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El disputado voto

COMO aquel personaje de Patricia Highsmith que se apostaba en los aledaños de las casas y disfrutaba espiando mujeres, el roba bragas de Arcillá, Cospeito, acechaba los tendales y hurtaba la prendas íntimas femeninas. De esto informaban los periódicos hace unas semanas.

El roba bragas, que fue detenido, tiene algo de detective Torrente husmeando la colada sucia. En Arcillá entrevistaron a las señoras del lugar. Una de ellas manifestó su temor: `que nos faga mal´. Descuide, miladi. El roba bragas se venía arriba con la contemplación lencera y la fragancia pero, a diferencia del protagonista de `El perfume´, es incapaz de hacer aroma con la grasa de sus víctimas. Un manso fetichista.

¿Hurtó Tezanos, como el roba bragas, la intención electoral de los españoles? ¿Flambeó las encuestas para que la opinión pública las digiriera mejor? ¿Es Tezanos el Pepe Solla de los sondeos? La respuesta de Tezanos a Pepa Bueno anticipó el resultado: `Este es el sondeo, pero mi opinión es otra´, que es como si el abogado de Junqueras practica una prueba de cine e informa al tribunal estupendamente y va y le dice a Marchena antes de la sentencia `un momento, Señoría: Junqueras es un golpista y todo esto que acabo de contarle, para que lo absuelva, no me lo creo ni yo´.

Delgada línea la que separa verdad y mentira. ¿Era Assange el veraz relator de verdades incómodas o alguien que decoraba las paredes de la embajada con sus propios excrementos? Seguramente ambas cosas. Assange sacado en una silla a lomos del personal de la embajada recuerda a Rafaela Aparicio en `Mamá cumple cien años´, de Saura. Dicen que con lo de Assange Puigdemont rememoró lo que le decía su profe, Don Jordi Bofarull Busquets: cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Puigdemont cargado en una silla camino a la extradición es imagen icónica y morbosa, el obscuro objeto del deseo de Vox y de Esquerra Republicana de Cataluña.

Luego vinieron los debates. Resumo. Iglesias: Barra libre y que pague el Estado; si gobiernan, Venezuela en año y medio; Sánchez: ¿?; Casado: la sombra de Soraya, aunque bajita, es alargada; Rivera: si bien que hiperventilado, huele a responsabilidad en el próximo gobierno, con unos o con otros. Debe rebajar sus tazas de café; Abascal: Abascal, Abascal, qué bonita serenata…

Y después del debate los resultados. Como das una patada y salen tropecientos analistas, por supuesto poseídos de la verdad todos ellos, me ubicaré deliberadamente al margen de cualquier pronóstico. Mi pretensión no es acertar ningún resultado sino hacer todavía más lúdica y distendida la jornada electoral. Contaré una anécdota real. Y disculpará el distinguido lector del `Diario´ la crudeza del lenguaje, que no hace más que sujetar el relato en estrictos lindes de veracidad. Omito el protagonista -entonces en la organización juvenil del partido- ya que alcanzó en la vida pública cierta nombradía. Pues bien. En unas elecciones se le comisiona a él y a un compañero para hacer campaña repartiendo folletos puerta a puerta. Suben una pendiente y llegan ante un despampanante chalet, con extenso circundado, que revela una holgada suficiencia económica de quien lo posee. Timbran bajo un cartel del portalón que advierte de la fiereza de un can. Transcurren unos segundos y se abre la puerta de la vivienda.

Aparece un varón que frisa el sexenio: chanclas, bañador bermuda floreado y una exigua camiseta, claramente insuficiente para cubrir una panza que revela un pasado -y seguramente un presentetrufado de excesos gastronómicos y etílicos. Mientras respira con dificultad, sus labios oprimen, apenas, una colilla. `Qué queredes´. Los chavales se lanzan a la seducción del votante y pasan a relatar las corruptelas y chanchullos del partido antagonista; seguidamente, con mayor énfasis si cabe, ahondan en las bondades de su formación. Concluyen su exposición, diez minutos, con una reflexión final: solo se puede votar al partido que representan, si no, el caos.

El fulano, paciente mientras los jóvenes se encontraban en el uso de la palabra, que los mira de arriba abajo con indiferencia lindante al enojo y que, sacándose la colilla de la boca dice: `Miradesme a min? Eu `fundín´ (fundé) `Aliansa Popular´ aquí; y continúa, aquel émulo del señor Cayo, con una sentencia que aun hoy martillea la memoria de los cazavotos: Eu teño arneirón nos collons de `faser´ política´. Ya por fin, culmina su turno con una invitación que resulta, cuando menos, opinable a la luz de la buena educación: `Ide rascar o carallo por ahí´. Cabizbajos, enfilan el camino de vuelta los jóvenes, conscientes de haber asistido a una ponencia política de primer nivel.

Nota del autor: `Arneirón: Crustáceo cirrípedo de armazón simétrico y tronco piramidal formado por seis o cuatro placas calcáreas. Vive sobre rocas duras, sobre conchas de moluscos o adherido a los cascos de los barcos).

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