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La oposición paga su baile

El bajo conocimiento de los candidatos del centro-izquierda se debe a los 14 interlocutores que ha tenido Feijóo en PSdeG, BNG y En Marea

EN EL PSOE, XOAQUÍN Férnandez Leiceaga, Pachi Vázquez, Gómez Besteiro, Méndez Romeu y Patricia Vilán. En lo que ahora es En Marea, Xosé Manuel Beiras, Yolanda Díaz, Antón Sánchez y Luís Villares. Y en el BNG, Carlos Aymerich, Guillerme Vázquez, Ana Pontón, Francisco Jorquera y Xavier Vence. Estos catorce dirigentes políticos, varios de ellos ya retirados, tienen en común que fueron desde 2009 los interlocutores del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como líderes de los partidos de la oposición o como portavoces y candidatos, que se midieron con él en los debates parlamentarios y televisivos.

El baile de líderes y referentes parlamentarios en el centro-izquierda ha sido desenfrenado durante estos siete años y medio transcurridos desde las dimisiones de Touriño y Quintana como jefes de PSOE y BNG. Se trata de una continuación, en versión frenética, del que se ha producido en estos 35 años de autonomía, pues mientras el PP sólo ha tenido tres candidatos a la presidencia de la Xunta, Fernández Albor, Manuel Fraga y Feijóo, en el PSdeG hubo siete, de Francisco Vázquez a Leiceaga, pasando por Laxe, Touriño, Pachi, Abel y Antolín. El BNG tuvo cuatro, Beiras, Quintana, Jorquera y Pontón. Y en lo que antes era Age y ahora se llama En Marea hubo dos, para sendas convocatorias electorales, Beiras y Villares.

Frente a la estabilidad que ha mostrado el PP, acantonado en la Xunta durante 29 de los 35 años de autogobierno, el centro-izquierda se subió al carrusel de la renovación de liderazgos, a menudo de forma inevitable, pues hubo varias etapas, como la de los dos Vázquez, Pachi y Guillerme, de PSOE y BNG, más que disparatadas. Y se produjeron muchas caídas obligadas por fracasos electorales e incluso una por imputaciones judiciales, de Gómez Besteiro, aún pendientes de concretarse, mientras sus fieles siguen soñando con su regreso, en una suerte de sebastianismo a la lucense.

La sensación de que en las elecciones Feijóo se mide contra un conjunto no identificado alcanza incluso al electorado progresista

Pero el baile de los últimos siete años supera cualquier precedente. Y la oposición lo está pagando caro en esta campaña en la que tiene la oportunidad de aprovechar un desgaste del Partido Popular inédito desde que existe con ese nombre, por más que lo haya atenuado desde el 26-J.

La factura se observa en la encuesta del CIS, según la que a Villares no le conocía, a principios de mes, el 67% del electorado; a Pontón, el 57,6% y a Leiceaga, el 51,6%. Son porcentajes que van disminuyendo a lo largo de la campaña, como muestran otros sondeos, más favorables en este índice para el candidato de En Marea. Pero con ellos no sorprende que, incluso en el electorado progresista, en sus capas menos informadas, haya la sensación de que Feijóo se mide con un conjunto no identificado. Así, el primer y urgente reto es darse a conocer,

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