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Entradas por detrás

Pablo López
photo_camera Pablo López. INTERNET

VUELVO la vista atrás diez años. Se estrena la sexta edición de OT. Expectación por ver si es más de lo mismo o se esconde un diamante en bruto entre los nuevos aspirantes.

Pablo López, un tímido malagueño con una sensibilidad adictiva, era diferente y te das cuenta desde el primer momento. La distancia en talento, respecto a todos los demás, era abismal y uno de los miembros del jurado, adicto a los minutos de gloria a base de desmoralizar a los aspirantes con la crítica, a veces humillante, se dio cuenta desde el primer momento de que ese chico se iba a quedar con todo el personal. Y comienza una operación de "acoso y derribo" que el destino se ha encargado de desprestigiar. En esa predisposición que todos tenemos de alinearnos con el débil, me posicioné desde el primer momento con ese chico que semana tras semana aguantó, con educación y santa paciencia, las reiteradas críticas de ese jurado que ya tenía en mente quién ganaría la edición. Muy pocos recuerdan a día de hoy su nombre, lo que viene a demostrar que no siempre el que gana es el mejor.

Nunca dejé de seguir a Pablo. Compré todos sus discos y escuché con detenimiento cada una de sus canciones, que me acompañaron en muchos momentos especiales. Seguí sus progresos desde la distancia de una fan incondicional y, tras despertar mi atención años atrás, consiguió activar otros resortes como asesor en La voz y, posteriormente, como coach. Ahí es donde, realmente, le descubrí. Fue, en ese momento, cuando me propuse poder entrevistar a ese joven que, al margen de tener un talento descomunal, poseía una habilidad única para aplacar miedos y remover sentimientos con efecto sanador.

Hace unas semanas, días antes de las fiestas navideñas, tuvimos esa primera conversación. Con off the record incluido, hablamos largo tiempo. Como ocurre cuando te encuentras a gusto, me supo a poco y quedaron muchas cosas por decir, algunas de las cuales pude saldar en una segunda entrevista hace unos días.

Esos encuentros, en la distancia corta, me reafirmaron en mi juicio sobre su calidad interior. Es humilde, orgulloso de unas raíces que no olvida y fiel a los orígenes, que han hecho de él parte de lo que hoy es. Divertido y cercano, contagia optimismo. Tal vez por eso, sus incondicionales ya le piden abrazos en lugar de autógrafos. Doy fe que son sanadores y reconfortantes.

Después de vaciarse en su último trabajo Camino, Fuego y Libertad, Pablo inicia su gira Santa Libertad. Ha conseguido poner el sold out en casi todos los recintos que va a visitar y recurrido a un segundo concierto para el que ya no hay ni una entrada. Si me movilicé para ver a Michael Bublé en NY o Elton John en varias ciudades del mundo, ¿no lo voy a hacer con este tesoro patrio para verle en mi tierra o donde sea? Aunque me temo que, tal y como están las cosas, tendré que conseguir "entradas por detrás". Como diría mi amiga Sandra, ¡me doy mucha pena!

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