Blog | Así está España

El 'Gorronis Periódicus'

UN VECINO, un amigo. Incluso un familiar. Un tío corriente que saluda por la calle y toma vinos con la peña. Cotizante o jubilado -eso es irrelevante-, autóctono o alóctono lo importante es su carácter invasivo. Porque el `Gorronis´, como la mala hierba, es abundante.

Su modus operandi, sencillo pero reflexivo, lo convierte en un estratega nato. Espera su momento, analiza la circunstancia y ejecuta su plan, porque tiene perfectamente calculadas las horas, los momentos e incluso los días: no es lo mismo un festivo que un día laborable, un local lleno que vacío, las ocho que las diecinueve treinta. El `Gorronis´ sabe esto y jamás intentará nada si no logrará su objetivo.

El 'Gorronis' es sociable, pero cuando penetra en el local que le sirve de hábitat se convierte en una bestia parda, egoísta e insensible, que no conoce ni a su madre porque atiende a un único interés: apoderarse de la prensa del día y leerla de gorra. Como mucho, leerla con cargo a su mísero cortado, ese que justifica estabularse hora y pico en el bar -o cafetería- apropiándose de silla y mesa: ahí comienza su liturgia. Una liturgia que el `Gorronis´ cumplimenta de modo reposado, casi tedioso, paladeando cada hoja como lo haría el heroinómano con su chute.

Humedece, apenas, la yema de su índice para pasar las páginas, hojeándolas de arriba abajo y de derecha a izquierda. Parsimoniosamente. A veces, el `Gorronis´ arregla el desperfecto que algún lector trapalleiro perpetró, y desdobla un pliegue o una arruga planchándolo con pulcritud de orfebre, de artesano de la papiroflexia. Y continúa leyendo. Con calma.

Titulares, faldillas, pies de foto. Portada y contra. El tiempo, las esquelas y los anuncios guarros. Todo le vale con tal de sentirse, interinamente, propietario del periódico. Se trata de entretener el tedio y, de paso, tocarle los huevos al resto de `Gorronis´ que, ansiosos, aguardan que el `Gorronis Sumun´ termine de una puta vez su lectura. A veces algún rival carraspea, a ver si el ´Gorronis´ toma nota y desiste; otro se va al revistero y hace como que busca la prensa que el `Gorronis´ lee, aun sabiendo que es `esa´, la que el `Gorronis´ soba y resoba la que él ansía. Pero el `Gorronis´, que si quieres arroz Catalina, como de Muros, sin darse por aludido. Insolidario vocacional no tiene por qué pensar en el resto de `Gorronis´, igual de insolidarios y egoístas que él.

El `Gorronis´ podría gastarse un euro veinte en el quiosco más próximo, pero esa es otra de sus características, la tacañería. Porque el `Gorronis´, un miserable de libro, prefiere esperar a que otros congéneres concluyan su lectura antes que rascarse el bolsillo. Más amarrado que la Virgen del Puño.

El `Gorronis´, si bien que con ciertas características zoológicas comunes, puede responder a diferente tipología. El `Gorronis´ deportivo, por ejemplo: solo acudirá a locales suscritos al Marca, al Sport o al As.

Otro. El `Gorronis´ local. Que podría apuñalarlo a usted, incluso reventarle la cabeza con un sacho si le hurta la prensa local. Al `Gorronis´ local se la suda el aforismo jurídico `prior in tempore potior in iure (el primero en el tiempo es el primero en el derecho). Al `gorronis Localis´ le importa un carallo la prensa madrileña, que cederá gustoso, con una sonrisa cínica, en lo que para él es un acto de generosidad supremo. Ahora bien: La prensa local ni se le ocurra tocarla antes que él.

O el `Gorronis Apandadoris´, que recorta con disimulo un artículo que le gusta, la viñeta con el chiste del día o esa foto de la calle de su infancia. Con arte de trilero, el `Apandadoris´ guardará el recorte en el bolsillo y, mutilado el periódico, no sentirá ni un ápice de mala conciencia: Saldrá tranquilo, como llevándose un preciadísimo tesoro.

Qué decir del `Gorronis´ acaparador. Muy frecuente. Coge sin arrobo el periódico local, el madrileño, el deportivo y aun se dirige al camarero para preguntarle si no le quedará, del día anterior, un ejemplar del `Chan de Brito Times´. Hecho, sobrepone uno sobre los otros y ya le pueden ir dando al resto de potenciales lectores. Ha llegado primero. Que esperen. Y cuando acabe, que se maten. Los periódicos del bar son suyos. Todos. Concluyamos este pequeño repaso biológico con una subespecie especialmente odiosa: El `Gorronis´ marrano, también conocido como `Gorronis Porcallov´. El `hijouta´, rostro de cemento, se lleva el periódico al excusado. Combinar placeres es lo suyo y hay que reconocerle un cierto prurito sibarítico. Precalienta y se deleita con la polifonía de su vientre; luego, abierta la exclusa de sus entrañas lee, simultáneamente, una intervención parlamentaria de Pablo Iglesias o la penúltima coz gramática de Otegui. Si el hostelero no ha tenido la precaución de reponer papel higiénico, el `Gorronis Porcallof´ -de ahí su denominación- le busca inmediatamente una segunda utilidad a la prensa (Al `Porcallof´, expeditivo, no hay que regatearle el reconocimiento de un extremado sentido práctico de la vida). Que el periódico se queda sin parte del suplemento dominical, pues que Manolo, el camarero, hubiera puesto papel higiénico.

Tengo un recuerdo imperecedero de mi infancia: Mi padre llegando a casa con su periódico cuidadosamente doblado bajo el brazo. Siempre. Lo compraba en el quiosco de Otero, Oliva `street´. Todos los días, domingos y festivos. O sea que, `Gorronis´ del mundo, id anotando: A ver si compráis el periódico ¡cojones!

Comentarios