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El test de estrés del bipartidismo

LA ENTRADA en Vigo bajo tierra en la nueva estación de Urzaiz puede producir el espejismo de que la soñada ciudad única gallega ya existe y que el Eje Atlántico ferroviario es su metro interurbano. Sin embargo, aunque por fin circula con ocho años de retraso el tan aguardado tren rápido entre A Coruña y Vigo, ni las insuficientes frecuencias, ni la poca amplitud de los horarios, ni las instalaciones, con el dislate de las dos estaciones viguesas, ni el trazado de la red, que condena al ostracismo a Lugo y Ferrol, están a la altura del ambicioso y muy necesario proyecto de integración del conjunto de la Galicia urbana.

No obstante, los nuevos servicios suponen una espectacular mejora en este país de secular indigencia ferroviaria y a mí me permitieron asistir cómodamente ayer a dos destacados episodios de la desesperada resistencia de los dos grandes partidos en antiguas plazas fuertes que se están convirtiendo en territorio comanche para ellos, A Coruña en el caso del PSOE, por el auge de la Marea Atlántica, y Vigo en el caso del PP, por su anunciado hundimiento ante el localismo de Abel Caballero.

Sánchez y Sáenz escenificaron ayer el esfuerzo de PSOE y PP por resistir en el territorio comanche que ya es para ellos A Coruña y Vigo, respectivamente

Ni Pedro Sánchez, secretario general socialista, ni Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, pudieron volver a Madrid con un diagnóstico alentador de la situación de su formación en estas dos urbes que fueron en el pasado plazas fuertes para sus respectivos partidos, sobre todo en el caso del PSOE de A Coruña, pues el dominio popular en Vigo resultó más efímero, con la mayoría absoluta de Manolo Pérez en 1995 y el gobierno en minoría de Corina Porro. Para Sánchez quedó el consuelo de que por la mañana pudo constatar en Vigo que el alcalde Abel Caballero se dispone a lograr la primera victoria socialista en esta ciudad en unas municipales desde 1987, por más que parezca muy difícil la mayoría absoluta. Quizá Saénz también tuvo su consuelo cuando, después de observar a media tarde la manifiesta debilidad del PP de Vigo, cruzó la ría para ir a Moaña, donde tal vez viese algo de la tradicional potencia popular en la Galicia no urbana.

Hay imputados como Orozco a la busca de la absolución popular, otros están algo ocultos como Louzán y Pachi va a lo suyo

En su discurso vigués la vicepresidenta del Gobierno mostró cuánto le influye su mentor, pues utilizó los clásicos giros de Rajoy para atacar a Ciudadanos y Podemos sin citarlos, refiriéndose a ellos como “algunos”. Como aventajada alumna marianista que es todo apunta a que Soraya calibra el simbolismo de la batalla por la Diputación de Pontevedra, la primera institución que presidió su jefe, que recibiría un demoledor golpe moral si el PP la pierde. Por eso la vicepresidenta cerró la campaña mitineando primero en el partido judicial de Vigo y después en el de Pontevedra, mientras el socialista Besteiro atacaba por el norte de la provincia, en A Estrada, donde el PSOE intenta formar una tenaza con el partido judicial de Tui, el otro en el que PP tendría amenazado un escaño provincial.

El barón del PP pontevedrés, Rafael Louzán, emite mensajes contradictorios, pues en su partido asegura que todo está controlado y que va a salvar la Diputación. Pero él ya se ha puesto a salvo en la presidencia de la Federación Gallega de Fútbol. Louzán no intervino ayer en el mitin de Saénz ni en el de Rajoy de la semana pasada. Parece medio oculto, mientras está imputado, por un negocio privado.

Las municipales son más propicias para PP y PSOE que las europeas

Es una de las tácticas de campaña de los imputados, la de no mostrarse ante los focos. Otra es la de buscar la absolución popular en las urnas, como hace el socialista Orozco en Lugo. Mientras, como siempre, el también socialista Pachi Vázquez está fuera de categoría pues, justo después de dimitir como diputado y pese a no presentarse a las municipales porque perdió las primarias de Ourense, ha hecho una intensa campaña de apoyo a su candidato de O Carballiño. Pachi intenta quitarle el poder en su pueblo al PP para que haya un alcalde del PSOE que mande al juzgado con el membrete del ayuntamiento los documentos que puedan exonerarlo en el próximo juicio por sus enchufes masivos.

Los imputados y procesados conforman el paisaje de fondo de devastación de la política tradicional durante los últimos años. Por eso, las elecciones de mañana suponen un test de estrés para el bipartidismo en toda España. Las municipales son más propicias para PP y PSOE que las europeas, por su implantación en todo el territorio, pero el test será sobre todo urbano. Hay el muy lejano pero interesante precedente de las municipales de 1931, cuando a los monárquicos no les valió arrasar en la España rural.

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