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Teoría del sorpasso

 A En Marea le beneficia que el PSdeG tienda a empeorar su resultado de las generales, pero vive bajo la incertidumbre del mundo Podemos

LA CLARA DIVISIÓN de la política gallega en dos bloques ideológicos antagónicos supone una vacuna para que no se dé un bloqueo similar al de España. Ese antídoto se reforzó con la derrota en las primarias socialistas de Méndez Romeu, que solo aceptaba pactar con En Marea si el PSdeG estaba por delante, aunque siempre quedará la duda de qué habría hecho ante la tentación de un bien amueblado despacho de vicepresidente. 

Hay un escenario, improbable pero no imposible, en el que Galicia se podría ir a la cama el 25-S sin saber quién será su presidente, por repetir la letanía que hizo fortuna el 20-D. Y no se debería a que hubiese que esperar por el exterior, como en 2005, aunque tampoco haya que descartarlo si la diferencia es muy pequeña, como muestra el caso de Asturias de 2012, el único ejemplo de un gobierno autonómico decidido en el extranjero, ya con "voto rogado". 

Esa situación de incertidumbre se daría si el PP pierde la mayoría y no cuenta con la muleta de C’s, mientras el PSOE es segundo en escaños con menos sufragios que En Marea, debido a la ventaja que los socialistas obtienen sobre los rupturistas donde los votos valen más, en Lugo y Ourense 

El escenario de máxima incertidumbre se daría si el PSOE tiene más escaños que En Marea con menos votos y sin mayoría del PP

Ya pasó algo parecido el 20-D cuando En Marea le sacó 3,7 puntos al PSdeG en porcentaje de voto en Galicia, pero empataron a escaños. Y el 26-J PSOE se impuso por una sola décima, pero con un diputado más que En Marea. Para que se dé este supuesto tiene que existir una gran igualdad, que no hay según algunas encuestas. 

La trayectoria electoral de estos 35 años de autonomía resulta desfavorable para el PSdeG, porque empeora en las gallegas sus resultados de las generales, aunque el tamaño de esa brecha sea variable y tienda a reducirse en tiempos de penurias, como el actual. En esa diferencia está, en cualquier caso, el gran riesgo para Fernández Leiceaga, el candidato socialista que participó de joven en la fundación del BNG y que ahora puede padecer el efecto sucursal del PSdeG. 

A En Marea le debería favorecer su carácter híbrido, que se beneficia del tirón de Podemos en las generales, mientras en las gallegas activa su motor nacionalista, el de Beiras y Villares. Pero por una parte tiene el problema de la competencia directa del BNG, que está mejor que el 26-J y el 20-D, y, por otra, se halla bajo la incertidumbre del mundo Podemos, que sigue de resaca desde junio, por no lograr el famoso sorpasso, dicho a la italiana, sobre el PSOE, un adelantamiento que ahora intenta En Marea. Nunca se había dado una competencia por la segunda plaza cuando el PP no tiene garantizada la mayoría absoluta. Así, el inédito duelo entre PSdeG y En Marea debilita a la alternativa, al no haber una cabeza clara, pero, pese a resultar improbable, puede llegar a favorecerle si esa lucha activa a los electorados de cada uno.

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