descubrirle. En su diminuta anatomía se esconde un actor con un potencial que no deja de crecer. Tal vez por eso, es uno de los pocos que tienen el privilegio de no congelarse ni estando bajo cero…

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