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La mano que mece el éxito

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La cultura ha sido uno de los sectores más dañados con la situación que hemos vivido en los últimos meses. No es nada nuevo. Sin alcanzar a calibrar el auténtico motivo por el que ese sector siempre ha sido desdeñado y minusvalorado, lo que sí es evidente es que cine, teatro, literatura o música son indispensables en nuestra formación. Todas esas artes, en una u otra medida, nos hacen soñar, evadirnos y, en algunos casos, aprender. La cultura es pedagógica, pero también sanadora.

En épocas de dificultad suelen activarse los resortes de la creatividad. Se busca un 'plan B' que nos dé un poco de luz o nos reinventamos para buscar una salida que acabe con la catástrofe. Sin duda, es la hora de los valientes, de los que arriesgan, de los que quieren sobrevivir para que el sistema o la situación no los engulla.

En el mes de marzo, los rodajes de cine se cancelaron drásticamente. Muchas producciones se quedaron a medias y un sector que, en cuestión de horas, se fue a negro. Regresar a la actividad ha sido toda una obra de ingeniería pero, con empeño y medidas apropiadas, la gente del cine, la música y el teatro ha conseguido ir recuperando una cierta normalidad que les ha devuelto a esperanza. Era incomprensible ver los aviones y trenes llenos y las salas de cine, teatros o lugares de concierto a media ocupación. La cultura es segura y los brotes de las últimas semanas no han venido de esos recintos.

En medio de esta situación y con los miedos y dudas entendibles, la productora Bowfinger, propiedad de Marílu Gutiérrez y Santiago Segura, decide estrenar #PadreNoHayMásQueUno2. La primera entrega había sido el pelotazo del año pasado y había puesto el listón muy alto, pero la valentía de estrenar y, con ello, activar la taquilla y las ganas de volver al cine, se vieron recompensadas con una taquilla que apunta a record.

En el mundo del cine hay gente que hace un trabajo callado, en la sombra, que resulta arriesgado, no siempre comprendido y cuyo fin no es otro que poner en activo los ingredientes necesarios para que un proyecto salga adelante. Son rostros anónimos en su mayoría, cuyo esfuerzo posibilita que otros sean muy conocidos. Marilu es una productora puntera. Mano derecha de Santiago Segura en la productora, lleva a sus espaldas películas que han hecho una taquilla considerable y que la posicionan entre los profesionales muy a tener en cuenta en el sector.

Santiago es la cara visible, pero ella es quien lleva el auténtico peso de la producción. "Es responsabilidad mía", me comentó un día. "Desde vender los derechos hasta conseguir el dinero para poder hacer la película, porque no te pagan hasta dos o tres años vista, así que necesitas el metálico para poder financiarla. Luego tienes que hacer una planificación con los pagos para que haya coordinación, elegir un equipo en el que los jefes de cada departamento no solo sean buenos, sino que se lleven bien. Al final, el productor también tiene una parte de recursos humanos".

Y en eso, Marilu es una auténtica experta. Una luchadora en un mundo de hombres en el que, a veces, tiene que levantar la voz para hacerse escuchar. Lo consigue y se convierte, por ello, en la envidiada mano que mece la cuna del éxito...

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