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Galicia, paraíso del eucalipto

ADEMÁS DE dejar la reveladora perla de que para la responsable de las políticas de reequilibrio territorial en Galicia Cervantes es "seguramente un sitio mellor para pasear que para vivir", en su comparecencia en el último pleno del Parlamento gallego la conselleira de Medio Rural, la exalcaldesa de Melide Ángeles Vázquez, recurrió a un acertijo irresoluble en vez de informar sobre la superficie quemada en la tragedia del 15-O. Dijo que ésta superaba la cantidad ardida en el conjunto del año, sin que ella ni sus servicios de propaganda aclarasen cuál era esa última cifra y pese a que en la Xunta ya se manejaba la de más de 30.000 hectáreas. Afortunadamente este comportamiento impropio dio paso a la difusión días después de una primera cantidad, de 35.500 hectáreas ardidas, corregida el viernes con una nueva estimación, de 49.000 hectáreas, justo cuando llegaban a los partidos de la oposición informaciones de los distritos forestales que indicaban que se había infravalorado la catástrofe.

La comparecencia de Vázquez mostró las dificultades de la mayoría de los conselleiros para manejarse fuera de la partitura dictada en forma de argumentario desde la presidencia de la Xunta, como también ocurrió con las declaraciones de la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, a la Radio Galega sobre que desconocía si los eucaliptos propagan más el fuego que otros árboles, lo que por otra parte se observa simplemente mirando para un incendio. Excepto Alfonso Rueda en la Vicepresidencia, Rosa Quintana en Medio Rural, Valeriano Martínez en Hacienda y Román Rodríguez en Educación, en el caso del resto de conselleiros desde el punto de vista político poco importaría que su cargo existiese o no.

Todo depende del presidente, más incluso que en el fraguismo, como se vio en la noche agónica del 15-O y quedó gráficamente reflejado en la entrevista que concedió Feijóo a la Radio Galega al filo de la medianoche, en la que hubo un momento de zozobra cuando, entre tosidos, el presidente tuvo que interrumpir su intervención. Es curioso ver como los que dentro del PP se quejaban del bajo perfil político del primer gabinete presidido por el de Os Peares, ahora dicen que lo echan de menos, porque la situación no ha dejado de agravarse.

Pero la del  hiperpresidencialismo no es la cuestión principal ante la comparecencia de Feijóo el martes para informar sobre los incendios. Se trata de la cita parlamentaria más importante de lo que va de legislatura, pues ofrece la oportunidad de plantear una alternativa a uno de los mayores problemas estructurales del país, el catastrófico estado del monte que, pese al muy caro e insostenible dispositivo contraincendios, puede explotar en cualquier momento, sobre todo en esta época de frecuentes condiciones meteorológicas extremas.

Además Galicia está en vías de convertirse en el paraíso del eucalipto, una vez que entre en vigor en marzo la nueva legislación portuguesa para reducir su superficie, mediante la prohibición de nuevas plantaciones, salvo las que sustituyan a las ya existentes y con un porcentaje de reducción. Si bien existen grandes diferencias entre las cifras que dan la Xunta y los ecologistas sobre la superficie del eucaliptal que colonizó todo nuestro litoral, hay coincidencia en que ya se superó con creces el objetivo fijado para 2032 en el ya expansivo plan forestal de Fraga de 1992. Es el momento de frenar la escalada y, por lo menos, imponer una ordenación. Pero nada indica que la Xunta vaya por esta vía, sino por la de insistir en una trama terrorista de la que, de nuevo, no hay ni rastro y bajo el riesgo de que la oposición, como siempre, se pase de frenada e incluso supere la nada edificante actuación del PP en la oleada de incendios de 2006.
Carmela Silva
A Carmela Silva no le vendría mal leer el Estatuto de Autonomía: Para justificar el saltarse la pauta establecida por su partido para que los jefes de las diputaciones comparezcan en el Parlamento, Carmela Silva declaró que se acabó el "tiempo del control" y que las diputaciones y los municipios están, en su respectivo ámbito, en pie de igualdad con la Xunta. Debería leer el Estatuto, que encarga al Gobierno gallego la coordinación de las diputaciones.

La veintena de gallegos que entrevista el CEO

UNA veintena de gallegos nacidos en Galicia responden trimestralmente a las preguntas del barómetro del CEO, que no es ninguna entidad celestial, sino el Centro d’ Estudis d’Opinió de la Generalitat de Catalunya, el equivalente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En Galicia no sólo no existe ningún organismo similar, sino que la gallega es la única nacionalidad histórica en la que no se elabora, bien por la administración, bien a través de la universidad, un análisis periódico sobre el clima de opinión, fruto de una consolidada dejación de funciones de la Xunta en beneficio de determinado poder caciquil coruñés.

Para elaborar la muestra de su barómetro el CEO establece cuotas por lugar de nacimiento. Así a los gallegos de origen les corresponden una veintena de las 1.500 entrevistas que se efectúan. Hay además en torno a 40 para catalanes de padre gallego, por un lado, y otras tantas para catalanes de madre gallega, por otro lado, si bien en muchos casos quien contesta puede ser la misma persona, con ambos progenitores nacidos en Galicia. Aunque se trate de una muestra muy pequeña, en la actual coyuntura resulta muy conveniente analizar estos datos que ofrece el CEO. Son pocas entrevistas, pero hay numerosas encuestas con repartos de escaños para el Congreso, que provocan terremotos en los medios y en los partidos, con aún menos entrevistados por cada una de las circunscripciones provinciales.

Además el barómetro del CEO tiene el valor de la continuidad, sobre todo en lo que atañe a la pregunta de si Cataluña debe ser un estado independiente. En la última entrega, con 19 entrevistas a gallegos de nacimiento, hay un 81,8% de noes, un dato rotundo que, más allá de las oscilaciones, sigue la tendencia de los dos sondeos anteriores, en los que era de 90,9% y un 77,3%, respectivamente. Hay que tener en cuenta que, mirando en este caso para el sí, el 61,5% de los nacidos en Cataluña están a favor de la independencia, frente al 20,2% de los nacidos en el resto de España, el 25,9% de los de la UE y el 21,9% del resto del mundo. En el último barómetro los gallegos son los más contrarios a la secesión por autonomías, pero en anteriores entregas estaban por debajo de los extremeños o andaluces.

En el caso de los hijos, el rechazo a la separación resulta menor, aunque entre los de los gallegos supere la media, sobre todo en el último barómetro, en el que el no oscila entre el 77,4% y el 70,6%, frente al entre el 61,2% y el 61,5% que arroja el promedio de las otras autonomías de origen. En la intención de voto ahora C’s sería claramente el preferido por los gallegos de origen, mientras en los hijos tendría muy cerca a Junts pel Si y a los comunes. Pero a efectos electorales las entrevistas son muy pocas y los resultados varían bastante de un sondeo a otro. Además el panorama general está ahora condicionado por el terremoto que supone el encarcelamiento por una jueza de la Audiencia Nacional de dudosa competencia y dejada en evidencia por el Tribunal Suprema de la parte que seguía en Cataluña de la Generalitat destituida por el Gobierno, tras una controvertida aplicación del artículo 155. Para la mayoría de los catalanes, sean ‘indepes’ o no, se trata de un ultraje difícilmente superable.

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