Blog |

Monumento a la oposición

Aunque su fiabilidad sea relativa, el sondeo del CIS anuncia que el centro-izquierda está cerca de culminar su esforzada labor pro Feijóo

LA CIENCIA POLÍTICA distingue dos tipos de mayorías absolutas, las genuinas y las manufacturadas. Las primeras se dan cuando un partido supera el 50% de los votos, por lo que son los electores quienes le conceden esa hegemonía en el parlamento. Las manufacturadas aparecen, en cambio, por obra del sistema electoral, del mecanismo que convierte los sufragios de la gente en puestos que ocupan los políticos y que en este tipo de casos propician que una sola fuerza sume más escaños que todos los demás juntos, aunque no haya sido así en las urnas.

Las genuinas resultan poco frecuentes. Pero en las nueve elecciones autonómicas gallegas hubo tres mayorías absolutas así, las de Fraga de 1993, 1997 y 2001. Las otras, las de 1989, 2009 y 2012, fueron manufacturadas, pues ni Fraga en la primera de esas tres convocatorias ni Feijóo en las dos últimas llegaron al 50%. Sin embargo, hace cuatro años hubo el espejismo de que el triunfo del PP era tan aplastante como los de su más esplendoroso pasado. Y es que Feijóo sacó 41 escaños, los mismos que Fraga en 2001, aunque con 5,8 puntos menos en porcentaje de voto, porque se benefició de la tendencia de mayor fragmentación en el centro-izquierda.

En 2016 esos réditos serían todavía mayores si el CIS acierta en su estimaciones más altas para los populares y éstos mantienen sus 41 escaños, pese a que vuelven a bajar en casi un punto en porcentaje. Según la encuesta del organismo gubernamental español, el PP ya está por debajo del nivel del 45%, aquel en el que Fraga perdió el poder en el 2005 ante la entonces muy compacta oposición de PSOE y BNG. Sin embargo, lo había conquistado en 1989 con un porcentaje menor, del 44%, en un entorno de gran atomización.

Así que con su actual dispersión el centro-izquierda le estaría poniendo en bandeja a Feijóo mantener su hegemonía. Pero hay algo más, que convierte la encuesta del CIS en un monumento al desastre de la oposición. En el sondeo se observa que la valoración de la Xunta mejoró en los últimos 4 años, algo que, por más que su presidente tenga una gran habilidad efectista, sólo se puede entender con estos siete años de acción política histriónica y estéril, tan llena de muy gruesa descalificación a Feijóo como carente de la mínima capacidad de desgastarle, pese a la munición de sus fotos con Dorado, de la continuidad de los problemas estructurales de Galicia y del descrédito de su partido.

Para el PP sus mayores focos de riesgo son "el defecto Rajoy" y el exceso de confianza que pueden generar en sus filas las encuestas favorables. Pero si los partidos del centro-izquierda siguen como hasta ahora, sin ser capaces ni de gestionar su complejidad interna ni de ofrecer una alternativa para Galicia, pueden obrar el mayor de sus milagros, que el CIS acierte.

Comentarios